Capítulo XV

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"Violeta como uno de los colores reflejados en el arcoíris"

Christopher observó con cuidado a Annelisse, lucía renuente a tomar el frasco y él podía comprenderla. Había un recuerdo de su humanidad que nunca lo abandonaría.  Una noche fría y la sangre surcando la pura nieve del invierno, en aquel instante, jamás podría haber imaginado tener que saciar su sed con aquel líquido escarlata.

Era un simple mortal y estaba cegado ante la magia y las criaturas que rondaban por el mundo... Hasta que fue convertido en una de ellas. 

Ella sacudió la cabeza y se alejó.

  — No lo haré — dijo en un hilo de voz y Danika se rió mientras apartaba su espeso cabello oscuro de su rostro.

  — Niña, nada malo ocurrirá — soltó la bruja entre risa y risa. Aquello solo pareció asustar más a Annelisse y como si fuera un momento oportuno, Celic apareció en silencio entre las ramas de un árbol cercano.

Una sonrisa estiró las comisuras de los labios de Christopher, si había alguien que pudiera dejar sin palabras a Danika, ese era Celic. Pero conociendo la reticencia del gato hacia ella, sobre todo por lo que le había hecho, Christopher prefirió no decir nada sobre el felino observándolos. 

En cambio, su ambarina mirada regresó a donde la joven observaba el césped a sus pies. Tomó una de las pequeñas y delicadas manos de Annelisse e hizo que sus dedos se aferraran al frasco.

  — Bebe — ordenó sin pensarlo realmente, era una costumbre que los demás acataran sus ordenes... Pero, Annelisse frunció el ceño.

  — No. 

Los ojos se Christopher se abrieron de par en par, pero más que molestarse, su actitud desafiante le atraía y creó una sonrisa en su rostro. Annelisse bajó la mirada al frasco con aquel líquido espeso, que por alguna razón, aún estaba cálido, lo cual solo le provocó más repulsión.

Sin permitirse creer en lo que había sucedido, caminó hacia el espacio donde, hace unos instantes, estaba el formidable castillo. Ella creyó que se encontraría con algo solido pero no visible a sus ojos humanos, en su lugar, solo continuó caminando hasta llegar al otro lado del prado sin sentir nada. 

Había desaparecido por completo, como si nunca hubiera estado ahí y por primera vez en su corta vida, Annelisse presenció el verdadero poder de la magia.

Contempló la posibilidad de beber aquella sustancia proveniente de Christopher, sin lugar a dudas, alteraría algo esencial en ella y dejaría atrás parte de su humanidad. A pesar de aún no estar preparada para eso, destapó el pequeño frasco de cristal y sin pensarlo, lo puso contra sus labios y dejó que el líquido resbalara por su garganta. 

¿Qué más podía hacer? No habían opciones para ella. Regresar con sus padres y hermanos no podía si quiera ser considerado y cómo podía seguir al lado de Christopher sin ver el lugar donde residiría. Había sido una decisión tomada precipitadamente pero no sin razón. 

Un sabor salino y oxidado quedó en su boca, quería deshacerse de esa horrible sensación pero lo olvidó rápidamente al ver que, ante su mirada conmocionada, el castillo aparecía lentamente, alzándose como si quisiera tocar el cielo.

Ella jadeó... regresó a paso lento junto a Christopher y la bruja que aún se desternillaba de la risa. Christopher vislumbró el semblante descompuesto de la joven y se preocupó, muchas veces al cuerpo humano le tomaba adaptarse a la sangre de un vampiro. Quizá no le había sentado bien pero era evidente que logró ver el castillo y que la magia de Danika había cumplido con lo prometido. 

Annelisse alzó la mirada y en uno de los árboles tras Christopher y Danika estaba posado Celic. Recordando un comentario que hicieron sobre él y Danika, decidió tomar venganza. 

  — ¡Celic, no me había percatado de tu presencia!   —   exclamó y notó los ojos de Celic vueltos dos rendijas verdes desprendiendo odio. Danika giró vertiginosamente y gritó al ver al felino, quien intentó escabullirse a toda velocidad entre la frondosidad de los árboles pero no lo logró, ya que, con un movimiento de su muñeca, Danika lo había traído ante ella. 

  — ¡Que mal comportamiento, Celic! —regañó ella y alzó al felino. Annelisse pensó que besaría el suave pelaje oscuro del gato, pero en su lugar Danika chasqueó los dedos y su pelaje negro se tornó rosa: —¡Ahora luces mejor! 

Un gruñido provino del animal y Annelisse solo fue capaz de cubrir su boca ante la carcajada que iba a soltar. Celic lucía molesto, claramente podía observar sus patas y ver la nueva tonalidad que poseía. En realidad, se veía bastante bien, pensó ella.

  — ¡No tienes derecho a tratarme como un muñeco de trapo! —soltó el felino enfurecido, luchando por zafarse de las manos de Danika. Lo cual solo logró enfurecer a la bruja, que con otro chasquido hizo que un libro grueso con revestimiento de cuero oscuro y desgastado apareciera flotando ante ella. 

El libro se abrió y las páginas se movieron rápidamente como si el viento lo hiciera por accidente, pero no era así, el gran poder que Danika estaba luchando por contener podía palparse en el aire. Dejó caer al gato y vociferó:—¡Te dejaré ser humano de nuevo pero luego te convertiré en un insignificante gusano, como debí hacer desde un principio! 

Christopher maldijo en un idioma ininteligible para Annelisse y la apartó a una distancia prudente de donde la catástrofe estaba apunto de suceder. Danika observó el libro ante ella y comenzó a murmurar, su voz baja y espeluznante al igual que la mirada llena de aborrecimiento hacia Celic.

El gato se retorció de dolor y por instante efímero, Annelisse sintió arrepentimiento. Ella lo había delatado ante Danika. Christopher cubrió los ojos de Annelisse, evitándole ver algo repugnante, la transformación dolorosa de un gato en hombre. La posición de sus huesos cambiaron con un crujido audible y el gemido de dolor que soltó era de esperarse. 

Un hombre de cabello oscuro y ojos verdes se hallaba parado junto a ellos, desnudo y sin pena alguna, enfrentó la rencorosa mirada de la bruja.

  — ¡No te bastó con dejarme padecer tu eternidad, también me convertiste en un animal, si ahora quieres convertirme en un gusano, no tengo problema con ello, ya no me queda nada! 

Annelisse intentó apartar la mano de Christopher de sus ojos para ver lo que había pasado con Celic pero no pudo hacerlo. Su curiosidad estaba a flor de piel e intentó luchar para liberarse pero Christopher la mantuvo firmemente entre sus brazos, su mano permaneció cubriéndole los ojos.

Nota de la Autora: ¡Muchísimas gracias desde mi corazón por leer! No tengo forma de agradecerles lo suficiente... Llegamos a 24k de leídos ¡Oh, por Dios! No puedo creerlo. Gracias a ustedes la historia avanza cada día más y eso me hace muy feliz. Gracias por los bellísimos comentarios y cada voto que dejan, me anima a continuar escribiendo.

¿Qué te pareció el capítulo? ¿Qué te pareció lo de Celic? 

Oscura Obsesión (Corazones Oscuros #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora