Capítulo 1: El café

96 0 0
                                    

Y aquí estoy yo, parada en frente de su puerta, a las 2:45am, con un gran abrigo marrón de piel, helandome en el frío invernal de febrero, pensando en que carajo voy a hacer, recordandome lo tonta y patética que soy. Debatiendome entre tocar su puerta y arreglarlo todo, llevarme de mi corazón, dejar una nota como una cobarde que soy o simplemente irme y dejar el desastre que hice, tal y como esta.

Pero para que entiendan y sepan de lo que estoy hablando tienen que saber mi historia.

~8 meses atrás ~

Mi nombre es Mary Ann Van Derhunt, tengo 26 años y actualmente trabajo en Blenheim abogados como la gerente en el área de familia, resido en Ámsterdam, Países Bajos, y esta es mi historia.

13 de junio del 2014

-Buenos días Celeste- Saludé a mi secretaria que se paró instantáneamente al verme llegar.

-Bueno días Ann. Hoy no tenemos mucho trabajo solo - Miro su libreta y empezó a leer lo escrito en ella -Tienes una cita programada para las 9:30 y una junta con el directivo a las 12:45.

-Está bien.

Celeste es mi asistente desde hace ya 3 años, nos conocimos en el café que habitualmente voy, para ese entonces trabajaba como cajera y odia su trabajo, le comente que necesitaba una asistente y me dijo que tenía experiencia en el área ya que era la asistente de su padre que tenia una pequeña fábrica de leche en su pueblo natal, la puse a prueba y decidí contratarla. Con sólo 23 años, un pelo largo y negro y una cara muy dulce consiguió ser la mejor de todas las asistentes que tuve, aunque sólo fueron 3; ella ha sido la mejor.

(***)

7:45pm hora de irme. Recogí mis cosas para dar inicio a mi ritual de siempre: cerrar la oficina, caminar a casa, hacerme cena y dormir. Pero hoy algo me dijo que debo cambiar algo, no se que paso pero me encontré a mi misma de camino a sechs sieben sechs, la cafetería que más recurro para leer un buen libro acompañado de un café.

Leía 'La tejedora de sombras' mientras bebía de mi café cuando sentí una mirada curiosa y penetrante en mi costado, levante la vista buscando quien me miraba y me tope con un muchacho extremadamente guapo de ojos claros mirándome. Volví la vista a mi libro cuando bajo la vista al notar que lo vi y a los pocos segundos la sentí nuevamente, la levante pero sus ojos ya no me miraban. Dios que ojos, no pude definir bien el color debido a la distancia pero deducí que deben de ser azul claros, mire detalladamente su perfil; mandíbula marcada, labios con forma de corazón en una línea recta, una perfecta nariz, cabello negro rapado a los lados y peinado hacia arriba dándole un toque moderno y sensual. Que guapo, me encontró mirándole y me sonrió, me sonroje y seguí con mi lectura. A los pocos minutos sentí una presencia y levante la vista esperanzada de que fuera el, pero me tope con el camarero retirando mi taza y artefactos usados, un poco decepcionada continúe mi lectura.

20 minutos después y no me puedo concentrar, su mirada sigue sobre mi y la mía sobre la suya. Lo vi levantarse y cambiarse a unas dos mesas frente al sofá al que me siento y leer su libro con tranquilidad. No me miró, no nada, seguí con mi lectura disgustada y me dispuse a ir. Recogí y fui a caja a pagar para largarme de el café, cuando abro la puerta y le derramó el café en la ropa algún muchacho alto y fuerte, me maldecí mil veces por tonta y patosa.

Levante la vista para disculparme y me tope con esos bellos ojos claros que me miraban penetrantes, mire sus ojos vi que no eran azul claro, eran como grises. Vi su cara de disgusto en el café derramado y empecé a disculparme antes de que me tome por grosera.

-Lo siento tanto, no te vi, soy muy torpe a veces- le mire con vergüenza y cuando me miro a la cara note sus facciones ablandarse y cambiar su semblante a uno más relajado.

-No pasa nada, es sólo café, puedo comprar otro- Su voz, ronca y profunda me causaron que los vellos del cuello se me erizaran.

-No insisto, yo te compro otro, te lo debo.

-No, no, fue un accidente. Igual fue mi culpa yo me puse tras de ti, debí poner más distancia entre nosotros.

Lo mire un poco confundida y me aleje de la puerta.

¡Que diablos! le voy a coquetear y pasar un buen rato.

-Tengo una idea, ¿Por qué mejor no nos sentamos, compramos el café que derrame y charlamos un poco sobre esa distancia? -Le sonreí coqueta y me miro con una gran sonrisa a lo que asintió.

-Me parece perfecto. -Le sonrió y posó su mano en mi espalda baja para indicarme avanzar.

Me sorprendí un poco ante su gesto ya que no me espere eso para nada.

Tal parece que es estos de un momento y ya.

Nos sentamos en una pequeña mesa cuadrada y ordenamos dos cafés. Charlamos un buen rato hasta que el restaurante decidió cerrar. Nos despedimos en la puerta con la promesa de volver a quedar y me dirigí a casa pensando en lo bien que l pase con... ¿¡Qué diablos no me acuerdo su nombre!?

Maldije mi estúpido cerebro y mis horribles ganas de coquetear por dejar semejante información valiosa. Llegue a casa y me di una ducha larga para ir a dormir.

19 de junio del 2014

Abrace a Keith en la entrada y cerré tras ella entrar. Fuimos a mí habitación a encerrarnos como siempre hacemos desde que tenemos 12 años.

Keith es mi mejor amiga, nos conocimos un día en la escuela hace ya más 13 años. Crecimos siendo inseparables juntas hasta que cumplí 16 años y tuve que volver a Alemania con mis padres por 3 años, volví a mi país natal a tomar unas vacaciones y aclarar dudas antes de volver para la universidad. Aplique para una universidad aquí en Ámsterdam y ella no le costó mucho venir conmigo. Desde entonces hemos estado viviendo aquí juntas.

Su delgada figura y metro 76 se tiró a mi cama como una niña pequeña con una sonrisa enorme en la cara.

-Adivina -Me sonrió contenta, siempre con su espíritu un tanto infantil.

-¿Qué? -La mire cansada y me recosté junto a ella.

-Se supone que debes adivinar- la mira mal y suspiro irritada. -Aburrida. -Se sentó y me miro con una sonrisa. -Me voy el fin de semana con Ian ¡A París!- Chilló como una chiquilla y me tape los oídos.

-Que romántico- Le sonreí contenta.

-Ya lo sé. Nos iremos mañana por la mañana y estaré con el ahí hasta el lunes en la tarde. Por cierto te dejaremos nuestro carro, por lo tanto tienes que ir a por nosotros al aeropuerto. -Me apunto con el dedo y rodé los ojos con fatiga.

-¿Por qué yo? Ni siquiera me presté para eso. -La mire cansada.

-Ya o eres tu o nadie. -Se encogió de hombros y acostó a mi lado.

Charlamos el resto de la tarde hasta que se tuvo que ir.

Me di un baño y cené. Aún es temprano pero me fui a acostar. Desperté con calor y fatigada y trate de volver a dormir tras tomar un buen vaso con agua y prender el aire acondicionado. Rodé en la cama sin poder reconciliar el sueño.

Me levante, cogí un abrigo y me cambie los pantalones para ir a dar un paseo. Tome las llaves y mi celular y salí.

Camine por las casi desiertas calles de Pijp a las 12:30 de la noche son poder dormir, mire algunas personas fuera, paseando a su perro, fumando un cigarro, y otras saliendo de fiesta. Suspire y doble en la cuadra, caminé por la solitaria calle y sentí como alguien me tomaba del brazo y se me heló hasta la última fibra de mi ser.


El Arte De QuererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora