Introducción

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Mi nombre es Ariadna, tengo 23 años, he vivido en este pequeño pueblo olvidado por el tiempo y las civilizaciones toda mi vida, aquí el tiempo no corre como el resto del mundo, estamos ailados de ello, aislados de todo, pero debemos conformarnos con vivir así, somos una civilización rural, organizada como un gran feudo donde todos cumplimos nuestras obligaciones y vivimos una vida en relativa paz...

Algunos hombres y mujeres se dedican de lleno a los cultivos y a criar a sus hijas decentemente, los cultivos se extienden por todo el horizonte, es una de mis cosas preferidas, el aroma a especias y hierbas frescas le da vida a este lugar. Otros, en cambio nacemos "diferentes", es decir, cuando nacemos somos seleccionados por el consejo de sabios del pueblo al servicio de nuestro gobernante, porque somos mas "fuertes" "mas hábiles" y somos criados para ser guerreros y defender dentro de nuestra jurisdicción, los límites del pueblo... yo soy una de ellos, desde pequeña me han entrenado y criado para servir, no soy delicada ni femenina pero, he aprendido manejo de diversas armas y estrategias de defensa personal, usualmente me encargo de tipos borrachos y ladronzuelos, ya que no se nos permite salir del perímetro del pueblo... lo demás es su territorio... los humanos no podemos ir a el, lo tenemos prohibido, penado por la muerte o castigos aun más sádicos y crueles, ellos son los dueños de este pueblo y de todos nosotros, es nuestra horrible realidad, con la que convivimos todos los días.

¿Creyeron que este pueblo era nuestro?, se equivocaron, si bien tenemos nuestro gobernante, es solo una marioneta de ellos... los lobos, los hombres del bosque... las bestias de la luna llena... hace siglos ambos pueblos vivíamos en tranquilidad y armonía, sin interactuar, ellos comerciaban con nosotros, y a pesar de que somos la aldea más pobre entre ambas, no eramos sus esclavos... aceptábamos nuestras diferencias...

Pero, según cuentan los ancianos, hace 100 años una catástrofe azotó su aldea, se dice que fue una antigua hechizera, un castigo de los dioses, nadie lo sabe realmente, pero en ningún hogar volvió a nacer una hembra de su especie, las pocas que quedaron, envejecieron con el tiempo o murieron muy jóvenes, los gobernantes de su aldea... los que llaman "alfas" decidieron entonces, que debían conseguir mujeres para poder procurar su descendencia... y lamentablemente, nuestra pequeña y pobre aldea ni tenía ni el poder económico ni la fortaleza para hacerles frente, son enormes, poderosos, inhumanos, pueden mutar hasta transformarse en gigantescos lobos, que nada tienen que ver con los que he visto rondando el bosque desde niña, son gigantescos y tienen los ojos de color amarillento brillante.

Nuestros guerreros no fueron rivales para ellos, nos esclavizaron, nos tomaron, y nos humillaron hasta ponernos de rodillas, sin embargo fueron "misericordiosos" nos ofrecieron protección a cambio de que les permitiéramos entrar y salir libremente de nuestro pueblo y de que sus jóvenes vinieran aquí a hallar a sus "mates" que es como estas bestias llaman a la mujer destinada a ellos... dicen que es una cuestión muy intima y que al igual que un instinto, los guía a su mujer, que será distinta a todas e ideal para ellos, que se vuelven adictos a ella y a la necesidad de reclamarla y hacerla suya, delante de todos los demás... es algo que nosotros los humanos jamás podremos entender, porque carecemos de ese instinto, toda mi vida he tenido que morder mi lengua, y sufrir en silencio viendo como llegan aquí y se las llevan, como las toman en brazos cargados de lujuria y las marcan con sus dientes, alejándolas de sus familias, quienes lloran y sufren pensando el destino de esas jóvenes, en manos de esos hombres letales brutos y enormes, sin delicadeza y llenos de aura animal...

Ese fue el lamentable destino de mi mejor amiga, eramos inseparables... y cuando jóvenes nos juramos que jamás seriamos la mujer de uno de esos monstruos, que preferíamos morir, yo me hice guardiana y ella comenzó a trabajar en la tienda de alimentos de su padre, cada tanto iba a verla y hablar con ella, hasta que un día... un grupo de lobos entro al pueblo, venían en manada, como le llaman ellos, era un grupo de 6, los observe desde mi posición, parecían ser de elite, como indicaban los tatuajes en sus hombros y pecho, uno de ellos se identificó como el "beta" de la manada, y le explico a mi superior que había visto a su mate en las plantaciones y venía a reclamarla... me lamente por el destino de esa mujer... no es que no fueran atractivos, lo eran demasiado, usualmente vestían ropa holgada y elegante, de cazador, que dejaba ver la dimensión de sus músculos, usaban cabello corto y siempre iban afeitados, este hombre era rubio y el ancho de sus hombros, al igual que el de los demás, era intimidante, sus ojos azules se clavaron en mi mientras hablaba, en ese momento no sospeche porque sonrio ni porque esa media sonrisa que claramente parecía, amor pero que yo creía imposible que lo fuera, no fue dedicada a mi como temí

"llévame con ella, tienes su perfume impregnado en ti" mi corazón se detuvo, había estado con mi mejor amiga en la tarde, con ninguna otra mujer... sabia que se refería a ella, negué repetidamente

"no se de quien hablas" el entrecerró los ojos y una mueca de enorme rencor manchó sus perfectas facciones. Recapacité mis palabras, me dio pánico imaginar a mi amiga en los brazos de ese hombre tan enorme y de apariencia tan letal. Mi superior aterrado se puso entre el y yo y balbuceo nervioso una autorización para recorrer el pueblo a su antojo para buscarla, el sonrió con satisfacción y tras hacerle una seña a sus hombres cambiaron de forma delante de mis ojos, corriendo en dirección a la aldea...

No se cómo me zafé del agarre de mi superior, y corrí con mi arco de flechas tras ellos, ignorando sus gritos, debía avisarle, debía sacarla del pueblo, ella ya amaba a alguien, no podía ser tomada de esta forma, era injusto.

Llegue demasiado tarde, vi como el se la echaba al hombro y sonreía con victoria, aclamado por los suyos, mi amiga pataleaba y lloraba golpeándolo, pero esto parecía no importarle, su bella melena pelirroja se sacudía violentamente con ella, su madre lloraba y su padre tenía la cabeza baja, yo solo podía observar desde detrás de unos árboles, ya que, el que un guardián intercediera podría costarnos la paz con esa aldea.

"vas a llegar a amarme" le decía con dulzura mientras ella sollozaba "estamos destinados"...

Nunca olvidare esas palabras... eso paso hace 6 meses y fue la última vez que la vi... gracias a esto me jure que jamás, jamás permitiría que ningún perro asqueroso de ellos me hiciera suya, ni me marcara...al igual que mi madre, me casaría con un humano, al igual que mi abuela y mis tias... viviría una vida normal y jamás tendría los cachorros de esos animales...



Desgraciadamente tuya..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora