Capítulo 13

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Su sesión de gimnasia fue relajada y corta. Kai parecía más interesado en mirarlo que en levantar pesas o caminar en la cinta mecánica. Estaba relajado, la satisfacción le confería un resplandor dorado. En lugar de intentar frenarlo, Sehun lo regañó por esforzarse tan poco.

Si no iba a entrenar, podía al menos pasear. Fuera habían bajado las temperaturas, de modo que salieron a dar un paseo por el jardín. El mayor solo se apoyaba en su cintura. Él notó que cojeaba menos. Ni siquiera arrastraba la pierna izquierda tanto como antes.

- He estado pensando.- dijo el moreno mientras volvían a la casa. – No tiene sentido esperar hasta principios de año para volver al trabajo. Voy a volver el lunes, así me iré acostumbrando a la oficina.

Sehun se paró y lo miró fijamente, muy pálido. Él vio su expresión y lo malinterpretó. Se echó a reír y lo abrazó.

- No voy a hacerme daño.- le aseguró. – Sólo trabajaré por las mañanas. Medio día, lo prometo. Luego volveré a ponerme en tus manos. Así podrás machacarme hasta que me caiga, si quieres.

El rubio se mordió el labio.

- Si puedes volver al trabajo, no hace falta que me quede. – dijo con calma.

Kai frunció el ceño y lo apretó.

- Claro que hace falta. No pienses siquiera en dejarme, cariño, porque no voy a permitirlo. Formas parte de mí. Te quedas aquí.

- Tengo que trabajar para ganarme la vida..

- Trabaja si quieres, desde luego, pero no es necesario. Yo puedo mantenerte.

Sehun retrocedió bruscamente, y el rubor tiño su cara. En el fondo sabía que el mayor lo olvidaría pronto, todavía estaba enfrascado en su relación terapeuta-paciente, aislada e intensa, y a eso se había sumado la complicación de su lío sexual. No podía quedarse. Tendría que marcharse inmediatamente, alejarse de él mientras todavía estaba a tiempo.

- No tiene sentido prolongar esto.- dijo apartándose de él. – Me iré hoy mismo.

Sabía que soltándose de Kai, él no podría alcanzarlo. Lo hizo y se fue directamente a su habitación, comenzó a sacar su ropa.

- No vas a marcharte Sehun. – dijo Jongin suavemente desde la puerta. – Vuelve a guardarlo todo y cálmate.

- Tengo que irme. No hay razón para que me quede.

- ¿Yo no soy una razón para quedarte? Me quieres. .- se acercó al menor por detrás y le enlazó la cintura. - Lo sé desde hace tiempo. Se te nota en los ojos cuando me miras, en cómo me tocas, en la voz, en todo lo que haces. Haces que me sienta como si fuera un gigante, cariño.

- ¡Pero tú no me quieres!.- gritó el rubio, enloquecido al escuchar al moreno. Comenzó a forcejear para soltarse de sus brazos, pero Kai lo apretó más fuerte, sujetándolo sin hacerle daño. Al cabo de un momento de esfuerzo inútil, el menor dejó caer la cabeza sobre su hombro. – sólo crees que me quieres.- dijo con la voz cargada por las lágrimas alojadas en su garganta. – He pasado por esto antes. Un paciente llega a depender tanto de mí, se obsesiona tanto, que confunde su necesidad con amor. No durará Jongin, créeme. No me quieres de verdad. Cuando vuelvas al trabajo verás a otras mujeres y volverás a verlo todo en perspectiva.

- Ha habido otras mujeres a las que he deseado, otras que me han interesado, pero te aseguro que soy lo bastante inteligente como para distinguir entre lo que siento por ti y lo que sentía por ellas. Quiero estar contigo, hablar contigo, pelearme contigo, verte reír, hacerte el amor. Si eso no es amor, cariño, nadie podrá distinguir la diferencia.

Mi fisioterapeuta favorito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora