Capítulo 5: La Aparición

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Me encontraba en la puerta principal de mi hogar, a punto de activar el mecanismo que abría la puerta, un involuntario y horrible escalofrío me recorrió todo el cuerpo, tuve un muy mal presentimiento. Cuando abrí la puerta, me encontré con la más amargas de las sorpresas.

Mi padre yacía inconsciente boca abajo en el suelo de la sala.

Mi alrededor se tornó muy hostil, mi mente comenzó a volar tal y como lo haría un águila desde la punta de un gran árbol, al ver esa horripilante escena, esa imagen de mi padre tendido en el suelo como si fuera un desperdicio. Hacía ya varios meses que no consumía, su organismo estaba limpio, pero al parecer, algo había hecho que quedara así; ¿El síndrome de la abstinencia tal vez?, había un sinfín de opciones en mi cabeza, causas o motivos que pasaron por mis pensamientos en fracciones de segundo.

Entré en reacción inmediata, corrí hacia él aun sin saber siquiera si tenía signos vitales, cuando lo toqué, él se movió lentamente, un gigante mar de alivio me atropelló con una ola de satisfacción, él abrió los ojos e intentó mirarme a los míos, sus pupilas no estaban dilatadas. Tomé su cabeza y la sostuve desde su nuca, le dije:

--- Papá, ¿qué te sucedió?

--- Creo que me desmayé. --- Respondió débilmente.

--- Eso es muy obvio, me diste un susto de muerte.

--- Estaba frente al espejo y sentí algo de verdad extraño, fue como un escalofrío, no tuve control de mi cuerpo. Exclamó con seriedad.

Mi mirada se espantó al escuchar eso, al apartar mi vista de papá, algo en el suelo llamó mi atención, su celular estaba totalmente destrozado, como si lo hubieran aplastado con un objeto pesado, me pareció extraño ya que una simple caída no causaría ese daño, él notó que yo estaba mirándolo así que me dijo:

--- No te preocupes, ya compraré otro.

Lo ayudé a ponerse en pié y lo llevé hasta el sofá de la sala, él se acostó. Comencé a recoger los pedazos de celular que se encontraban en el suelo, todavía no dejaba de pensar en que cosa había causado tanto alboroto, Tuomas dijo que existían muchas cosas que yo desconocía.

Papá llevó su rostro hacia mí y me dijo:

--- Axel, ve a dormir tranquilo, ya me siento mejor, mañana me cuentas lo que pasó en la cena de hoy.

--- Muy bien, Buenas noches. --- Le respondí un poco preocupado.

Giré hacia donde se encontraba el espejo, y no parecía haber nada fuera de lo común, era un simple espejo.

Subí las escaleras para dirigirme a mi habitación, a medida que avanzaba cada escalón la temperatura se sentía más fría, subí más lentamente; en el frente del pasillo en donde estaba mi habitación había una imagen de mi madre, enmarcada en pino, envuelta por un cristal, se alcanzaba a ver un ligero reflejo al pasar por ahí, ya era costumbre para mi mirar hacia el cuadro cada vez que pasaba, cuando centré mi vista en mi reflejo, mis vellos se erizaron, un miedo electrizante se apoderó de mi, en el reflejo había alguien tras de mí.

La temperatura del pasillo comenzó a descender, mis manos se entumecieron, no podía moverme, el miedo me tenía totalmente paralizado, solo podía ver a mí alrededor. Podía observar como mi aliento salía de mi boca, de un momento a otro, todo volvió a la normalidad, giré hacia atrás y la figura no estaba, no había nadie tras de mí, la temperatura se normalizó.

Corrí hacia mi habitación y puse el seguro de mi puerta, me senté en el suelo; noté que la puerta de mi baño estaba abierta, la luz totalmente apagada y una aguda niebla salía hacia afuera. Me acerqué lentamente para investigar, no quería llevarme más sorpresas, cerré mis ojos y me desplacé hacia el interior del baño, puse mi mano en el interruptor y encendí la luz; para mi sorpresa el cuarto estaba totalmente empañado en niebla, me volteé para salir de ahí y la puerta que estaba abierta, se azotó violentamente frente a mí, cerrándose.

El Cuervo, El Búho y la TórtolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora