Cuarta fotografía

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Después de confirmarme que no estaba enfermo, Lucas siempre estaba diciéndome que debía llamarlo más, aunque fuese con la excusa de que estábamos haciendo un trabajo.

– Déjame.

Desde hace un mes, él no se separaba de mí. Desde hace un mes, era muy feliz. Todo desde hace un mes, desde ese día que empezó muy mal y acabó bien.

– No. ¿Qué tal las notas?

Miró sobre mi hombro el sobre pero se quedó extrañado al ver mi sobre cerrado. Le di el sobre y me senté en un banco que había en la universidad. Observé que, mientras leía cada nota que había en ese papel, iba poniendo una cara cada vez más inexpresiva en su rostro y eso casi me hace tener un infarto.

– No. No puede ser. – Definitivamente, al oír eso mi alma se cayó al ras del suelo, incluso más abajo si se podía, le miré angustiosa y él me dijo las notas. – Excepto un nueve en lengua castellana, todo lo demás con un diez.

Suspiré aliviada y leí mis notas cuando me entregó la hoja, solo para asegurarme, y efectivamente, las notas que me había dicho, estaban correctas.

– No, no puede ser. Yo tengo dos nueves y todo lo demás con diez. Siempre me ganas.

– Tus notas están bien. – Al consolarle, él dejó atrás su cara de frustración para sustituirla por una con una radiante sonrisa, y eso me hizo muy feliz.

– ¿Quieres celebrarlo? Estas notas no se consiguen tan fácilmente.

Iba responderle cuando una chica se acercó a él con una sonrisa muy sincera y ruborizada, él me señaló que iba a hablar con ella a solas y se fueron un poco más alejados. Desde el banco pude ver que ella hablaba mientras miraba su bolsa y Lucas estaba un poco encorvado a ella para poder estar un poco a su altura. Lo que me puso inconscientemente nerviosa, fue cuando ella abrió la bolsa y le dió una caja de bombones.
Giré la cabeza, no quería saber que iba a pasar después de eso, pero sabía que aunque no quisiera, estaba celosa.

– Oye, ¿estás bien? Podemos posponer la cita a otro día, tenemos todo el verano para vernos.

Negué en silencio y me giré para verle, abrí mucho los ojos al encontrármelo encorvado a mí, con su rostro tan pegado al mío. Cuando se separó un poco y se sentó a mi lado en el banco, miré rápidamente a la chica de antes. Ella estaba con otra amiga hablando animadamente y se me revolvió el estómago.

– ¡Hey! ¿Pero de verdad te encuentras bien? Sí estás bien en este estado, no quiero verte cuando estés muy enferma. Venga, yo te llevo a casa. O si lo prefieres, vamos andando y te refrescas, aunque con este calor de junio, es algo imposible. ¿Cómo es posible que me esté asando de...?

– ¿Qué quería? – Le miré desafiante a sus preciosos ojos marrones y él se quedó con cara de tonto.

– ¿Eh? ¿Quién? – Señalé con la cabeza a la chica de antes que ahora nos miraba con cara de odio. – Oh, ¿ella? Pues nada que quería... Espera, ¿estás celosa?

Dejé de poner cara desafiante a pasar a una cara roja y con los ojos como platos. Empecé a negar con la cabeza y él empezó a reírse mientras decía que era increíble que estuviese molesta por eso.

– Pues nada, ella quería salir en el verano conmigo, pero le he dicho que mantenía una relación y que no quería cagarla. Pero sí he aceptado los bombones.

Me sonrió de una forma pícara y volví a sonrojarme, Lucas sabía como ponerme tan vulnerable y eso que éramos compañeros de sólo un par de años.

––– Shikha Utrilla García –—–

Un Sueño No Deseado {Finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora