Sexta fotografía

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Mis piernas estaban temblando, mi cuerpo estaba temblando, ¡yo estaba temblando! De nervios...

- Buenas noches, damisela.

Desde arriba de las escaleras vi a Lucas que me miraba fijamente, al igual que mi padre que vigilaba que él no hiciera nada raro en su presencia.
Bajé las escaleras y me ajusté la chaqueta, me miré en el espejo y sonreí, después de unos segundos me sorprendió el flash de la cámara de Lucas haciendo una foto mientras sonreía y me atrajo a él para hacernos un selfie.

- Cuídala. - Mi padre, molesto por haber hecho fotos, le paró y él simplemente le devolvió una radiante y luminosa sonrisa.

Fuimos por las calles viendo como la gente iba riéndose o llevaba globos de la feria a la que íbamos a ir. Eran ya finales de julio y esa feria artesanal siempre se hacia en el momento de más movimiento turístico.
Lucas me cogió de la mano y me fue condujendo entre tanta gente. Como era bastante alto, las personas le abrían paso, aunque también verle a él, era como intentar desafiar a un chico cuya mirada era muy intensa.

- ¡Algodón!

Me choqué contra su espalda cuando de repente frenó, se giró a mí interrogativamente y le señalé que me encantaba el algodón de azúcar. Alzó la vista en busca de ese tenderete y al verlo me volvió a arrastrar para conducirme a ese local.
Mientras él pedía el algodón, yo fui a ver como unos niños intentaban pescar unos patos de goma del agua y al verme me pidieron que le ayudara.

- Vamos, damisela.

Me despedí de los niños y él pasó su brazo sobre mi hombro y miró sobre este, yo me giré para ver que le había llamado la atención y vi a varios chicos de nuestra edad murmurando algo mientras nos miraban, al notar eso me puse roja y Lucas me acercó más a él.

- Vamos a descansar.

Esas tres palabras al cabo de unas tres horas más tarde desde que habíamos salido de mi casa, me parecieron palabras casi efímeras.
Me senté en un banco y él se apoyó en mi hombro, aunque era gracioso ver a alguien más alto, medio tumbado en un banco para apoyarse sobre alguien.

- ¿Quieres beber algo?

Le asentí y consiguió dos latas de cerveza, la miré detenidamente y pensé que sólo había bebido una vez y que debía cuidar. El chasquido de la lata de él me hizo despertar de mi ensoñación de si beber o no, y la abrí.

- ¿Te ha gustado la quedada de hoy?

Ya era de madrugada y la gente estaba recogiendo todo y nosotros seguíamos en el banco mirando las estrellas. Ya llevábamos rato estando de nuevo sobrios, y ese silencio y esa complicidad, creaban un buen ambiente entre los dos. Le contesté afirmativamente y él me sonrió, sacó el móvil e hizo otra foto más. Salía oscura pero se podía ver como nosotros estábamos felices en esa foto.

- Ven. Conozco un sitio.

Empezamos a caminar hacia la salida del recinto ferial y fuimos por las calles, donde aún había bastante gente joven y mayor. Cada rato, él se giraba y me sonreía y yo me sonrojaba por ello.

Fuimos avanzando y de repente, íbamos al lugar en donde ocurrió todo.

Ese parque, ese banco, esa noche y esos labios... De inmediato como acto reflejo me humedecí los labios y me mordí el labio inferior disimuladamente, ya que era una pequeña manía que tenía.

Lucas paró un poco antes de llegar y me miró, yo estaba roja como un tomate y me di cuenta de que mis piernas estaban temblando, mi cuerpo estaba temblando, ¡yo estaba temblando! De nervios...

--- Shikha Utrilla García ---

Un Sueño No Deseado {Finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora