Quinta fotografía

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Ya llevaba dos semanas de vacaciones y por mis notas, estaba todo el día tirada en una tumbona de una piscina pública. Eran unos días de relajación, sin distracciones y molestias. Sólo yo. Y...

– ¡Bomba!

Me tapé la cara con una revista y las gotas de la piscina no llegaron a tocarme. Alcé la vista de la revista y me encontré a Lucas mirándome con una sonrisa que no me gustaba nada.

– ¡No!

Mi chillido se vió ahogado cuando me tiró al agua y empecé a hacer pucheros. Él se lanzó y me agarró para acercarme a la orilla.

– No te ahogues. – Me sonrió burlón y le empujé amistosamente hacia atrás.

Me levanté y él se quedó dentro del agua, la verdad es que me habría hecho muy feliz si hubiese salido conmigo, pero de él no podía esperar mucho.
Me senté en el césped y cogí la revista, pero le prestaba más caso a él por lo que debía leer el mismo artículo varias veces para entender que ponía.
Cuando salió del agua, esta le chorreaba y se deslizaba por su cuerpo. Aproveché y le miré, con la camisa ajustada siempre me lo había imaginado muy delgado y sin músculos tonificados, pero cuando vi que realmente tenía un cuerpo algo trabajado, me di cuenta que había estado muy equivocada.
Al igual que yo, varias chicas que estaban próximas, se quedaron embobadas observándole y vi que una de ellas, era la misma chica que le había dicho de quedar y que le había entregado una caja de bombones. Ella se levantó y fue a él.

– Anda, ¡hola! Que coincidencia verte por aquí. – Él la miró con cara inexpresiva y de inmediato le sonrió, le sonrió con la misma sonrisa que siempre me dedicaba a mí.

– Sí que es coincidencia, sí. – Lucas se llevó la mano al pelo y se frotó, esa acción la vi como en las películas, con el efecto  de la cámara lenta.

– He venido con unas amigas, ¿por qué no te nos unes? – Ella puso cara de corderito degollado y señaló a sus amigas, instintivamente, me giré a ver a sus amigas, y ahí estaban ellas, en corro y saludando con la mano.

– Estoy con alguien, ahora.

Ella borró la sonrisa de su rostro y miró el lugar que él le señalaba, y puso una cara de asco cuando me vió, pero como debía saludarme, hizo una sonrisa forzada y meneó su mano, yo le devolví con una falsa energía, el saludo. Se volvió hacia él y siguieron hablando sin pausar, aunque de vez en cuando, él me miraba para sonreírme. A la chica después de un rato se le veía apurada, ya que desde mi posición podía ver como Lucas solo le respondía con monosílabos.

– Que pesada se está volviendo. – Después de cerrar su conversación, se sentó a mi lado y me acarició la espalda.

– Se nota que te quiere. – Él apoyó su cabeza en mi hombro y se quedó así, pensativo.

– Ella es como yo contigo, queremos demostrar nuestro amor e intentar que sea correspondido. En eso la entiendo, pero ella ya sabe que me gustas tú, no sé que quiere hacer ahora. – Hundió su cabeza en mi tripa y me tumbé en el suelo, él se volvió a acomodar sobre mí.

Le intenté mirar, pero al estar tumbada no podía y sólo veía su melena, empecé a masajearle y él empezó a ronronear.

– Ya no pareces un perro, ahora pareces un gato.

Él no respondió, por lo que supuse que debía estar dormido, paré de masajearle y relajé mi cuerpo y mi mente, hasta que unos instantes más tarde él bufó y pidió que siguiera con el masaje, yo no hice otra cosa que sonreír.

––– Shikha Utrilla García –––

Un Sueño No Deseado {Finalizada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora