Un Sueño No Deseado {Finalizada}

Séptima fotografía

Estábamos los dos en el banco y yo le estaba contando toda la historia o todo el sueño. Él estaba súper concentrado en mi testimonio y de vez en cuando me paraba, preguntaba y asentía en silencio.

- Este banco es donde, yo, te besé. - Aparté la mirada de él y me sonrojé, él me cogió de la barbilla y me hizo mirarle. - ¿Por qué no cumplimos ese sueño?

No pude replicar porque sus labios se posaron sobre los míos, esos finos labios que me habían besado ya, ahora lo hacían de verdad y estaban pidiendo permiso a mis labios para poder seguir.
Separé un poco los labios y de inmediato nuestras bocas estaban haciendo una batalla naval, pasé uno de mis brazos por sus hombros y mi otra mano la dejé apoyada en su abdomen.

No sé en que momento, yo acabé en su cuarto, pero eso me dió exactamente igual. Él iba despacio y me miraba para poder saber si quería seguir o debía frenar, pero yo no escuchaba a mi razón y decidí continuar.

Cuando un rayo de sol al día siguiente me dió en la cara, recordé con un poco de dificultad, sus besos sobre mi piel, sus manos acariciándome, sus ojos deseándome y a la vez, mi cuerpo entregándolo. De inmediato recordé mi sueño desencadenante de todo y sonreí tontamente a la vez que recitaba en voz alta una frase que me sonaba mucho.

- "La vida sólo se rige por las normas que tu te impongas; si quieres ser libre, sé; si quieres amar, ama; pero nunca te impongas un sueño de una sola noche, sólo son sueños caprichosos y muchas veces sin sentido en la vida." - Recité esa frase mientras olía el aroma que desprendía la almohada, y descifré el olor del perfume que siempre se ponía. Me giré para verle, pero estaba dormido así que yo cerré los ojos mientras recitaba una parte de esa famosa frase. - "... Sólo son sueños caprichosos y muchas veces sin sentido en la vida."

Me acerqué a él y pasé mi brazo por su cintura y me quedé pegada a su espalda, regulé mi respiración para ir al compás de la suya y en ese momento le oí decir algo que parecía un susurro mezclado con silencio.

- "No dejes que envejezca un solo sueño cosido a alguna almohada."

No sé si estaba sorprendida porque él me había escuchado a mí o porque el me había respondido con esa frase, pero cuando se giró a mí, mis ojos se nublaron y empecé a llorar de felicidad.

--- Shikha Utrilla García ---