Una vez en la entrada, tome el pomo de la puerta y lo gire con furia.
El muy maldito se iba a atrever a golpearme, aún no podía creérmelo, pero esto no iba a acabar así, mamá tenia que saber de dónde sacaba todo el dinero que traía.Al abrir la puerta lo primero que vi fue el rostro furioso de mi madre, la cual me tomo del brazo rápidamente y me jaló para cerrar la puerta detrás de mi.
— ¡¿Acaso eres estupida?! — grito empujándome contra la puerta aún sosteniéndome del brazo.
— ¡¿Qué paso haya afuera?! ¡¿Sabes lo serio que es esto?! — seguía gritándo, yo solo la miraba sorprendía. No podía creer que lo estaba defendiendo.
— ¡Mamá basta! — le grite de vuelta — ¡¿Sabes qué es lo que hace Derek?! Eso es muy peligroso ¡No puedo creer que lo estés protegiendo! — me solté de su agarre — ¡Peor aún! ¡Defendiéndolo! — Demande, ella me miró por un momento antes de hablar y luego miro a su alrededor asegurándose de que los niños no estuvieran cerca.
Se acercó a mí y volvió a hablar.
— Esta es la única maldita manera de traer comida a esta casa — hablo entre dientes bajando el volumen de su voz — así que al menos deberías de ser más agradecida y dejar de meter tu nariz en esto.
Yo la miraba aún sin creerlo.
¿De verdad estaba diciendo eso?
Claro que agradecía el teléfono nuevo y el hecho de que ahora pudiera bañarme todos los días pero definitivamente renunciaría a todas esas cosas con tal de estar segura y de no tener ningún tipo de problemas con lo que sea que esos tipos fueran.
Me quede callada mirándola a los ojos decepcionadamente.
Ella no pareció notarlo.
Continuó.
— Eso que hiciste allá fuera — señalo hacia la ventana — lo que sea que hayas echo, pudo ser muy peligroso — negó con la cabeza.
— ¡Maldita sea Leah! — otra vez volvía a los gritos. — ¡Tú solo preocúpate por estudiar y hacer lo que siempre haces! ¡De donde salga el dinero y las cosas que compremos es problema de Derek y mio! ¿De acuerdo? No digas ni una palabra de esto a los niños y mantente fuera — señaló hacia las escaleras — ahora vete a tu habitación que yo trataré de calmar a Derek cuando entre — acuno su cabeza con ambas manos y camino hacia el sofá negando con la cabeza.
La mire una última vez antes de subir casi corriendo las escaleras.
Por suerte no había notado mi aliento a alcohol si no hubiera sido aún peor.
Pero no podría creerlo.
Ella ya lo sabia, siempre lo supo. ¿Porque no lo había dejado entonces? ¿Tan necesitados estábamos como para que aceptara ese tipo de negocios?
Abrí la puerta de mi habitación y corrí hacia la ventana. Abrí solo un poco la cortina para que no me pudieran ver, aunque yo a ellos los veía claramente.
Derek hablaba calmadamente moviendo sus brazos de un lado a otro, mientras que el tipo solo asentía y lo escuchaba.
Estuvieron haciendo eso por unos momentos hasta que se acercaron más para darse un apretón de manos. Después de esto sonrisas avanzó hacia la parte trasera del auto y abrió la cajuela.
Mis ojos se abrieron en forma de sorpresa y me moví hacia el otro lado para tener un mejor ángulo y poder ver lo que estaba a punto de darle.
Y aunque ya me imaginaba lo que era quería verlo con mis propios ojos.
Sonrisas saco lo que parecía ser un maletín negro y se lo entregó a Derek.
Que objeto tan sofisticado para guardar droga.
Estaba tan perdida mirando el maletín que no me di cuenta que ya había abierto demasiado la ventana y que tenía las miradas de Derek y el tipo sobre mi.
Sentí el color subir por mi mejillas y cerré la cortina de un tirón.
Maldicion, ¿porque siempre tengo que ser tan distraída?Me separe rápidamente de la ventana y corrí a cerrar la puerta con seguro.
Seguramente Derek estaría furioso y vendría a enfrentarse conmigo en cualquier momento.No me sentía demasiado bien como para enfrentarlo, el valor se había ido y en lugar de este ahora tenía unas enormes ganas de vomitar.
Me lance sobre mi cama y cubrí mi rostro con una almohada esperando que las nauseas desaparecieran. Pero fue en vano, entre mas cerraba mis ojos peor me sentía.
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Tu solo me haces daño
Romance- No te muevas o no te irá bien - mi corazón se detuvo, no podía respirar estaba aterrada. Ni siquiera me creía capaz de articular palabra alguna. - Suéltame por favor, no traigo nada conmigo ni siquiera monedas, ni mi celular - pude decir muy difíc...