8 − Separados y en peligro

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— ¡Suelta el arma! —Ordeno Alice, apuntando hacia mi estómago. 



— Tranquila... Déjame ir, no quiero problemas. 



— ¡Que sueltes la maldita arma! —Grito, Joseph soltó el arma, dejándola caer al suelo —. ¡Contra la pared! —Ordeno, apuntándole a la cabeza.



Cuando este se puso contra la pared, con las manos en la cabeza, Alice se acercó y tomo el subfusil del suelo.



—Gracias por la mejora —Agradeció esta, viendo que el arma estaba completamente cargada —. No le veo sentido a matarte —Explico, caminando hacia atrás pero aun mirando a Joseph, continuando apuntándolo.



—Gracias.



— ¡Media vuelta! Ya puedes irte —Aviso esta, dando media vuelta y comenzando a trotar, escapándose con las armas, Joseph pudo observar como esta, se paró en la esquina dejando de trotar, escuchando el sonido de unas balas que fueron hacia ella, esquivando las balas que impactaron en el suelo, Alice comenzó a correr nuevamente hacia Joseph. 



—Me encontraron ¡Demonios! —Susurro esta —. Entregándole la escopeta a Joseph. 



— ¿Qué? 



— ¿No querías problemas? Pues los tenemos, no puedo luchar sola contra los tres—Explico, escondiéndose junto a Joseph en un espacio entre un edificio y otro, a la izquierda del auto. 



—Callado —Susurro, al escuchar sonidos de pasos.



Alice se acercó al oído de Joseph, diciéndole que debían meterse al auto, que tenía la puerta abierta, pero sin esperar más, los tres hombres ya habían llegado hasta el lugar. 



Haciendo que estos dos apuntaran hacia afuera de su escondite, por si alguien pasaba por allí. 



En cuestión de segundos, vieron como una granada entraba dentro del escondite, los habían encontrado, debían salir del lugar antes de que la granada explote.



— ¡Corre! —Grito Alice. Corriendo junto a Joseph del lugar, la granada exploto, empujando a Joseph hacia el suelo, haciendo que este golpee su cabeza contra el suelo, dejándolo inmóvil.



Alice resultó ilesa logrando salir del lugar con rapidez y rápidamente comenzó a disparar hacia los hombres, que no eran tres como ella pensaba, sino que solo eran dos, mientras corría hacia la puerta del auto, entrando en él y cerrando la puerta, esquivando también las balas de las pistolas que estos tenían. 



Disparando por la ventana, mientras que esquivaba las balas de los otros agachando su cabeza, dándole un disparo a uno en la cabeza, arrojándolo muerto al suelo, pintando la pared que estaba atrás de él de un color rojo carmesí. 



Alice al ver que este había muerto, continuo con el siguiente, fijando su vista en el hombre que quedaba, apuntándolo hacia su cabeza, jalando el gatillo sin más, para la mala suerte de Alice, el subfusil no tenía más balas.



Al ver esto, el hombre se acercó a la puerta aprovechando que no podía protegerse, abriéndola y tomando a Alice por el cuello, mientras esta intentaba liberarse de las manos de este, que apretaban su cuello y la obligaban a salir del auto. Sacándola y arrojándola hacia una pared con fuerza, logro que Alice golpee su cabeza contra esta, cayendo al suelo inconsciente. 



— ¡Voy a disfrutar esto! —Grito el hombre, apuntando con su pistola hacia la cabeza de Alice, que se encontraba completamente inmóvil. 



Tras el estruendo de un disparo, todo se tornó silencioso, el hombre cayó al suelo muerto, creando un charco de sangre, que salía de su cabeza.



Joseph al ver que su disparo con la escopeta logro acabar con él, Intento levantarse del suelo, lo cual logro con un poco de esfuerzo.

Caminando mareado y con un gran dolor de cabeza, se acercó a Alice para ver cómo se encontraba, viendo como de su cabeza salía un poco de sangre. 



Dejando la escopeta dentro del auto, levanto a Alice del suelo y lentamente la sentó en el asiento izquierdo del auto. Sentándose en el derecho esperando un momento para que pudiera recuperarse un poco más antes de comenzar a conducir. 



(***) 



Conducía a una velocidad extraordinaria, por las calles de una ciudad fantasma, haciendo que lo único de lo que debía protegerme es de no chocar contra algún auto estacionado en la calle, mientras detrás de mí, mis enemigos por el momento me seguían extremadamente bien.



Acercándose cada vez más, no debía acelerar para perderlos ya que el plan era que estén cerca de mí. Para esto desacelere un poco y en un momento ya los tuve cerca mío. 



Al notar que los tenía exactamente detrás, acelere para que estos también lo hagan. 



Me di cuenta de que habían caído en mi trampa cuando acelere y ellos hicieron lo mismo, volviendo a conducir a alta velocidad y sobre una calle totalmente derecha.



Gire el volante y frene, dando una perfecta vuelta hacia la derecha, doblando hacia la otra calle mientras que los que estaban detrás de mi siguieron de largo por la calle en la que íbamos. 



Al notar que los había perdido, aproveche y maneje a alta velocidad, doblando hacia la derecha otra vez he intentado volver hacia la casa de la cual acababa de escapar. 



En ese momento veo por el espejo retrovisor la silueta de un auto que dobla la esquina y comienza a seguirme, a toda velocidad.



— ¡Qué demonios! —Maldije.  Con la velocidad que íbamos, gire hacia la derecha sin precaución, encontrándome un camión volcador estacionado que en su interior contenía arena, gracias a el freno y un giro brusco pude esquivarlo. 



Mire por el espejo retrovisor como a gran velocidad, doblaron la cuadra e intentando esquivar el camión, chocaron contra él, abriendo la compuerta que este tenía, cayendo toda la arena encima de ellos.



Ya no podían seguirme, comencé a conducir a velocidad moderada para evitar el peligro de chocar, debía ir hacia la casa para llevarme las armas y la comida antes de que estos vuelvan hacia allí.



Al llegar a la casa, pude observar el desastre que estos habían causado con aquella bomba, habían explotado toda la entrada, sin malgastar el tiempo, comencé a traer todas las armas y las metí en los asientos traseros del auto. 



Escuchando el sonido de otro auto, llegando hasta aquí.     




Quince [Temporalmente detenida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora