Capítulo 1: Un desastroso primer día

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Mi alarma sonó temprano en la mañana, pero hice caso omiso y decidí seguir durmiendo. Lo que no recordaba era que ese iba a ser mi primer día en la nueva secundaria súper privada y exclusiva a la que mis padres me habían metido sin mi consentimiento. Mis sábanas estaban mullidas y calientitas como toda buena mañana de otoño y cuando por fin me resigné a revisar el teléfono, el reloj marcaba más de las siete y cuarto. Iba a llegar tarde si no me apresuraba.

Bajé hecha una furia con mi madre ¿Por qué no me había despertado? Al fin y al cabo era su idea, nunca quise entrar a un nuevo instituto, pero ella insistió. Una nota imantada en la cocina hizo alarde de su ausencia:

"Rayi,
Tu padre y yo hemos decidido irnos a Maldivas sin avisarte. Por favor no te enfades, te dejé tostadas con manteca en el horno. Despierta temprano y apaga la cocina. Espero que no mueras. Con amor,
Tu mamá."

¡¡¿Cómo?!! ¿Se habían ido de vacaciones sin mi? ¿Otra vez? Puse cara larga y me senté en el comedor. Había un fuerte humo espeso proveniente de la cocina, pero no me percaté de ello porque tenía encima mi propia nube negra. Apresuré el paso hasta el baño en donde alcancé a darme una ducha como las de mi abuela, las mejores conocidas como "PANCUCA" (Panza, culo, cabeza) antes de salir disparada a la habitación.

Me puse mis jeans negros favoritos y una camiseta que decía "Forever Alone", que era sin dudas una simple metáfora. Si tenía amigos... en algún sitio... de internet... posiblemente... Y unas converse negras que gritaban a todo pulmón "tengo problemas y préstenme atención".

Tomé mis libros y los amontoné en una mochila -Mochila mochilaaaa, TODO LO QUE NECESITES LO LLEVO DENTRO DE MÍ ♫- Todavía tenía tiempo para desayunar si lograba domar a mi cabello, el día por fin estaba empezando a mejorar. Súbitamente, recordé la nota de mi madre "te dejé tostadas con manteca en el horno" y el humo de la cocina pareció llenarme los pulmones a tope.

Bajé corriendo por las escaleras y como buena despistada que soy, fallé en el último escalón cayendo de bruces en el piso, eso dejaría una marca más tarde. Pero no tenía tiempo para quedarme ahí, pese a que dolió muchísimo. Continué mi camino hacia la cocina, donde la espesura del humo se hacía cada vez más densa al punto que no podía ver o respirar correctamente.

Recordé que el extintor estaba debajo de uno de los fregaderos y corrí más rápido tratando de inmiscuirme entre tanta oscuridad. Por fin llegué, pero cuando abrí la tapa del horno fue demasiado tarde, las llamas comenzaron a expandirse y no pude quitar el seguro del extintor a tiempo. Para mi suerte, la alarma de incendios comenzó a sonar mientras yo batallaba con el aparato, el agua empezó a caer desde los regadores del techo, empapándome por completo.

En ese instante entró el grupo de bomberos, cuando toda la cocina estuvo bajo agua, finalmente pude librarme del seguro del extintor, que comenzó a regarme su espuma blanca por toda la cara. Pude ver las tostadas que parecían suelas de zapatos dentro del horno, como si se estuviesen riendo de mi desgracia.

Ya que era demasiado tarde, no tuve tiempo de cambiarme y tuve que salir de la casa con el cabello hecho una maraña con la espuma -posiblemente tóxica- del extintor, con los pantalones empapados y la camiseta repleta de hollín.

Como mis padres se habían ido de vacaciones, fui a buscar mi bici. Me distraje y empecé a pensar en cómo sería mi primer día. Debo admitir que estoy algo nerviosa por ser nueva en la Secundaria Royal, nunca fui buena para hacer amistades y nunca supe bien por qué; mis vínculos se reducían a mi mejor amiga Johana -a la cual le decía "Michi" porque era súper gata- y mis padres que, como ya saben, me querían mucho.

Sumergida en mis pensamientos, no noté la presencia de la imperfección en el asfalto, haciendo que pierda el control y salga propulsada como una catapulta hacia el piso. Mis jeans se desgarran por la fricción en la zona de las rodillas, el raspón arde de manera despiadada. Llego cojeando al lugar donde la bicicleta reposa para ponerme una vez más en camino. Podía decir muchas cosas sobre la escuela y quejarme todo el tiempo, pero todavía era algo importante para mí, sobre todo si significaba mi nuevo comienzo.

Mis Amigos Youtubers (Vol. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora