Capítulo 3: Correrá sangre

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El resto de la tarde prosigue normalmente hasta la clase de educación física. Paris demostró tener mucha mejor puntería como jugadora de volley de lo que aparentaba, al inicio del segundo set me dio de lleno con la pelota en el rostro haciendo que mi nariz comience a sangrar.

El profesor me hace abandonar la clase para que vaya a la enfermería, sin Lana a mi lado me pierdo por los pasillos ¿Desde cuándo los institutos son tan enormes? Mi antigua escuela era privada pero nunca fue tan ostentosa como esta, casilleros por todas partes, vitrales con figuras mitológicas en los tragaluces, fuentes de agua con peces reales... tal vez estaba perdiendo demasiada sangre.

Mientras contemplo uno de los vitrales de colores de Poseidón, choco con el próximo objeto que tengo enfrente, que resulta ser no un objeto sino un alguien. Y ese alguien es Rubén. La toalla que tenía hasta el momento se me cae y casi como si hubiese abierto un grifo, la sangre vuelve a caer ensuciando mi uniforme completamente.

Rubén: -¡Ay Dios mío, pero ¿qué he hecho?!- Su cara empalidece mientras se sujeta la cabeza, los ojos están a punto de salirse de sus órbitas.

Rayita: -¿Qué? ¿Lo dices por...? ¡No, no, no! No, fue tu culpa. Vengo de la clase de educación física. Volley. Creo que está quebrada ¿crees que esté quebrada?-Digo indicando mi caudalosa nariz.

Se apresura en sujetar el paño y colocarlo suavemente sobre mi rostro. Lo sostengo y por un instante nuestras manos se tocan, puedo sentir un destello, muy similar a un cosquilleo que comienza en la puntas de mis yemas y se extiende hasta mis dedos del pie. Rubén retira las manos tan violentamente que vuelve a golpearme una vez más en la nariz, esta vez, el sangrado parece sacado de una película de Tarantino.

Rubén: -¡Ay Dios mío! ¡Ay Dios mío!- Parece estar a punto de salir a correr en círculos.

Rayita: -Rubén... ¡Rubén!- Logro atraer su atención -tienes que llevarme a la enfermería o me voy a desangrar.

Casi como si por primera vez le hubiese hablado en español, comienza a asentir reiteradamente antes de sujetarme la mano. La sensación regresa sumada con la incomodidad de estar al borde del desmayo, comienzo a caminar de forma temblorosa cargando casi todo mi peso en Rubén.

Rubén: -Falta poco, la enfermería está junto al laboratorio, déjame pensar son una... ¿dos puertas más?- Me suelta de repente haciendo que pierda el equilibrio por un instante, no parece percatarse de mi estado hasta que estoy a punto de tocar el suelo.

Sí que estaba en buenas manos. Cuando dimos la vuelta por el pasillo, recuerda cual es el camino correcto, al voltear nuevamente la mitad de mi cuerpo se golpea con una pared salida de la nada. Uno pensaría que en cierto punto el dolor ya deja de sentirse. No, no es así.

De la que parece la sala de música o de spinning brota una música tan irremediablemente inconfundible como pegadiza; para mi sorpresa, Rubén golpea la puerta. Ambos aguardamos la respuesta.

???: -I'm a Barbie girl, in my Barbie woooooorld. Life in plastic, it's fantastic... ¿Qué es lo que quieren?- Dice una mujer de cabello castaño y labios pronunciados mientras mastica chicle sonoramente.

Rubén: Con expresión perpleja dice -Enfermera Martinez, a Rayita le dieron en la cara con una pelota de volleyball.

Enfermera Martinez: -Con que eso era. Venga, entren.

Rubén logra dejarme sentada en la camilla mientras la enfermera rebusca en el botiquín. Vuelve enseguida con una linterna minúscula que utiliza para examinar mis orificios nasales. FRENTE. AL. CHICO. Ella, por su parte, parece estar pasándola en grande mientras baila y tararea las canciones que salen de la radio.

Mis Amigos Youtubers (Vol. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora