Capitulo 17.

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Guillermo POV:

Me acerqué a el doctor con el corazon vuelto mierda para preguntarle cuando podria ver el cadaver de mi hermana.

Esto parecia una pesadilla, de las peores.

El doctor con prisa hizo que pasaran a la pequeña a la morgue para que yo pudiera verla mientras Samuel...Mi pobre Samuel, parecía que moriria en cualquier momento. No dejaba de decir que aquello era su culpa.

No, la verdadera culpa era mia.

La culpa era mia por descuidar a mi hermana, la culpa era mia por no ser fuerte, la culpa era mia por no ser mejor hermano, la culpa era mia por ser un crio inmaduro incapaz de afrontar sus problemas. Si, yo era el unico responsable de todo esto.

Samuel balbuceaba cosas sin sentido, no le entendia pero por su expresion de dolor y arrepentimiento era claro que estaba culpandose.

-- Señor Guillermo, necesitamos hacerle unas preguntas.--un agente me saco de mis pensamientos.

--El señor Guillermo primero visatará un momento a su hermana en la morgue, si no le molesta.--El doctor contradijo a el agente quien no reprochó.--Ven Guillermo, por aquí.

Yo aun llevaba en mis brazos los peluches y el pequeño conejo, el doctor que se dió cuenta señalo a los mismos con una mueca haciendome caer en cuenta, con sumo cuidado llamé a Samuel quien enseguida notó mis intenciones y las acató sin decir nada.

Seguí a aquel doctor por un largo pasillo y paramos en la habitación 103. El doctor con una mirada cargada de pesar me hizo seguir.

La habitación era gris, su ambiente era pesado y su temperatura debía estar por lo menos en 8 grados. En aquella oscura habitación habian por lo menos 20 camillas de hierro, el doctor me condujo hasta la ultima de ellas. En ella había una manta blanca cubriendo un cuerpo diminuto, sentí mi corazón romperse de nuevo.

Noté como el doctor dudó de sus acciones, seguro se me notaba lo mal que estaba pero asentí para que prosiguiera. Aquella imagen me hizo soltar un gemido ahogado y mis lagrimas no demoraron en hacerse presentes.

El cuerpo de Carol ocupaba menos de la mitad de la camilla, su cuerpo estaba totalmente desnudo dando una mejor vista de sus moratones. Estaba palida, no, estaba blanca. Su piel habia perdido aquella perfecta tonalidad trigueña, hasta su cabello negro parecia haber perdido su brillo. Y sus labios, estaban morados, sus pomulos se notaban más y sus ojos...Sus ojos estaban cerrados impidiendome ver aquel verde esmeralda que tanto la caracterizaba, aquel color que alguna vez tambien perteneció a mi madre.

Lloré, lloré como jamás lo había hecho. Nisiquiera con la muerte de mamá habia llorado tan desconsoladamente como lo hize con Carol. Carol, solo tenía tres años, le quedaba toda una vida por delante y se la arrebataron de la peor manera.

--Logramos quitarle la ceniza provocada por el humo de su cuerpo, no recibió casi quemaduras lo que nos indica que murió ahogada.--el doctor hablaba mientras yo lloraba a mares.--Entre sus pertenencias encontramos esto...--me entregó una pequeña cadena en forma de corazón.--Pensé que querría tenerla... Yo...lo siento, hize todo lo que pude.

Y con eso dio por terminado su discurso para luego salir hechando leches de la habitación, dejandome solo.

¡CAROL!

No pude evitar gritar su nombre, era como si tratara de llamarla esperando que ella me respondiera con un cantoso "¡Guille!" pero no, ella no respondió.

Minutos después la puerta se abrió de nuevo pero esta vez no fue el doctor quien entró sino Samuel. Samuel entró con pasos pesados y al llegar hasta a mi reaccionó de la misma forma que yo hace unos minutos.

DESTINO CAPRICHOSO | WIGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora