Capitulo 11.

85 9 4
                                    

Narra Samuel:

Los parpados me pesaban, todo el cuerpo me dolía ¿Que había pasado? Escuchaba algunas voces pero no podía verlas, los ojos me pesaban demasiado como para abrirlos.

¿Como está?

Inconsciente...pero mejor.

Gracias por cuidarlo, Guillermo.

¿Guillermo? ¿El estaba aquí? ¿Por cuanto tiempo? Intenté volver a abrir los ojos, necesitaba verlo. Con mi vida.

Pero todo volvió a ser negro.

(...)

Esta vez si pude abrir los ojos, aunque me pesaban un poco y al abrir los ojos me encontré con la más tierna imagen, Guillermo dormía en una silla al lado de mi cama mientras se aferraba a mi mano. Moví mi pulgar para acariciar la suya pero lo que logré fue que Guillermo despertara.

--¡Carol!--se despertó de su sueño de golpe, su expresiones reflejaban dolor.

--¿Mal sueño?--Sonreí para tranquilizarlo, se veía cansado, preocupado.

--¡Samuel! ¿Como te sientes? ¿Necesitas algo? Llamaré a la enfermera.

--Yo..eh..no--pero Guillermo ya había cruzado la puerta. Ay, este chico.

Guillermo volvió jalando a una enfermera del brazo para que me revisara y se asegurar que me encontraba bien. Guillermo recibió una llamada así que se fue hacia una esquina mientras la enfermera me hacia preguntas aunque no le preste mucha atención por mirar a Guillermo, la verdad no sabía con quien hablaba, nunca usaba su móvil, hasta llegue a pensar que no tenía pero al recibir está llamada parecía feliz...Feliz de verdad.

Las Expresiones de Guillermo iban de Felicidad, ternura, tristeza, dolor y hasta rabia. Nunca había visto a Guillermo así, ni conmigo, me sentí...celoso. ¿Quien provocaría ese cambio de actitudes en mi chico? ¿Quien lo hacia tan feliz? Tendría que averiguarlo. Y pronto.

Guillermo terminó casi a la par de la enfermera así que se acercó a nosotros para saber como estaba y a que horas posiblemente me darían el alta. La enfermera salió por la puerta y Guillermo volvió a mostrar su cara de cansancio.

--¿Como te sientes?--preguntó.--¿En serio no te duele nada? Samuel, la verdad.

--No, Guillermo, no me duele nada.--sonreí para calmarlo cosa que...casi logro.--¿Y tú?

--¿Yo? ¿Como que yo?

--Si, tu niño. ¿Que te pasa? Estas demasiado intranquilo desde la llamada, ¿Quien era?--Guillermo sonrió, seguro parezco un crío celoso.

--Es el cansancio, ¿Sabes?--se acercó y besó mi frente.--Y tú, deja los celos, pronto le conocerás.

Luego de dos días en ese asqueroso hospital me dieron la salida, aunque tenia que llevar unas vendas al rededor de mi abdomen. Salimos de la Clínica y Guillermo me llevó a su casa porque decía que el mismo tenía que cuidarme, no fuera a ser que me fuera a una de esas peleas. Hasta mandó a Pastore y Kopa a donde un amigo para que no me molestaran. Guillermo se veía cansado, cansado pero feliz. Y no me iba a oponer a eso.

--Guillermo, yo puedo subir solo, no necesito que me cargues.--Guillermo me llevaba en brazos por las escaleras, no quería ni que me moviera.

--No, no puedes, te harás daño.

--Más daño te harás tu en los brazos con mi peso.

--¡Pero que dices! Tengo más fuerza de la que crees.--Su ultimo comentario me hizo reír y el sonrió de vuelta.

Guillermo pasó de largo hasta su habitación y me acomodó en la cama para ponerse a ordenar algunas cosas mías que habíamos traído de el basurero que tengo por casa.

--¿Guille?

--¿Si?--murmuró mientras acomodaba mis cosas en su gran armario.

--¿Porqué me acostaste acá si voy a dormir en el cuarto de tu hermana?--El ya había terminado de acomodar las cosas y volteo hacia mi.

--De eso nada, tu dormirás aquí...conmigo.--Un sonrojo se produjo en sus mejillas.--Además, la otra habitación estará ocupada.--Añadió torpemente tratando de evadir el tema de que dormiríamos juntos.

--Jumm.

(...)

Guillermo no dejaba de atenderme, decía que la operación había sido grave y tenía que guardar mucho reposo.

--¡OPERACIÓN! ¿QUE DICES?--¿Como que operación? ¿Me habían operado?

--Pues claro, niño.--Guille parecía toda una madre.--Y estuvo bastante fea, ¿Sabes? Casi te mueres.--Guille se puso una mano en la cabeza dramatizando.--¡Oh! Y que sería de mi sin este niño.

--Serás tonto.--respondí riendo.--¡Oh! Mi pobre y precioso abdomen ¿Ahora como alardearé de ti?--dramaticé de vuelta.

Y en eso pasamos todo el día hasta que me quedé dormido mientras Guillermo arreglaba el cuarto de ''nuestro'' invitado como había dicho él.

--¿Y quien es tu invitado?

--¿Mi? Perdona, pero es NUESTRO Invitado.--Me miró con ternura.--Ahora vivirás aquí.

--¡NO! ¡Alguien me ayude! ¡Este loco me ha secuestrado! ¡Me ha pasado un sierra por mi amado abdomen y ahora quiere retenerme contra mi Voluntad! ¡Socorro!--Guillermo rió y me dio un pequeño beso, en la punta de la nariz.

--Deja de gritar, te dolerá la garganta luego.

Y en entre bromas y risas se nos pasó todo el día, me gustaba estar con Guillermo. Me sentía tranquilo...feliz.

--Venga Guille, para ya--palmeé el otro lado de la cama que estaba vacío en señal de que se acostara a lo que el malinterpretó y se sonrojó.--No has parado en todo el día, chiqui.--Más color se posó en sus mofletes.

--Si, ya.--Acomodó lo que faltaba y se quitó los pantalones y la camisa, haciendo notar su trabajado cuerpo. Guillermo se acostó a mi lado y se arropó, este hombre merecía un descanso. Y justo cuando se iba a acostar a mi lado, el timbre sonó.

--¡Mis cojones! ¿Quien a esta hora?--Guillermo estaba a punto de acostarse en mi pecho y... ¡Me cago en todo!

Guillermo en cambio se veía feliz, demasiado feliz. Se colocó una camisa y pantalones a la velocidad de la luz, joeh' y yo que quería ver su cuerpo un poco más. Solo un poquito más.

No aguanté la curiosidad y me paré de la cama. Un fuerte dolor corrió por mi espina dorsal y no pude evitar soltar un gemido. Si Guillermo me hubiera visto me hubiera matado. Caminé sosteniéndome de la pared y al llegar al marco de la puerta pude divisar la silueta de Guillermo que llevaba algo en brazos. Guillermo hizo un sonido de desaprobación y cerró de un portazo la puerta. Me acosté en la cama tal y como Guillermo me había dejado y noté como una silueta se acercaba. Y la silueta que pensaba era Guillermo resultó ser...una niña. 

--Samuel, ella es Carolina. Mi hermana.

Carolina. Una preciosa niña de ojos verdes y grandes, y cabello tan oscuro como el de su hermano.

Ya sentía que la amaba.

--

¡Hey, Que pasa! No actualizé en dos dias porque no tengo mucha imaginación y ha tenido que arreglar las cosas del viaje. 

No olviden comentar y votar que se les agradece.

Hala, Feliz navidad y prospero año nuevo. ♥





DESTINO CAPRICHOSO | WIGETTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora