Rosa #6

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Sábado 24 de enero de 2015

Hola chu tu,

Hoy la verdad no pasó nada nuevo. No recibimos clases, ya que obviamente es sábado.

Wuuuuu, fin de semana!!!

Uno de los tantos fines de semana que tendré que pasar sin hablar por teléfono contigo por horas y sin salir a comprar las granizadas que tanto nos gustan.

Te sigo extrañando...

Mucho...

Pero bueno, cambiando de tema, no terminé de contarte ayer por falta de hojas (no te preocupes, ya compré más) así que...)

Te voy a seguir contando!

Mientras él soltaba una carcajada que seguramente se había escuchado hasta el área de primaria, yo me sonrojé aún más de lo que ya estaba (si eso era posible) y solo tomé mis cosas para dirigirme hacia la salida. Pero cuando estaba por pasar por la puerta, tomó mi muñeca izquierda girándome hacia él.

- Te vas a enojar solo porque fui amable y te saqué de aquí? - me preguntó fingiendo una expresión ofendida y tratando de no soltar otra carcajada.

Yo lo fulminé con la mirada y, nerviosa, me solté de su agarre cuando me di cuenta que todavía sostenía mi muñeca con su mano derecha.

- Cállate - fue lo único que dije y él soltó una pequeña risa.

- No quiero. Pero, enserio? Ni un "gracias"?

Se apoyó en el marco de la puerta y me observó esperando una respuesta.

- Gracias - susurré desviando la mirada y sonrojándome de nuevo.

Él me miró extraño y se acercó un poco, como examinándome.

- Estas bien? - preguntó - Parece que tienes fiebre.

Su mano estaba a punto de hacer contacto con mi frente cuando me alejé un poco y tartamudeé un "estoy bien".

Ahora seguro estarías alegando, y gritando, y diciendo algo como "Y POR QUE RAYOS NO DEJASTE QUE TE TOCARA!!?? AAGGHH! Tu, mujer. Me estresas" Sabes? Aunque me cueste admitirlo, extraño tus regaños por mis tonterías... (disculpa, si la hoja esta un poco mojada es por esto)

Pero bueno... siguiendo con la historia.

Él solo retiró su mano y siguió viéndome con una expresión en el rostro, que fácilmente se podría confundir con preocupación, aunque lo dudo mucho.

- Estas segura? No quieres ir a la coordinación por unas pastillas o algo? - me dijo y yo negué asegurando que me encontraba bien (aunque probablemente no era así) - Esta bien - continuó no muy convencido - Entonces te dejo, tengo que ir a clases.

- Sí, yo igual - respondí tratando de no confundirme al hablar y rápidamente me di la vuelta para regresar a la clase.

Pero entonces él habló a mis espaldas, lo suficientemente alto para que lo escuchara.

- Adiós, Carol.

Te puedo jurar que en ese momento lo único que quería era que la tierra me tragara y me escupiera muy, MUY, lejos de ahí. Y no por el echo de que él supiera mi nombre, sino porque al escucharlo decirlo... me tropecé! Me tropecé y casi caigo al suelo de cara! Y creo que ese momento entraría en el top 10 de "los momentos más vergonzosos de mi triste y corta vida".

Cuando logré pararme como se debe de nuevo, volteé y me di cuenta se algo...

Ya no estaba!

No sabía a donde se había ido, y no me importó. Lo único que me importó fue que él no había visto mi "casi caída". Y lo agradecía con todo el alma!!

Corrí a la clase, en la que ya estaba el profesor, desgraciadamente. Pero no me importó, porque al final, resultó que el destino no me odia tanto como imaginaba.

Adiós mujer

Oshiii!!

En la tumba de mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora