Rodrigo

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- No lo haré.

- Sí lo harás.

- Que no!

- Que sí!

- QUE NO!

- QUE SÍ!

Regla número uno de la vida. Nunca, nunca, dejes que tus amigos te pongan retos en público. Estamos en el centro comercial y se les ocurrió la brillante idea de hacer retos. Y es mi turno. Y mi reto no es del todo malo, pero no me atrevo a hacerlo.

- Vamos Rodrigo! Solo tienes que ir y darle un abrazo a alguna!

Las chicas de segundo están aquí también. Lo que significa que Carol está aquí. Mis amigos me retaron a ir y abrazar a una de segundo. Cualquiera. La verdad estoy considerando la opción de elegirla a ella. Casi no hablo con las demás. Pero eso sería motivo de burla para mis amigos, aunque igual me molestarán pero...

- Tierra llamando a Rodrigo! Hola? -uno de mis amigos agitaba su mano frente a mi rostro.

- Qué? -pregunté girándome hacia ellos.

- Ya elegiste? -preguntó otro.

Bueno, será peor si no lo hago, no?

- Ya.

- Y? Qué esperas? Ve!

Solté un bufido de reclamo antes de darme la vuelta y empezar a caminar en la dirección a donde estaban reunidas las chicas.

Me estoy empezando a arrepentir de haber aceptado en reto. Qué se supone que le diré después? Seguro me golpeará. Y si grita?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por visión de Carol levantándose y dirigiéndose al mostrador de la heladería. Esa era mi oportunidad. Mi miedo no era abrazarla, la verdad... no me molestaba en absoluto la idea. Pero el que sus amigas vieran... eso era vergonzoso.
Apresuré el paso hasta casi estar corriendo y antes de darme cuenta la estaba a pocos metros de ella. De repente se volteó y entonces fue cuando prácticamente me abalancé sobre ella envolviéndola en un abrazo. Ella mucho más baja que yo, por lo que su cabeza estaba al nivel de mi pecho. Mis mejillas se tiñeron completamente de rojo y agradecía que ella no pudiera verme.

- Carol -dije en forma de saludo.

Y el mejor momento fue cuando sentí sus brazos rodear mi cintura, devolviéndome el abrazo.

- Hola -contestó ella en un tono un poco más alto que un susurro.

A final de cuentas, creo que no fue tan mala idea venir.

En la tumba de mi mejor amigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora