Dejarlo ir...

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Tal vez ya no estábamos mas conectados, tal vez ya era tiempo de soltar, de dejarlo ir para que no haga mas mal, solo había que tener la fuerza y la valentía para hacerlo. Pero cuando los recuerdos invaden tu mente, ya no es tan facil.


Cada día se vuelve mas complicado, cada vez tenes mas ganas de llorar y no acabar y pedís que no haya mas sufrimiento, te preguntas ¿a el le pasara lo mismo? pero la respuesta es simplemente no, porque sino no se hubiera ido nunca. Los días cada vez pasan mas lento y en las noches lo extrañas, extrañas dormir junto a el, junto a esa persona que no importara las cosas que te dijiera, lo admirabas por el simple hecho de ser como tu salvavidas, extrañabas todo de el, sus gestos, sus caricias, su manera de acariciarte y hacerte sentir que eras la unica, muy pocas personas tienen ese poder y creo que el era la única.


Un día entendí que ya no había nada mas por hacer, tenia que limpiarme la cara y aquellos rastros de lágrimas que hacían mucho tiempo que ya se encontraban. Ya era tiempo de salir adelante, de afrontar mis mañanas, mis tardes y noches, porque por mas que cueste me enseñaron que en la vida lo que uno se propone lo logra, y mi mayor estimulante era el saber que iba a poder desmotrarle a el, que ya no era la misma, que había cambiado para mejor, pero que el se había perdido la oportunidad de disfrutarlo, porque si hay algo que somos las mujeres es ser reincorosas. Cuando nos empujan, nosotras salimos con mas fuerza sin importar quien este delante.


Ahora los días pasan y cada vez estoy un poco mejor, ya no duele, ya no lastima verlo por las calles, y mi mente esta tranquila, disfruta de lo que la vida tiene cada día para darnos. Ya entendió que hay personas que pasan por nuestros caminos para enseñarnos, y aprender de ellos cosas nuevas, aprender que hay personas que sacan lo mejor de nosotros y otras lo peor. Solo hay que saber cuando darle el gusto y cuando dejar que se marchen como el agua en un río.

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