CAPÍTULO 3

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La fiesta de cumpleaños del pequeño Aiden parecía haber relajado los ánimos de los Vengadores pues comenzaron a tener un mejor semblante durante los siguientes días. Y es que a pesar de lo complicada que estaba la situación alrededor del mundo con respecto a las distintas posturas en cuanto al actuar de ellos, incluso Wanda parecía haber podido tranquilizarse y estar dispuesta a enfrentar lo que estuviera por venir. Tony había reanudado sus viajes a distintos puntos del país para no dar una mala imagen y creyeran que los Vengadores se estaban escondiendo.

Steve, Sam y Natasha habían estado yendo a Europa para seguir varias pistas sobre el Soldado del Invierno, sin que ninguna les proporcionara más información sobre el paradero de uno de los mejores asesinos de Hydra. Becky veía que Steve se olvidaba de todo en cuanto en alguna parte se mencionaba a su amigo Bucky Barnes, y eso la preocupaba pues no podía perder pista de lo que sucedía en el complejo con tal de seguir a un fantasma. Además, a ella jamás se le olvidarían las cosas tan terribles que él le provocó.

Uno de esos días en los que el complejo estaba casi vacío y que era resguardado sólo por Visión y Wanda; Becky caminó los largos tramos de las salas de armas y objetos especiales que los Vengadores mantenían lejos del resto del mundo. Llegó a un área en donde las puertas podían abrirse sólo mediante reconocimiento de retina; por lo que Friday, al reconocer la pupila tan singular de Becky, abrió la bóveda a la que intentaba entrar.

Se trataba de la bóveda en donde mantenían protegidos los objetos asgardianos que Becky había obtenido como hechicera y que ella prefería no usar cerca de su hijo. En grandes pedestales metálicos que eran cubiertos por una gruesa capa de cristal, Becky vio el enorme cetro que seguía levitando aún en ese lugar. Cuando estuvo cerca de él, el objeto comenzó a rodearse de la energía de Alma Azul y a Becky se le llenaron los ojos de destellos azules. En el lado opuesto del cetro, en otra vitrina igual de reforzada que la anterior, se encontraba la capa color azul que tomó de la sala de hechiceros en el palacio de Asgard y cuyos destellos iridiscentes no se hicieron esperar al estar en presencia de Becky.

 En el lado opuesto del cetro, en otra vitrina igual de reforzada que la anterior, se encontraba la capa color azul que tomó de la sala de hechiceros en el palacio de Asgard y cuyos destellos iridiscentes no se hicieron esperar al estar en presenc...

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Con un movimiento de su mano, Becky los llenó de esa energía pura que poseía. Ella se sentía siempre más fuerte al tener esos objetos frente a ella. Con el cetro podía conocer nuevos alcances de su poder sin necesidad de ponerlo en práctica. En esa ocasión, pudo mover el cetro hacia sus manos sin necesidad de abrir la vitrina. El objeto apareció poco a poco entre sus dedos mientras iba desapareciendo del pedestal donde se encontraba.

—¿Nuevo truco? —escuchó Becky detrás de ella. No se asustó y sólo volteó a mirar a quien le había hablado desde la puerta de la bóveda.

—Parece que sí... —le respondió a la chica Maximoff que la miraba divertida, los ojos de Wanda se encendían de vez en cuando de color escarlata al estar en presencia de objetos pertenecientes a hechiceros asgardianos. Era la primera vez que hablaban desde lo sucedido en Lagos, por lo que Becky no desaprovecharía la oportunidad. De un breve movimiento, el cetro volvió a su lugar y ella se alejó para encontrarse con Wanda.

La genética convergente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora