{Capítulo N°2}
De regreso a la escuela, de regreso al receso. Quiero evitar caminar por donde está Carolina pero no puedo hacerlo, está Harry ahí y quiero verlo de nuevo. Mis pies están en el pasillo donde siempre paso, pero desde que Harry ingresó a esta Universidad me trae problemas con Carolina, sólo me pregunto: ¿de qué se queja Carolina?, ella es alta, rubia, ojos azules y tiene mucha fortuna en sus manos, ¿de qué se fijaría Harry en mí?.
“Dios, ya me deprimí”.
Me quedo todavía ahí parada en el pasillo tratando de esquivar la mirada de odio de Carolina. Mis pies retoman otra ruta y me voy por la orilla en vez de en medio. Evité mis problemas y tomé asiento en una mesa alejada de la sociedad y como amo desayunar sola me quedé aquí, sola desayunando, mi vida es la soledad.
Tome mis auriculares y mi móvil para poner algo de música y ponerle algo de sentido a mi vida que tengo ahora. Agarro el empaque del sándwich de pavo y empiezo a quitarle la mitad de la envoltura para luego llevarlo a mi boca pero no entra y me detengo. Mi sándwich estaba apunto de entrar a mi boca y yo con la boca abierta cuando Harry está frente mío. No escuché lo que dijo porque tengo los auriculares así que me quité ambos y miré hacia la banca donde estaba él, ahí estaba Carolina viéndonos a nosotros.
—Hola— dijo.
Le regalé una sonrisa tímida, ya no estaba dispuesta a hablarle, tengo miedo de que por la culpa de él, Carolina venga y me golpee o algo así, aunque no lo dudo.
—¿No hablarás?— pregunta tomando asiento al lado mío y al mismo tiempo dejando su charola del desayuno sobre la mesa de madera.
Me concentre en ponerme de nuevo los auriculares y comer el sándwich pero cuando iba a dar una mordida Harry alejó mi mano con todo y sándwich. Comenzó a escribir algo en su libreta y me la enseñó, ésta decía: ¿nerviosa?.
Asentí a su escritura, ya me entendía así que le regalé una sonrisa con un poco menos tímida. Volvió a escribir y ésta decía: está bien, te entiendo, toda chica no se resiste a este muñeco.
Comencé a reír tímida. Así que Harry dijo: —¡Hey!, no digas que no soy guapo, porque sabes que lo soy— dijo.
Tomé su lapicero y su libreta donde le respondí: huy sí, guapo, ¡mira como muero por ti!. Vi como terminó de leer y me volteó a ver para que luego hiciera como si me desmayaría por él y es verdad, no actuo.
—Ja, ja, chistosa— dijo fingiendo reír. —, me agradas, Olivia— dijo tomando mi hombro.
“¿Acaso éste hombre sí me quiere hacerme morir ahora?, ¿aquí?”.
Escribí en la libreta: ¿puedo hacerte una pregunta?. Le entregué su libreta haciendo que vea el mensaje y después me respondiera con un: sí. Yo no sabía que escribirle, tenía demasiadas preguntas pero hay una que me inquieta así que le pregunté verbal: —¿Te atrae Carolina?—
Vi que escribía varias cosas, intentaba ver pero él me lo impedía, después me enseñó en una hoja que decía: ¡No!, ¿de dónde demonios sacas eso?, que asco, iagh, guacatelas, ella no es mi tipo.
Su respuesta me hizo reír y también a Harry mostrando su hermosa sonrisa de lado.
Una mano azotó en la mesa de madera acompañado con una voz femenina, Carolina: —¿De qué se ríen?—
Me quedé sería al instante que vi a Carolina frente a nosotros, no tenía defensa. Me puse de pie junto con la charola aún llena con mi alimento para alejarme de los problemas con ella. Ahora fui yo quien sintió la mayonesa en el rostro.
—¿Qué carajo te pasa Carolina?— escuché una voz varonil defendiéndome.
—¡Vamos!, no me dirás que estás en el club de los feos— dijo refiriéndose a mí.
—No seas así, eres una chupa culos— dijo Harry, su voz la reconocía en cualquier estado.
Sentí como Harry tomaba mi brazo y trataba de alejarme de ella pero el último reclamo de Carolina se hizo presente: —Ayer hasta no fuiste a la biblioteca por estar en mi cama y que feas hay muchas como Olivia— dijo.
Me solté del agarre de Harry y yo misma tomé la charola.
—Es mentira, no le creas— dijo Harry dolido en su rostro.
—Los hombres...— decía Carolina acercándose más a nosotros. —.., también dicen mentiras, no sólo nosotras—
—Olivia— dijo y movió la cabeza negativo.
¿Por qué tendría que creerle?, es verdad lo que dice Carolina, no sólo nosotras decimos mentiras, ellos también. ¿Cómo un chico me pidiera creerle?, jamás hablo con chicos, él es el primero.
—Él sólo esta contigo para obtener buenas calificaciones— dijo Carolina.
Tenía ganas de meterle mi sándwich a su boca y que de una vez dejara de llevarme la contraria.
—Además, él jamás, ¡jamás! te verá como me ve a mí, ¡zorra!— exclamó.
Puse mi puño en su mejilla y la insulté una vez viéndola en el suelo llorando: —¡Sé que jamás me verá como te ve pero al menos tengo más dignidad que tu vagina de penes!— solté mi ira.
—Olivia— dijo Harry.
—Y tu pene de vagina, es mejor que jamás me hables, nunca pronuncies mi nombre en tu asquerosa boca, y lo del proyecto yo lo hago quedate con los mayores créditos— dije y luego salí corriendo de la escuela.
[…]
Nada mejor que una siesta después del largo llanto que solté. Me di cuenta que aún era de día así que puse algunas cosas en mi mochila para salir a la biblioteca e ir a investigar algunas cosas o dudas. Antes de irme me di una ducha poniéndome ropa que yo quiero. Era algo anormal porque no me puse mis pantalones acampanados y me puse unos pantalones hasta mis rodillas con unos tenis converse, lo de más normal. Me vi en el espejo y mis lágrimas comenzaban a salir, no quiero ser esta misma chica que la marginan, no más. Solté mi cabello lacio hasta la cintura otra cosa anormal y tomé mi mochila para ponerme en la estación de autobuses.
Llegué a la biblioteca, dejé mi mochila en una silla, saqué mi Laptop, libros, libretas y algunos lapiceros, para concentrarme mejor de nuevo me puse auriculares conectados a la Laptop y comencé mi investigación.
Alguien me dio un beso en mi mejilla que duró como treinta segundo y luego esa persona tomó asiento al lado mío. Era Harry sacando todas sus cosas para el proyecto.
“¿Qué hace?, ¿acaso no le quedó claro que no quiero verlo?”.
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OLIVIA | H.S
FanfictionElla era tímida, siempre se ocultaba en la sombra, hasta ocultar lo hermosa que era y todo el Amor que podría dar, pero después llegó Él, descubriendo cuanto ella podía amar a una persona.