Adiós (I)

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Miraba el cuadro, ya se lo sabía de memoria, todas sus pinceladas, todos sus colores.... La música llegaba triste a su oído, aunque la letra fuera motivadora y alegre, pero su sentimiento de pena le hacía percibir todo muy lúgubre y trágico. Habían pasado meses desde aquel viaje, que en realidad a ella le había parecido un sueño. Todos los días hacía el mismo ritual, se plantaba delante de aquel cuadro y lo miraba junto con alguna melodía mustia que lograba sacarle alguna lágrima y a veces llantos silenciosos que ahogaba con la almohada para que nadie la oyese. Se secaba las gotas cada vez que sentía que alguno de sus padres se acercaba, para no tener que dar explicaciones y no crear preocupaciones. A pesar del dolor que le daba contemplar aquel lienzo pintado por ella misma desde hacía algunos meses, continuaba, deseando día tras día el regreso de aquella persona que hizo que ella creara esa obra. En el fondo una hermosa torre, alta y majestuosa que contrastaba con el cielo estrellado del cielo. En el suelo un banco, con dos personas, un chico y una chica. Su Rey y ella. Aún recordaba aquella noche como si hubieran pasados algunos días. Aquella conversación, aquellas miradas y aquel beso en la mejilla, quedarán grabados en su mente para siempre. Retiraba la vista del dibujo e intentaba volver allí, a aquella noche de verano, con aquel cielo pintado de negro, iluminado por la luna llena y sus cuerpos en contacto, su piel rozando la suya, su mirada fundiéndose con la de él.

Como pasa siempre, las imágenes se quedan, pero los sentimientos van desapareciendo poco a poco aunque ella luchara por no perderlos. Al final ella lloraba, pero no sentía nada. Sin embargo sollozaba porque tenía la certeza de que hubo algo, que le cambió la vida, que la hizo feliz y algo por lo que ha llorado muchas veces.

La canción por fin se ha terminado. Baja la vista y se mira las zapatillas de andar por casa. No piensa en nada solo curiosea moviendo los dedos de los pies dentro de la tela. Se puso a hacer los deberes, luego iría a los entrenamientos, dormiría y al día siguiente volvería a la misma rutina.

Ve como la chica se acerca rápidamente al grupo de amigas donde estaba Tamara. No parece traer buenas noticas. Es Almudena, no suele hablar mucho con ella pero sí es muy buena amiga de Gabriella que está con ella en ese preciso instante. Se aparta de ella para que puedan hablar tranquilas. Sin embargo la que acaba de llegar la coje de la muñeca y se introduce en sus ojos perpetrando en su alma. La chica se pone muy nerviosa cuando Almudena la aparta del grupo de una forma muy brusca.

-Tengo una mala noticia -dice mirandose las manos.

-¿Qué ha pasado? -parece muy asustada e intranquila.

-Ayer me enteré de una noticia horrible y debía contártela porque creo que debías saberlo.

-¿Quieres hacer el favor de soltarlo ya?

-David, el Canario de alque viaje -hace una pausa que deja el ambiente muy incómodo y agobiante-. Se encuentra en el hospital de allí, de Gran Canaria. Le han internado de urgencia por un golpe que recibió en la cabeza haciendo no sé qué cosa. Me han contado que está en coma y no saben si sobrevivirá.

-¿Qué? -logra decir la chica con un nudo en la garganta-. ¿Quién te lo dijo?

-Bueno su hermana le cogió el movil y avisó a todos sus contactos.

-Yo soy un contacto suyo, ¿por qué a mí no me ha avisado?

-¿No te lo dijo? Se cambió de número hace bastante tiempo.

Tamara no da crédito a lo que está escuchando. En su mente solo rebotan las palabras que la chica le había pronunciado minutos atrás. Se le pasaban un montón de ideas, pensamientos y recuerdos que en las tres próximas horas no la dejaron concentrarse.

La puerta está cerrada pero parece que hay gente dentro por las voces que se escuchan a través de la madera. Tamara da unos golpecitos y gira el pomo para pedir permiso. Está Adela, una profesora suya antigua que le daba Naturales. Tenía buen recuerdo de ella. También fue la profesora quien acompañó a los chavales de su instituto a aquel viaje donde conoció al canario.

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