Los viajes para la mayoría de las personas resultan ser todo un plan o una simple escapada de la rutina. Pero en el caso del rubio más alto de Karasuno sólo se trataba de una mudanza para comenzar una vida de universitario en Tokyo.
Ésta vez no se hablará de un arduo estudio, horas de dedicación o días y días de estar pegado a los libros, pues se trata de Tsuki; el chico que podía presumir de su intelecto sin ser un total fraude, pues el ingreso a la Universidad fue más fácil que elegir un nuevo modelo de lentes para lucir más "a la moda" según la criteria retorcida de su siempre fiel y amoroso hermano, Akiteru.
El viaje había sido algo largo para su gusto pero le había permitido leer al Marqués de Sades por quinta ocasión, ya que por alguna razón Yama adoraba leer ese libro sin importar el lugar y eso a Tsuki le había despertado la curiosidad, misma que terminó por lograr que el chico se comprara la versión de bolsillo ideal para ese tipo de situaciones que implican estar sentado por horas y horas.
La llegada a su nuevo departamento hubiese sido la más normal del mundo de no haber sido tremendamente protagonizada por su capitán favorito, citando el sarcasmo del rubio, Kuroo; quien, en un intento "amigable" de sorprender al recién llegado había decidido darle un pequeño tour por los alrededores que de pequeño no tuvo absolutamente nada, pues el pelinegro aprovechaba para alardear del número de citas que había llevado al lugar y exagerar en los detalles de lo que habían hecho ahí, como si eso fuera un recorrido por las conquistas del ex capitán de Nekoma.
El rubio pedía a gritos, literalmente, que le regresaran su preciada tranquilidad. No podía creer que sólo llevara 6 horas en el lugar y ya deseaba regresar a su apacible hogar, no sin antes acribillar al pelinegro presumido y demasiado informativo, que le hacia compañía por voluntad propia.
Al regresar, lo primero que haría sería identificar a la persona que le había contado al gato sobre su llegada y lo torturaría obligándole a escuchar un disco de matemática avanzada, pues apostaría su vida a que el culpable era ese enano chapulín de Hinata, ya que era el único que mantenía contacto con alguien cercano al actual "casanova" que no lograba captar el mensaje del rubio por más que éste le pedía que lo dejara en paz.
-¡Vamos cuatro ojos! Quita esa cara de amargado que te dieron tus padres e intenta disimular que disfrutas el seguir respirando, ¿quieres?
-Respirar no es difícil, tratar de disimular que me importa lo que dices...eso si es difícil.-respondió ante la insistencia del pelinegro, quien por primera vez lograba hacer que dijera mas de 5 palabras en una oración que no incluyera un "cállate" o un "¿Me puedes dejar en paz?"
-¡Deja de ser tan dulce que me sonrojo muchacho! Ya estamos por llegar a nuestro último punto del itinerario.
-Hasta que dices algo que me agrada.
-¿Lo dices por lo de verme sonrojado?
-¡Claro! ¿por qué otra cosa sería? Procura anotarlo y contárselo a alguien que si le interese.
Kuroo estaba por seguir con ese juego de palabras que tanto adoraba pero éste fue interrumpido por un invitado inesperado quien llegó de un salto a sorprenderlos a ambos tocando sus hombros.
-Kuroo y Tsukishima en persona, ¡Estoy muy sorprendido de verlos juntos! ¿Por qué no me llamaste Kuroo? ¡Avísenme!
Ambos sintieron cómo uno de sus oídos se despedía de éste mundo, mientras se miraban preguntándose si había necesidad de gritar tan fuerte cuando se encontraban tan cerca como para utilizar un tono de voz más moderado.
-No necesitaba ese oído, de todos modos juego voleibol.-dijo el rubio mientras buscaba en su celular el número de su doctor de cabecera para informarle la situación.
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El Gato de Ciudad
FanficTsuki decide continuar con sus estudios en Tokyo por lo que debe emprender un viaje a la capital nipona. Ahí tendrá que lidiar con el ex capitán de Nekoma y todos los demás que viven ahí. Pero sin duda su principal fuente de estrés diario será Kuro...