-Así es como comemos aquí, ni un minuto más tarde-comentó el pelinegro.
-Ajá...¿Y necesariamente debes ir personalmente a despertarme?
-No, pero es divertido ver al cuatro ojos despertar.
-Ajá, pásame las fresas.
-No.-contestó inclinándose un poco, acortando la distancia entre los dos.-Ven por ella si quieres.
No tardó ni dos minutos en estirar sus largos brazos y hacerse con las fresas recién cortadas que se encontraban a menos de 30 centímetros de él.
-Brillante, eres todo un genio.-el sarcasmo era su postre en aquella cocina.
-Ajá, ¿y así será siempre?
-Eso mi querido cuatro ojos...-pausó colocándose detrás del rubio rodeando a éste con sus brazos sin tocarlo, dejándolo sin salida.-depende de ti.
En ese momento Tsuki no entendía porque su, aparentemente, "nuevo" casero se tomaba tantas atribuciones con él, siendo que no lo consideraba ni su amigo; ni siquiera Yama se atrevía a tanto, siendo que ellos si eran amigos y desde hace mucho tiempo.
Al final, decidió disfrutar de sus alimentos y retirarse lo más rápido posible de aquella morada. Una vez que terminó su desayuno se dispuso a salir del lugar en busca de cualquier otra casa que no fuera la de Kuroo.
-¿A dónde iremos hoy?-preguntó el pelinegro mientras arreglaba su cabello que seguía estando igual que cuando se levantó.
-Si sigues hablando de seguro a tu funeral.
-¡Cuidado! El cuatro ojos está enojado.-comenzó a reírse.
-Corrijo, diría que a un partido de Voli...pero ¡oh no! Recordé que ya no juegas.
Toda la verdad escupida por el rubio provocó un aura sombría en el antes sarcástico neko; porque todo aquello era cierto. Kuroo sufrió una lesión grave en el tobillo izquierdo y por ello los doctores le prohibieron excederse en su ejercicio y, por supuesto, eso incluía el deporte que más amaba.
-¡Es cierto Tsuki!-su semblante sombrío se perdió por uno que inspiraba miedo.-Es por eso que hoy no saldrás de aquí.-sentenció.
El otro quedó totalmente sorprendido por el cambio de actitud del mayor, llegando a pensar que sus bromas comenzaban a despertar el lado obscuro de las personas.
-El hecho de tenerme aquí en tu casa no te da derech-
Incapaz de terminar su frase, el chico de lentes se vio envuelto en la boca y la lengua de su "casero". Y sin poder oponer resistencia ese beso se consumó como el segundo de toda su vida, aunque el primero sin tener la intención.
Intentó inútilmente librarse de sus opresores labios, pues Kuroo imprimió demasiada fuerza a su abrazo asegurando que su "presa" se encontrara sin posibilidades de huir de su alcance.
-Kuroo...-se escuchó levemente entre el vaivén de lenguas que se venía suscitando, hasta que fue interrumpido por el sonido de la puerta abriéndose.
-Vaya, venía a ver como seguías. Disculpa.
La persona que ahora se encontraba frente a ellos dos era nada más y nada menos que Kenma, el "amigo" de Kuroo; quien sin más, se fue tan súbitamente como llegó dejando a ambos chicos totalmente interrumpidos.
-Lo siento, Tsukishima. Ese de hace un momento no era yo, puedes irte si quieres. Si necesitas más dinero, tienes mi número o el de Kenma. Llama si así lo deseas.
Tsuki nunca creyó que escucharía palabras tan hermosas viviendo de alguien como Kuroo, pero lo que extrañó al rubio fue que el mayor nunca cruzó miradas con él mientras decía todo eso. Al contrario, le parecía que él sólo buscaba olvidar lo ocurrido, aunque, no estaba seguro si lo que quería olvidar era lo del beso o el hecho de que Kenma los vio.
Y nadie mejor que Tsuki para entender lo que sucedía en ese momento, así que sólo tomó sus cosas y salió de aquella casa. Para su sorpresa Kenma y Bokuto se encontraban fuera aparentemente lo esperaban por alguna razón desconocida.
-¡Disculpa mi actitud de ayer! Normalmente no soy así, pero verás, a veces, sólo a veces, así pasa.
-Insistió en venir a decirte tan estructurada disculpa.-aclaró Kenma mientras veía con desinterés hacía la casa de Kuroo.
-Si esperas a que salga, pierdes tu tiempo, él no viene.
-Oh, bien.-dijo con el mismo interés que ocupa la observación de una carrera de caracoles a un kilómetro de distancia con los ojos vendados.
-¿Quién no viene? ¿Kuro? ¿Oya?
-Acepto tus disculpas Bokuto, pero necesito que me devuelvas el dinero de tu espectáculo.
-¡Cierto! Dije que yo invitaba.-tomó algo de dinero de su cartera y se lo entregó al de lentes.-no te preocupes por el cambio, puedes conservarlo.
-¡Si que estás arrepentido!
Tsuki disfrutó de su momento de regresar algo de la vergüenza que le hizo pasar ese torpe rematador la noche anterior, y en sus tantos insultos a Bokuto pudo notar como Kenma miraba de reojo hacia la casa de Kuroo, sin seguir mostrando un interés aparente, pero esas miradas despertaron algunas dudas dentro de Tsuki, quien después de unos cuantos helados y de haberse reubicado en otro lugar cerca de la estación, increíblemente se encontraba de nuevo frente a la casa del pelinegro. Algo en él le decía que si no hacía algo su extraña relación se perdería y lo que es peor, que ni siquiera él mismo rubio sabía a ciencia cierta qué era lo que estaba por perder.
-Buenas noches, traje algo de pan de melón en agradecimiento a su hospitalidad.-mencionó Tsuki cuando la puerta frente a él se abrió.
-¿Cuatro ojos? ¿Qué haces aquí?
Al abrirse aquella puerta Tsuki pudo ver a un Kuroo vestido con pijamas y pantunflas de gatitos, quien mostraba un leve sonrojo al ver al rubio frente a él.
-Acabo de decir que traigo pan en agradecimie-
-Esa parte ya la escuché, pregunto por el verdadero motivo, o ¿crees que voy a creer que te gusta ser agradecido y esas cosas?
Ni siquiera se molestó en negar la acusación del mayor, pues verdad más cierta no había, el pan fue sólo el pretexto pues la intención era otra.
-¿Te explico aquí afuera o me vas a invitar a pasar?
Por segunda vez en todo el día, Tsuki había logrado arrancarle una sonrisa a Kuroo. Algo que éste agradeció muy en el fondo, no había tenido el mejor de sus días, y la visita repentina de Tsukki logró que todo de alguna manera mejorara.
-Adelante galante caballero que me hace el honor de venir hasta mi humilde morada.-decía mientras lograba recrear la escena perfecta de un mayordomo recibiendo a su amo sin dejar de sonreír como pícaro.
-Gracias, buen mozo. Tome mi abrigo.-le extendió su chamarra y sus audífonos.-me halaga que me reciba en tan finas ropas.
Ambos no aguantaron más tanta tontería y comenzaron a reírse al unísono. Una sonrisa tan genuina que nunca lo hubieran apostado. Las risas continuaron hasta que ambos se encontraron dentro de la casa, Kuroo servía algo caliente para su visita y ésta observaba con sumo interés los movimientos de su anfitrión.
-Lo de ésta mañana, me intriga ¿sabes? De casualidad ¿tu y el enano con cabello de flan tienen algo que ver?
Kuroo, se detuvo por un momento y continuó preparando la bebida. Se colocó frente a su invitado ofreciéndole una taza de té caliente.
-¿Estás dispuesto a escuchar mi historia hasta el final?
-Si.-contestó de inmediato tomando la taza, pues una intriga sin precedentes ocupaba los pensamientos del rubio.
-Excelente reacción.-se sentó frente a él-te contaré una historia en la que un gato terminó en los brazos de un demonio...
Continuará...
Namie: Jajajajaja viene lo interesante mundo xD
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El Gato de Ciudad
FanfictionTsuki decide continuar con sus estudios en Tokyo por lo que debe emprender un viaje a la capital nipona. Ahí tendrá que lidiar con el ex capitán de Nekoma y todos los demás que viven ahí. Pero sin duda su principal fuente de estrés diario será Kuro...