Capítulo 6: Compatibilidad

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Si las cosas salieran bien sólo con determinación él no estaría enlistado en una universidad de Tokio. Porque las cosas que son complicadas no mejoran con los buenos deseos. Esa es pura coincidencia forzada en las historias de ficción en las que obviamente la realidad es lo que menos participa dentro de sus guiones.

Tadashi había terminado su relación desde que éste tomó el tren a Tokio sin que el rubio siquiera estuviese enterado de que estaba disponible en el área de solteros y sin hijos. Ni qué decir de la nueva conquista del pecoso. ¿Tan fácil le había sido olvidarle?

A Tsuki le urgían unas buenas clases para lograrlo porque estaba hecho mierda desde que recibió su llamada ese sábado por la mañana. Llevaba cuatro estúpidos meses mensajeando al que ya ni su novio era como un total idiota. Pensando que llegadas las vacaciones largas podrían hablar y tratar de solucionar algo. ¡Qué va! Si para cuando el rubio hizo la ligera sugerencia de regresar a la prefectura Tadashi insistió en que antes debía decirle algo importante. Algo que había omitido todo ese tiempo, así de importante resultó ser. 

—Excelente.

Pronunció para sí el rubio pues realmente se encontraba solo en aquella casa que lo había acogido muy bien a pesar de las nulas intenciones de quedarse más de dos segundos en compañía del chico felino, quien desde que arregló las cosas con el otro gato más pequeño (con ayuda de su ruidoso vecino y su novio), no dejaba de sonreír como idiota todo el estúpido día.

¡Vaya broma tan más horrible! Resultó que Akasshi era bueno en eso de "acercar a la personas". Kuroo le decía "nuestro cupido" cada que tenía oportunidad y el otro gato, ese sólo se arremolinaba tímido ante los constantes acercamientos que la frase llevaba consigo aunque sin rechazarlo ni por un segundo. 

—¿Qué más me hace falta por saber?—se interrogó maldiciendo la pregunta en sí, mientras recordaba la llamada que había puesto fin a sus planes, esos que como un bastardo ignorante llevaba en mente noche y día desde que se había decidido a arreglar las cosas. Tan patético.

Bajó agotado por la increíble cantidad de tarea que llevaba haciendo desde muy temprano, necesitaba algo dentro de su estómago o terminaría metido de nuevo en la cama escuchando música deprimente, de esa que te incita a odiar ser un humano hasta que las bacterias anaerobias intestinales hicieran su trabajo luego de morirse por el calor de la región. 

¿Por qué un sábado de finales de noviembre tenía que ser tan caluroso? Porque Tsuki estaba sin calefacción en ese momento. Esa era la respuesta. La vida quería que cometiera suicidio.

Estaba por hundirse de lleno en su lectura de "Inteligencia emocional aplicada a ventas" que Kuroo había dejado a medias encima de la mesa en un intento por saber cómo vender su alma a algún demonio a cambio de aire acondicionado cuando recibió un mensaje directo a su bandeja de entrada con ese estúpido tono de notificación indicando que se trataba de su tan amado casero por citar su sarcasmo. 

La canción de Garfield sonó por toda la habitación hasta que Tsuki se dignó a leer el contenido que juró sería alguna foto de ellos haciendo cosas de pareja, porque eran pareja y estaban saliendo como pareja y más cosas que incluyeran la palabra "pareja" en ellas.

«Sé que te estás muriendo, pasaremos por ti en media hora, en lo que Bokuto recuerda que su cabeza la trae pegada al cuello.» Se leía en la pantalla del móvil del rubio.

«A dónde sea que me piensas arrastrar en contra de mi buen juicio, ¿tienen aire acondicionado?» Contestó mientras se abanicaba algo de aire fresco.

«¿Por qué crees que te estoy invitando?» La respuesta llegó casi de inmediato.

«Cuenten conmigo, ese aire acondicionado y yo tendremos una cita.»

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2017 ⏰

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