La carta

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Y tres meses después apareció...


¡¡Hola!!, ¿qué tal sin mi? jajaja, es bromaa!

Buenooo, ¿qué decir? Muchos exámenes y toda la mandanga...

Pero os traigo una historia que hice para una de mis clases de la escuela que me gusta bastante y, así subo algo que hace mucho tiempo que no lo hago.

¡Empecemos!

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La carta

Se levantó del sillón de un salto, aunque perezosamente ya que seguía aún dentro de aquel sueño.
Se dirigió a trompicones hacia la puerta. Alguien la estaba aporreando violentamente, con todas sus fuerzas. Fue entonces cuando se asustó, ¿podía tener la esperanza de que no la derribara el que estuviera fuera?
Dudaba.

Pasó por delante del espejo, se peinó un poco con las manos y se puso bien la ropa arrugada que llevaba desde ayer. Se había quedado dormida en su cómodo sillón.

Fue a abrir. Y se encontró con una grata sorpresa cuando vio que no se trataba de nadie a quién le pudiera temer.

Era Joseph, el cartero. Siempre despeinado, con la gorra torcida y las gafas bajas.

Un chico escuálido y alto, que parecía que en cualquier momento se rompería.

Le tendió un sobre y mientras Mia dudaba si debía cogerlo o no, él empezó a mascullar una serie de palabras sin sentido además de decir <<Llego tarde, llego tarde>>.

Así que lo cogió. El chico asintió y pronuncio un bajo <<Adiós>>, poco entendedor y se fue corriendo hacia su bicicleta, que lo esperaba en la puerta de su jardín.

Cada vez que veía a aquel chico, se sorprendía más.

Entró en casa y cerró suavemente la puerta, costumbres. Dejó el sobre encima de la mesa del comedor y me fue a la cocina. Se preparó un café y tostadas.

Cogió el sobre y se sentó encima del mármol. Y comió mientras abría el sobre.

Era color marrón claro, un poco abultado. Miró primero a quién iba dirigido.

Mia Weintraub

Correcto.

Lo abrió.


Primero, cogió el libro. Era su primera novela. La había dejado en la editorial, que le había dicho que cuando el libro estuviese listo, le enviaría una copia.

Lo examinó y le gustó.

Después, adentró un poco más su mano en el sobre y sacó una pequeña carta.

Era de Joseph.

¿Acaso ese chico tímido con la gorra torcida le había escrito una carta?



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