Los Sparrow

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Los Sparrow

El "Santísimo trinidad" había regresado al puerto español del que había zarpado la noche anterior, las tropas más fuertes habían sido citadas para subir a bordo del gran navío mientras el rey y su recién nombrado capitán discutían el plan de rescate de la infanta Eleanor.

—Permíteme ir Fernando—agrego Louis con severidad.

—Eres el Delfín de Francia, si algo te sucede a manos piratas ¿cómo voy a responderle a tu país?

—La futura reina de Francia está en manos de esos repugnantes mercenarios, no me voy a rendir, subiré a ese barco le guste a usted o no

—Louis...! LOUIS! —dijo el Rey, pero el príncipe era demasiado impulsivo para intentar detenerlo. España comenzaba a tener problemas.

El viento golpeaba los vitrales de las pequeñas ventanas del barco, el sonido del agua sobre la madera se convertía en casi una canción de cuna con el tiempo, mientras el suave vaivén arrullaba a sus tripulantes.

Eleanor sabía que debía abrir los ojos, pero no podía hacerlo, o más bien, no quería hacerlo. Su vida había sido arrebatada por un pirata que un día fue su amigo y lo único que tenía ahora era su propio orgullo e identidad. Las olas golpeaban sobre la madera del barco y ese era un sonido que ella no acostumbraba escuchar, las voces de hombres con palabras soeces se escuchaban por todas partes y eso fue precisamente lo que la hizo despertar.

El lugar estaba adornado con un estilo un tanto antiguo y no muy limpio. Era claro que no era un barco de la marina real y que no había nada de lujoso en él, se vio a si misma sobre una cómoda cama con sabanas aparentemente limpias, pero salió de ella lo más rápido que pudo "aquí duerme un pirata" pensó con asco. Aun traía su vestido y sus joyas, pero le dolía la cabeza por el golpe propinado la noche anterior. Alguien llamo a la puerta y entro de manera desconsiderada ¿acaso no sabían quién era ella? ¡Pero qué falta de respeto entrar sin el permiso de la princesa!

Una mujer delgada de cabello claro y ojos oscuros traía ropa en sus brazos. Entro y se aseguró de cerrar bien la puerta. Se acercó a la cama y tendió las prendas en ella.

—Son prendas más cómodas que un vestido, deberías cambiarte. Te están esperando.

— ¿Quién es usted? ¿Quién me está esperando?

—Mi nombre es Elizabeth Swann...no te preocupes, se por lo que estás pasando, pero te aseguro que no te harán daño, son un grupo de salvajes trogloditas, pero, estarás bien.

— ¿Sabe por lo que estoy pasando? ¡Por favor! una pirata como usted ¿Qué puede saber?

—Yo era la hija del gobernador de Port Royal, Jamaica. Hasta que los piratas vinieron por mí. No eres la única que ha pasado por esto niña. Ahora cámbiate...

La hija de un gobernador no se compara a la hija de un rey, la hija de un gobernador no tenía la misma educación que la hija de un rey, ella no sabía que era lo que estaba sintiendo Eleanor, ella no la entendía y se negaba a utilizar la ropa que le habían dado.

Miro hacia la puerta y se armó de valor, no permitirá que los piratas la degradaran a algo que no era ella, debía ser fuerte y recordar quien era. Tomo la perilla con asco y abrió. Quienes estaban afuera se quedaron quietos y en silencio.

—Despertaste—dijo Grant colocándose a su lado.

— ¡Usted! ¡Usted me hizo esto! — dijo señalando un bulto en su cabeza cubierto por el largo cabello oscuro— ¿Cómo pudo traicionarme? Pensé que podría llegar a ser un hombre decente Sir Edward...pero veo que un pirata no es nada mas que eso.

Piratas del caribe: Las joyas del oceanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora