Henry Turner

827 49 7
                                    



Henry Turner

Ni por un segundo se despegó de la ventana del camarote del capitán. Sus ojos no tenían más objetivo que el horizonte con la esperanza de que un barco, el que fuera, apareciera en la lejanía y la ayudara a salir de su prisión. Con el pasar de las horas había descubierto la incomodidad de su vestido y había optado de mala gana colocarse la ropa que Elizabeth le había llevado en la mañana; No olía mal, pero no era exactamente la dulce fragancia de rosas a la que estaba acostumbrada. Seguía con sus infinitas dudas, pero si todo seguía como hasta el momento, lo único que esperaba era (por lo menos) tener un final digno.

Pronto el barco se quedó en completo silencio, hacia la derecha navegaba otro barco pirata como acompañante del que ella abordaba y era aún más aterrador. Sin nada mejor que hacer comenzó a recorrer cada centímetro del camarote en busca de cualquier cosa que pudiera utilizar para su propio bien en el futuro, pero no encontró mucho más que la comida que le habían llevado en la mañana, unas cuantas joyas y un diseño de un barco llamado "El Perla Negra"

—Luce como este barco—susurro mientras miraba con cuidado los planos del barco. Y encontró unas cuantas hojas con manuscritos en ellas. —"El perla negra fue atacado años atrás y se hundió en el mar caribe, David Jones le propuso un trato al capitán del navío y fue así como el perla regreso de las profundidades convertido en un navío de gran esplendor ante los ojos espectadores, pues no había muchos barcos tan negros y a la vez tan llamativos como las perlas" —leyó la joven con cuidado­—¿David Jones? —se preguntó a si misma mientras recordaba como su "abuelo" años atrás le había contado lo que parecía una desafortunada historia de amor, entre una diosa del mar y un marinero condenado a conducir a todas las almas que se perdían en el océano.

Su corazón dio un salto al recordarse a sí misma sobre las piernas de aquel quien siempre había sido su abuelo biológico y del cual, ignorante de su parentesco, consideraba su único amigo en el mundo, mientras escuchaba con atención todas las historias de piratas y viajeros alrededor del mundo y de misteriosos tesoros y maldiciones antiguas. No había nada mejor que la emoción que le causaban tales aventuras y soñaba día a día con verse, en el futuro, como una gran marinera y por qué no, una gran pirata.

Pronto encontró bajo la mesa del camarote un grabado elegante en donde se podía leer "Capitán Jack Sparrow" ¿capitán? Se preguntó a sí misma. El dueño del barco era Jack y tenía completo sentido cuando recordó a aquel hombre regordete decir "excelente gusto, capitán" ¿pero por qué un capitán podía ser tan idiota? Su imagen mental de un capitán era de un hombre admirable, tal vez un tanto intimidante y sabio. Genio en la navegación en alta mar y un experto en armas...y su impresión de Jack era todo lo contrario a eso.

Se sentó en el borde de la cama mientras miraba el anillo que Louis le había dado por su compromiso y lo acaricio con cariño con las yemas de sus dedos ¿Qué pensaría el al enterarse de que ella era la hija de un pirata? No lo conocía del todo, es mas no lo conocía en absoluto, pero le había dado una buena impresión y si tenía suerte, con la ayuda de su hermano, su pasado se borraría y ella podría convertirse en la reina de Francia, porque realmente era su sueño. Se recostó y comenzó a pensar en las miles de formas en las que una gran boda real podría ser celebrada, lo único que podía hacer en ese momento era dejar escapar sus pensamientos en un bello sueño.

Jack se había reunido con su padre en la proa del Venganza de la reina Ana para discutir la situación con sus demás compañeros de viaje. El hombre aún seguía impresionado por la noticia, pero como era de esperar utilizaba su ridiculez para ocultar sus verdaderas preocupaciones. Elizabeth lo regañaba, Angélica lo regañaba, Barbosa se burlaba de él y Grant escuchaba todo con mucho cuidado.

Piratas del caribe: Las joyas del oceanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora