Los hijos de One Direction ➸ sin editar

50: Meghed Forever

It's draining all of me
Oh, they find it hard to believe
I'll be wearing these scars, for everyone to see
I don't care what they say, I'm in love with you
They try to pull me away, but they don't know the truth
My heart's crippled by the vein, that I keep on closing
You cut me open and I
Keep bleeding, keep, keep bleeding love...

Narra Edward:
–Edward Styles.

Al oír mi nombre, todo el nerviosismo que no había tenido en la hora que llevo aquí, se hizo presente.

Me paré de la silla lentamente, y caminé hacia el estrado bajo la atenta mirada de los presentes.
Pude ver a mi padre, a Meghan y a los padres de Ricky, Riley y Sophie.

–¡Cornell, señores!

Escuché gritos y vitoreos.

Miré a mi padre con los ojos abiertos como platos. Él sonrió como Chesire, el gato y miró a Meghan, que le comentaba algo.

Mi alegría era...algo que no se podía comparar con nada. Yo sabía que iba a ser un gran empresario, porque eso iba a hacer. Tal vez tendré una discografía y sería el siguiente Simón Cowell, ese mismo. El legendario.
Y así poder cumplir más sueños.

Regresé a mi asiento y miré atentamente a mi familia.

Vi a mi hermana correr hacia alguien en la parte de atrás. ¿Es ese...¡El tío Zayn!?

Y...Dawn.

Me miraba atentamente, con una sonrisa orgullosa.
Fruncí los labios y le guiñé un ojo.

De repente, Meghan me dedicó una sonrisa burlona y agitó su mano frente al rostro de la morena, haciendo que sacuda la cabeza y la mire confundida.

Ay, pequeña Dawn.

Poco después galardonearon a Riley. No logró ingresar a alguna Universidad. Me siento mal por ella, pero prometo que es una buena chica y logrará hacerlo algún día.

Después de la graduación hubo una pequeña reunión para los recién graduados. ¡Riley fue reina del baile!

Justo estaba parado al lado de la mesa principal donde se servían la soda y los bocadillos.
Riley bailaba con Sophie, y yo sostenía la soda en mi mano derecha; mientras observaba el perímetro con expresión aburrida. El baile nunca fue lo mío.

—Hey—volteé a mi izquierda.

—Hola—.

Dawn se situó a mi lado, con la mirada perdida. ¿Qué hacía aquí? Creí que era sólo para los graduados.

Era un silencio algo incómodo. No sabía que vendría, y hace menos de una semana le había confesado lo que sentía, prácticamente.

—Así que, ¿Cornell, eh?

—Síp—respondí con los dientes apretados.

Pasaron unos minutos en completo silencio, hasta ella que cogió mi brazo y me hizo mirarla.

—Mira, Edward, no sé si estás indeciso o no tienes los cojones para hablar. Sea cual sea la razón, estás siendo ridículo—fijé la vista en sus ojos hazel para verde.