17: No, mom.

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Narra Meghan:

-¡Eres un imbécil! ¿Por qué le hiciste eso?- le gritaba Dawn a mi 'hermano'.

-¡Tiene 13 años! ¡No puede tener novio!

-Si mal no recuerdo, tuviste tu primera novia a los 11, ¿no, Edward?- dije yo. Él borró su sonrisa poco a poco hasta que sus labios quedaron haciendo una sola línea. Punto para Meggy.

-Estamos hablando de ti, no de mi.

-En realidad, estamos hablando de por qué no se puede tener novio a los 13, si tú tuviste a los 11.

-Oh, tú no hables, Meghan.- dijo Edward.

-¡Claro que hablará! Estás hablando de tu hermana, no de la perra de tu novia!- gritó Dawn. Miré rápidamente a Edward, estaba hachando humo por las orejas, literal. No podía borrar la sonrisa de mi rostro. Aún si quisiera. Dawn sí que se podía defender. Si no logramos triunfar en la música, haré que Dawn sea mi guardaespaldas.

-¡No le hables así a Tiffany!-gritó Edward.

-¡No le hables así a Dawn!- grité. Dawn me defendía, ahora me tocaba a mi.

Ambos se miraban mal mientras yo sólo quería parar esto. El timbre sonó y al instante la puerta de nuestra casa se abrió mostrando una larga cabellera rubia. Oh, esto está yendo de mal en peor.

-¡Meghan, Edward!- mi madre había llegado después de no verla estos últimos 3 meses.

-Mamá...-fingí una gran sonrisa y Edward hizo lo mismo. Dawn sólo observó a mi madre con una mirada fría.

-¡Dawn! No te había visto hace mucho tiempo. ¿Cambiaste de look? ¡al fin pareces una chica!- Ella sólo fingió una gran sonrisa.

-Gracias, tía Taylor.- murmuró con los dientes apretados.

-En fin, ¡Traje obsequios!- me acerqué lentamente hacia los sofás y Edward hizo lo mismo.

-Para la pequeña Meggy...- me dio dos bolsas de regalo- Y para Ed.

Suspiré y empecé a abrir la primera bolsa.

-¿Qué es esto?- pregunté al ver dos pedazos de papel blanco. Los volteé y bufé.

-¡Dos entradas para ver el reencuentro de Frankie Jonas y sus hermanos!- fingí un rostro de alegría.

Miré como Edward abría su primer regalo. Primero su expresión fue aburrida, luego sorprendida, y al final aburrida.

-Oh, gracias mamá.- dijo. Su sonrisa falsa se notaba a millas.

Me apresuré a abrir el segundo regalo. Y este sí que me sorprendió. Un pase V.I.P para conocer a la hija de Selena Gómez. Dije que me sorprendió, no que me haya gustado. ¿Y saben que es lo peor? Qué yo veo a esa chica gratis casi todos los meses.

Bufé.

-Mamá...Sabes que Marie Gómez no me agrada.- le dije.

-Es su fiesta de cumpleaños, Meghan.

-¿Ese es tu regalo? ¿Una entrada al cumpleaños de la chica más odiosa de América y Europa? Ah no, la más odiosa es la hija de Kendall Jenner, ya me lo dejaste en claro; pero no, mamá.

-En realidad sólo iba a traerles uno. Son muy desconsiderados. Debí quedarme con Selena. Por lo menos su hija sí la considera y quiere. No debí de haber tenido hijos- hizo la típica cara de madre indignada y subió a su habitación.

-Creo que debo irme, Meg. Te veo en la escuela el lunes.- Dawn me dio un beso en la mejilla y salió por la puerta.

Miré a Edward. Él sólo me miraba. Mis fosas nasales se abrían y cerraban mientras una gota caía por mi mejilla. Me hartaba que ella pensara eso de nosotros.

-Mamá se pone así siempre, y tú lo sabes. No le tomes importancia. Ella es así. No te preocupes, te entiendo. Y quiero pedirte disculpas por lo de antes.- Sólo asentí mientras él se paraba y me daba un abrazo. Apoyé mi cabeza en su pecho. Las lágrimas seguían saliendo. Creo que por la impotencia de no poder decirle a mi madre las cosas que pienso. 

 Unos pasos provenientes de la cocina se dirigieron hacia arriba. Esos pasos resonaban en toda la casa. Oh no. Papá había escuchado todo. Sabía lo que iba a pasar. Siempre pasaba. Pero no sé si esta vez pueda soportarlo.

-¡NO HICE NADA, HARRY!

-¡¿ENTONCES ME PUEDES DECIR POR QUÉ MEGHAN ESTÁ LLORANDO!?

-¡NO LO SÉ!

-¡CRÉEME, ESCUCHÉ TODO! ¡NO MIENTAS MÁS, TAYLOR!

Apreté mi agarre en Edward y el se tensó. Los gritos hacían que me debilitara. Odiaba esto, pero también odiaba que mamá haga lo mismo cada vez que llega.

-¡ES SUFICIENTE!- esa voz provenía de mi padre. Unos pasos por la escalera y un ruido por el tubo de bomberos se oyeron. Papá bajaba por ese tubo y mamá botaba rabia por las pobres escaleras.

-¡No puedes hacer esto, Harry! ¡Yo te amo!- gritó mi madre. Oh, sí, claro.

-No me importa si haces OTRA canción sobre esto. Pero no vas a tratar así a mis hijos. ¡Por un tonto regalo! 

-Harry...- papá abrió la puerta y bajó su cabeza. Mamá caminó hacia ella con lágrimas en los ojos. 

-Te enviaré tus cosas mañana.- mamá lo miró y luego salió. Y nada para nosotros. NADA. 

-Papá...- murmuré.

-No te preocupes, Meghan. Sólo necesito un poco de espacio. Llamaré a Louis a ver si se pueden quedar en su casa.- y subió las escaleras.

Me solté de Edward y limpié mis lagrimas con la manga de mi sweater.

-Sé lo que piensas. Pero no, no es tu culpa. Ahora empaca algo de ropa, yo buscaré las bolsas de dormir.

Asentí sin ganas.

“Hola:

Sé que no conté contigo todo el tiempo, pero hoy quiero saludarte. Te he notado muy inquieta y sé que haz decidido apartarte de nosotros; he llorado mucho, pues aunque soy algo pequeña, tengo sentimientos infinitamente grandes. Sabes, dicen que la vida es hermosa, aunque tú vivas maldiciendo la tuya desde ese momento. Me hubiera gustado ser verdaderamente tu hija, tu amiga, tu compañera, el motivo de tus sueños... Después de esto, no tengo mucho más que decirte, sólo que me he encariñado mucho contigo y te echo de menos. Pues aunque no llegamos a ser profundamente íntimas, porque siempre tenías giras y conciertos, recuerda que siempre te seguiré llamando mamá.

                                                                                                        -Meghan"

Los hijos de One Direction ➸ sin editarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora