Murasakibara Atsushi.

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Notas(?)

Anime=Kuroko no basket.

(A)=Apodo.

(T/A)=Tu apellido.

(C/P)=Color piel.

(P/M)=Peor materia.

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-Despierta.

-(A)-Chin, quiero dormir.-Se quejó mientras te daba la espalda.
Él siempre era así, más por las mañanas.

-Si despiertas ahora, te daré una piruleta.

-¿Qué hora es?.-Se sentó rápidamente en la cama mientras extendía su mano hacia ti.

-6:40.-Respondiste mientras buscabas el dulce en tu abrigo.-Aquí.-Lo extendiste dejándolo en la gran mano de tu amigo para después salir de su habitación.

-Murasakibara, realmente eres pésimo en las mañanas, ahora entiendo porque tu madre me pide ayuda en despertarte.

Él no respondió, simplemente siguió comiendo la piruleta sabor cereza.

Era tu vecino, así que no era muy difícil pasar por su casa antes de ir al instituto, inclusive, te gustaba, podías pasar más tiempo con él.

-¡Ugh!, pero que cansancio.-Te acostaste sobre tu pupitre totalmente devastada.

Las clases de esta semana finalmente terminaron, y en tu última hora tuviste un examen sorpresa de (P/M).

-Fue fácil.-Comentó tu amigo de cabellos púrpuras.

-Tsk, claro, eso dices ya que lograbas ver las respuestas de los demás. Ser tan alto debe ser lo mejor.-Tomaste tu mochila dispuesta a irte a casa junto con él.

-(A)-Chin, quisiera pasar primero a por un lugar.

-Déjame adivinar, una dulcería.-Reíste mientras salían del aula juntos.

-¿Cómo lo supiste?.-Interrogó realmente sorprendido.

Él simplemente era una persona muy especial.

-¡Gracias por su compra!.-Dijo alegre la chica que los atendió.

Ambos salieron de la tienda con algo en mano, Murasakibara en ambas.

Tenía una bolsa en cada mano, repletas completamente con diferentes dulces y golosinas, además de tener una barra de chocolate entre los labios, tú, al contrario, tenías una pequeña bolsa con un par de bebidas, mientras masticabas un poco de chicle.

-¿Quieres ir al parque?, está cerca.-Habló con gran maestría, sin duda no parecía que disfrutaba de un dulce en ese mismo momento.

-Claro, será divertido.-Al terminar, reventaste una pequeña bomba.

El clima era perfecto, el paisaje hermoso, y que decir de la compañía.

Todo era increíble. Y se pondría mejor.

-Murasakibara, ¡vamos a los columpios!.-Tomaste su mano mientras lo arrastrabas a los juegos.

-Más despacio.-Se quejó, pero de igual manera te siguió. Aunque no es como si tuviera otra opción.

Subiste a un columpio rojo, mientras Murasakibara a uno azul.

Ambos tenían su propio ritmo.

-Deberíamos de salir más a menudo.-Hablaste en pequeñas partes, ya que subías y bajabas.

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