Personas que recordar

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La multitud estaba en completo silencio, nadie en el estadio podía hablar y solo podían mirar atentos al joven y a la pequeña niña que tenía en los brazos, la niña debía detener unos cinco años mas o menos, su cabello era rubio con mechones negros, tenia la piel ligeramente bronceada, sus ojos eran azules oscuros y tenia tres marcas en cada mejilla al igual que Naruto lo que demostraba sin duda alguna que eran familia, ella llevaba un vestido negro y unas sandalias pero su vestimenta estaba lejos de ser ninja sin mas bien la de una niña común.

Hinata sentía como su corazón se hacia añicos al ver a la niña, si ella en verdad era hija de Naruto entonces el tenia familia, toda esperanza que había guardado de estar con el desde que se fue se destruyo al ver a la pequeña, sentía unos enormes deseos de llorar y salir corriendo pero sus piernas no se movían.

Naruto: ¿Qué haces aquí Shizuma? – dijo mirando a la pequeña un poco sorprendido.

Tsunade se sorprendió al ver que los ojos del rubio pelirrojo habían vuelto a mostrar ese brillo que tenia cuando era mas joven y aun mantenía a la pequeña en sus brazos.

Shizuma: Es que extrañaba mucho a papá y quería verte, ¿Estas molesto? – dijo  queriendo llorar.
Naruto: No, claro que no estoy molesto, jamás me enojaría contigo es que no esperabas que me vinieras a buscar, además se supone que tu abuelo te iba a cuidar, ¿Qué le paso al anciano? – dijo mirando a la pequeña.
Shizuma: Nada. – dijo sonriendo tiernamente.
Naruto: por dios. – pensó al ver esa sonrisa.
- Algo hizo. – dijo Kurama un poco asustado.
Naruto: Lo se, esa sonrisa la utiliza cuando hace algo malo. – pensó tragando saliva,
- ¿Qué habrá hecho ahora? – dijo Kurama pensativo.
Naruto: No se pero no es nada bueno, espero que ese anciano no me mate cuando regrese, la que me espera será buena. – pensó un poco asustado.

En ese momento en el país de la cascada, en un templo en las montañas, una joven vestida con un kimono negro y que tenía el cabello castaño y los ojos del mismo color subía por unas escaleras hasta llegar a una habitación, llego hasta ella y golpeo suavemente la puerta.

- Kyosuke-sama, desea que sirva la comida suya y de la señorita Shizuma. – dijo la joven tocando la puerta.

Al no recibir respuesta vuelve a tocar la puerta y escucha una especie de murmullo, abre la puerta y ve la habitación sin nadie adentro, vuelve a escuchar el ruido y mira hacia arriba y se aterra al ver a un hombre vestido de monje un poco calvo y de ojos negros encadenado al techo y amordazado.

- Kyosuke-sama. – dijo la joven mujer tomando una mesa y subiéndose en ella para liberar al hombre.

Al fin logro liberar al hombre que se veía de muy mal humor.

Kyosuke: Esa niña, por que tenía que sacar el carácter de su padre y no el de mi dulce hija, esto es culpa de Naruto pero cuando lo vea. – dijo muy molesto y tronándose los nudillos.
- Como hizo una niña de cinco años para amarrar a un hombre de ese tamaño al techo. – pensó la mujer mirando el lugar en donde hasta hace un rato estaba encadenado el anciano.

Entre tanto en Konoha Naruto miraba a la pequeña la cual seguía sonriendo con una sonrisa que parecía un inocente ángel.

Naruto: Bueno ya que estas aquí vamos a comer algo, por aquí venden el mejor ramen del mundo. – dijo rascándose la cabeza.
- ¿Qué no te preocupa saber lo que hizo? – dijo Kurama molesto.
Naruto: Para que, igual voy a aguantarme el sermón del anciano. – pensó cerrando los ojos.
- Tienes razón. – dijo Kurama suspirando resignado.
Shizuma: Si, quiero ramen. – dijo riendo.
Naruto: Vamos entonces. – dijo caminando a la salida del estadio con la niña en brazos.

El 'Naruto-kun' que no pude rescatarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora