Vida Casi Perfecta...

Capítulo Uno: La toalla y el sapito verde

Some people got soul,

Some people got passion,

Some people got wisdom,

But you got it all.

Esa es mi canción, la que me despierta y la que me saca el sueño. En otra ocasión me despertaría alegre, de buen humor y esas cosas mañaneras; pero hoy no. Al contrario estoy enojada y furiosa pero a la vez cansada. Quiero seguir durmiendo todo el día (soy una dormilona, lo sé), pero no puedo. La canción me recuerda que de ahora en más, me tengo que levantar a las 5 a.m. para ir al colegio o como yo lo llamo el pulgatorio, como odio esa palabra... escuela.

Intento conciliar el maldito sueño, pero cuando estuve a punto de dormirme suena la canción de vuelta.

Some people got strength,

Some people got courage,

Some people got vision,

But you got it all.

Con esos simples minutos me bastaron para agarrar las sabanas y destaparme completamente, estirar mi brazo, agarrar el despertador todavía sonando y con todas mis fuerzas, me paré de la cama y lo arrojé hacia la puerta (para que se rompa). Cuando el despertador volaba, la puerta de mi habitación se abrió sin aviso y el aparato le pega en la cara a Dylan, mi hermano mayor... ¡qué alegría!

Por propio instinto me tapé la boca con las dos manos, tratando de que mis pequeñas manos no dejen salir la risa que me iba a salir de la boca, porque desde la cama (donde yo estaba) se podía ver que Dylan tenía la mejilla roja por el impacto del aparato, a su cara. Trato de que el ambiente no se ponga más pesado y hablo.

_ Hola Dylan... ¿cómo estás?-le pregunté rápido, baje la cabeza lentamente para no soltar una carcajada en su cara y que no se enojara más de lo que ya estaba.

Como si recibiera ese golpe todos los días, suspiró cansado, exhaló e inhaló el aire para relajarse y mantener la postura de hermano mayor y con ese teatro no me aguanté más y me reí en su cara.

_Ajajajjajaja jajajaj- me costaba mucho respirar pero yo me seguía riendo ya que no podía parar de reírme, todavía tenía la mejilla roja. De tanto que me reía, no pude conseguir el poco equilibrio que tengo y me caigo parada al suelo, prácticamente beso el piso, pero como soy más tonta que una cabra, me seguía riendo y mi hermano desde la puerta me miraba con su misma cara de "soy mejor que tú".

El punto es que yo casi me hago... por su culpa, ya que cada vez que intentaba parar de reírme se me venía de vuelta la imagen a mi cabeza.

Cuando ya me dolía la pansa de tanto reírme paré de apoco, hasta que logré parar de reírme, pero igualmente cuando lo intenté, rápidamente me arrastré hasta la cama y agaché mi cabeza para no verlo a la cara porque si no me atacará la tentación.

Mi hermano se apoyó en el umbral de la puerta, dobló sus piernas y se apoyó en una, tomó su posición habitual de "me importa muy poco lo que digas y hagas " y me miró con su cara de superioridad (la que siempre usa conmigo) y me dijo.

-Ariel... -sonrió malditamente y eso no es bueno- solamente te vine a decir que tienes que estas lista en... - miró su reloj de mano para decirme exactamente la hora- menos de cuarenta minutos.

Y con eso se dio media vuelta y se fue de mi habitación cerrando la puerta detrás de él, tranquilamente. Obviamente se fue con una sonrisa en su rostro porque sabe perfectamente que yo hago todo súper lento, soy prácticamente una tortuga.