Mi nueva vida, Primer curso de Hogwarts

Así comenzó todo

-¡¡NO SUÉLTAME!! ¡BLAKE SUÉLTAME!- gritaba muy fuerte  Blake me estaba haciendo daño, quería que le diera mi sweater y me jalaba fuertemente del cabello mientras  Andy me sujetaba de la cintura para que no pudiera salir corriendo como usualmente hacia cuando me intentaban sacar algo.

-¡Andy sácaselo! RÁPIDO VIENE LA MAESTRA- grito Blake. grite mas fuerte para que la señora Payne me escuchara y viniera rápido. 

-ANDY, BLAKE ¿QUE HACEN? ¡SUELTEN A EMMA YA!- grito furiosa la señora Thompson- Ya no es la primera vez en la que encuentra a los chicos tratando de quitarme algo, es frustrante e injusto, los chicos me soltaron y se fueron corriendo a las habitaciones de los niños. 

-¿Estas bien Emma- Pero que pregunta tan estúpida, solo asentí con la cabeza con los ojos cristalizados, me estaba doliendo mucho la cabeza ¿por que simplemente no puedo tener una familia? ¿En serio tendría que pasar toda mi vida en este asqueroso lugar? no tengo familia y deberé quedarme aquí hasta que por lo menos cumpla la mayoría de edad, o que me adopten, algo que dudo mucho que pase.

Camine hasta mi dormitorio y llore, otra vez, no se me quitaba el dolor de cabeza y mis parpados me pesaban comencé a pensar en todo lo que Blake y Andy me han quitaron, son unos idiotas que se aprovechan de todos, sin poder mantener más los ojos abiertos me quede dormida.   

Me desperté la mañana siguiente por el ruido de los gritos de los demás chicos era 21 de Julio y en siete días cumpliría los once años. Mire hacía mi escritorio y encima de el estaban todas las cosas que Blake y Andy me habían quitado, mi libro de Ciencias Naturales, un poco de dinero que nos daban por alguna emergencia, mi collar de oro (la señora Payne dice que lo tenia conmigo cuando me encontró en la puerta del orfanato) y unas cuantas fotografías viejas de cuando era más pequeña, es algo extraño... seguro la señora Thompson los hizo devolvérmelas.

Me cepille el cabello haciendome una trenza, busque algo de ropa, la toalla y entré al baño, luego de estar lista, salí decidida hacia el comedor a desayunar, pero antes de que pudiera salir la señora Thompson apareció en el umbral de la puerta bloqueandome la salida. 

-Emma, tienes visita- fruncí el ceño, ¿visita? ¿yo?

- Señora Payne ¿esta segura que es para mí?- digo, nunca nadie me visita, no tengo a nadie. 

-Si Emma, me gustaría que me acompañaras a mi despacho- y sin más se fue dejándome confundida en mi dormitorio me apresure a salir rápido de mi dormitorio y seguirla hasta su despacho, llegamos y entre, había un hombre mayor, pero alto con una barba plateada muy larga y estaba vestido de una manera muy extraña, una túnica color  vinotinto estampada con lunas y estrella plateadas y usaba lentes de media luna, daba la impresión de que me escaneaba con ojos penetrantes.

-Hola Emma- me extendió su mano, se la estreche con poca confianza -Soy Albus Dumbledore, director de el colegio Hogwarts de magia y hechicería- ahhh ya entendí es el día de los inocentes ¿no? no es el uno de abril ¿cierto? me parece una broma de muy mal gusto 

-Se que creerás que esto es una broma Emma- continuo el señor raro -pero todo es completamente real- para este momento la señora Thompson había abandonado su despacho, me entrego un sobre al parecer hecho en pergamino, con un gran escudo y atrás tenia letras verdes que decían: 

Srta E.  Harrison 

Orfanato Little  Dreams habitación 13  

Paddington, Green London 

Middlesex

 Abrí la carta para encontrar otro pedazo de pergamino que decía:  

  Director: Albus Dumbledore

 (Orden de Merlín, Primera Clase, 

Gran Hechicero, Jefe de Magos, 

Jefe Supremo, Confederación 

Internacional de Magos).   

  Querida señorita Harrison:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de julio.

 Muy cordialmente, Minerva McGonagall  

                                               Directora adjunta  

Mi cabeza comenzaba a dar vueltas rápidamente ¿que es esto? ¿estaré soñando? ¿mi lechuza? 

-No entiendo nada- dije ya un poco mareada 

-Emma, eres una hechicera- dijo con suma tranquilidad el señor  

-No en serio, esto no es gracioso-  dije sonando dura, este juego me esta cansando de verdad ¿que hace este loco aquí?  

-Déjame demostrarte que esto es real- saco una especie de rama de algún bolsillo de su túnica, ya... este esta demente, me acerque un poco a la puerta de salida por si tenia que esconderme o salir corriendo, de repente apunto hacia un florero que tenia la señora Payne en su escritorio y lo rompió sin siquiera moverse, abrí mis ojos como platos, esto debe se un sueño, luego volvió a apuntar hacia los pedazos que quedaban del florero y rápidamente se unieron volviendo el florero a su forma original, abrí como pude más mis ojos sorprendida, el no esta loco, ¡SOY YO LA LOCA! 

-¿pue-puedo hacer yo eso? tartamudee por el asombro el señor metió de nuevo la rama a su túnica y ahora pensándolo bien podría ser una varita ¿no? el asintió levemente con la cabeza 

-con práctica y esfuerzo, si lo puedes hacer, y sabemos que eres capaz de mucho más por eso te hemos invitado a Hogwarts para que puedas aprender- pauso un momento y luego siguió - solo debes confiar en mi ¿si?- asentí frenéticamente - Esta bien, iremos a comprar tus útiles, sujeta mi brazo Emma, por favor- le sujete el brazo y sentí como si algo me estuviera aprisionando sin dejarme respirar y luego la sensación paro, cuando abrí los ojos estábamos en la calle Charing Cross de Londres. 

Bien... Al parecer no, no es una broma, ¿como es que de un segundo a otro estoy a Kilómetros del orfanato?

Entramos en una especie de bar que nunca había visto, se llamaba El caldero chorreante, pasamos por una pequeña multitud de personas que saludaban al señor que venía conmigo, de echo si va a ser mi director debería aprenderme su nombre, mire en el sobre que recién me dio en el orfanato y leí, Albus Dumbledore, es algo extraño, llegamos a una pared de ladrillos, que de un momento a otro comenzaron a abrirse haciendo una especie de portal y mientras abría pude observar una especie de callejón.