Capítulo 38: No nos queda tiempo.

37.8K 3K 438
                                    

Capítulo 38: No nos queda tiempo.

DAYAN

La noche iba pesando en el cuerpo de todos nosotros. Kai se había empeñado en conducir él, pero a las cuatro horas de viaje, su concentración dejó mucho que desear y le obligamos a cambiarnos.

En esas cuatro horas Isaura había caído en un profundo sueño, al principio la agitación de la batalla le había hecho mantener los ojos abiertos, pero el cansancio también llegó a ella y dormía profundamente. Adalia era un caso aparte, también había estado con la agitación de la batalla, pero al comprobar que ya no corríamos ningún peligro, en lugar de dormirse, fingía hacerlo. Al principio ni me había dado cuenta de la diferencia, tenía la cabeza recostada y todo su cuerpo apuntaba hacia la puerta, pero desde la posición en la que estaba, su rostro se reflejaba en el espejo retrovisor y pude verlo cubierto de lágrimas. Ella era la que dejaba algo atrás, Kai iba en busca de Eve y yo llevaba a Isa a mi lado, pero ella… ella dejaba el corazón en aquella comunidad. 

No creía que Matt no nos fuera a seguir, pero confiaba que no lo consiguiera, que no supiese por dónde empezar o que para cuando lo hiciera, ya fuese lo suficientemente tarde como para que su vida corriese peligro. Era Eve la que realmente me preocupaba, en el caso de que la encontremos y la rescatemos, ¿cómo íbamos a decirla que debía marcharse sin Kai? Después de todo lo que había tenido que pasar, no me parecía un final justo, pero claro, tampoco lo era para nosotros.

Isaura y yo habíamos discutido sobre si llamar a nuestros padres o no, ella había rechazado la propuesta con un no rotundo, decía que si escuchaba la voz de sus padres, no se atrevería a hacer lo que debíamos hacer. Pero yo no podía evitar tener la necesidad de decir un último adiós, dejarles claro que pase lo que pase, no fue culpa suya. Pero decir todo eso sin dejar una duda de que era lo que pretendíamos, era totalmente imposible. Quizás la idea de Isa sea mejor…

Conducía por carreteras secundarias, con la única iluminación de los faros del impresionante Jeep, aunque el cielo empezaba a coger tonalidades azules, demasiado oscuro aún para poder iluminar algo, pero señal de que amanecía. Habíamos entrado en el estado de Washington, aún quedaba mucho camino pero se podía notar el frescor de las montañas, casi me sentía como en casa.

Miré por el espejo interior para ver a Isaura, la cual seguía dormida justo detrás de mí, solo que ahora se había unido a ella Kai, ya solo quedábamos Adalia y yo.

- Se han dormido los dos, – dije en susurros, cosa que sorprendió a Adalia ya que ella debía pensar que me creía que dormía. – al menos ellos estarán descansados.

- La verdad es que Kai lo necesitaba, casi nos mata por la carretera y antes por el bosque y antes en la comunidad. – me reí de sus “y antes” y ella me sonrió con algo de pesar. - ¿Qué crees que pasará, Dayan? Me refiero con la destrucción de la cueva. ¿De verdad crees que eso nos matará?

- Creo que sí. En realidad creo que nacimos para hacer esto, - dije sinceramente. – creo que los años en los que hemos vivido como personas normales solo han sido un regalo, algo que la magia nos ha concedido por nuestro futuro sacrificio.

- Tendríamos que haber estado informados, habría hecho cosas diferentes, me habría portado mejor con mis padres, habría disfrutado más de la vida, habría cometido locuras…

- Lo sé. Yo no hubiese malgastado mi vida negando lo que tenía delante. – dije con pesar.

No hubiese salido con la arpía de Caroline, hubiese pasado todo mi tiempo conociendo a Isaura en todos los aspectos posibles, le hubiese dedicado mi vida al completo, me habría escapado con ella al fin del mundo si hubiese hecho falta. Pero ahora ambos estábamos condenados a esto y ya no quedaba tiempo.

Saga Elementos IV: Destino de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora