Capítulo 4: Cafetería Ford

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Después de acompañar a Jay y a Gabriel a dejar a Adam en su casa—por suerte solo habían sido unas heridas que no tendrían consecuencias, pero necesitaba descansar—, mis amigas y yo fuimos a comer algo en una cafetería.

—Enserio me sorprendió lo que hiciste hoy, ahora eres toda una bravucona—dijo Aria mientras se metía un pedazo de tarta de zanahoria en la boca.

—Quería darle otro puñetazo, lastima que soy demasiado prudente y no lo hice. Se lo merecía—dije poniendo los ojos en blanco.

—¿Que rayos le paso a Adam en esa pelea? Perdió descaradamente—empezó a decir Charlotte—, conociéndolo se que debe sentirse demasiado humillado, haber perdido tan feo seguro le dio justo en todo su ego.

Y era verdad. Adam era pretencioso y presumido, seguro se sentía inútil tras haber perdido así.

—No entiendo porque Lucas lo venció así—refunfuñe y tome un sorbo de mi jugo de naranja.

Aria rió.

—Esos músculos en los brazos de Lucas lo explican.

La fulmine con la mirada.

—¿Acaso te gusta Lucas Ford?—dije pero las miré a ambas—, bueno esta pregunta debería ser en plural ya que ustedes a cada rato hablan de él.

—Es guapo eso es todo—dijo Charlotte—, pero tu obviamente no vas a admitir eso jamás porque tienes un corazón de hierro.

—Bien admito que es guapo. Pero el problema es que no me agrada en absoluto—dije.

Aria y Charlotte se miraron incrédulas.

—¿Acaso tú Michelle Hunter acabas de admitir que Lucas Ford es guapo? ¡Es increíble!—exclamó Charlotte.

Y entonces me sonrojé notablemente cuando vi a Lucas justo pasando detrás de Aria y volteando a mirar a nuestra mesa. ¡Diablos nos había oído! Mi dignidad se encontraba en el subsuelo, después de haberle golpeado en la mejilla ahora admitía que era guapo.

—Debo admitir que me siento halagado Hunter—sonrió él—, y descuida ya con eso que oí no estoy para nada molesto por el puñetazo que me diste justo en la mejilla.

Yo lo miré furiosa, y en cambio Charlotte y Aria lo vieron encantadas.

—Ojalá te hubiese dado dos puñetazos para que no me hubieses disculpado alguno de los dos.

—Oye descuida, igual eso que acabas de decir vale por dos, te hubiese disculpado de todos modos—me guiñó el ojo—, además después de todo tú solo defendías a tu novio tras ser humillado. Creó que al menos ese puñetazo que me proporcionaste me enseño que no siempre se obtiene una victoria completa.

—Yo creó que si fue una victoria completa—dijo Aria—, dejaste a Adam destrozado y además el puñetazo que te dio Michelle ni se nota.

Yo abrí los ojos como platos indignada. Ahora quería darle un puñetazo a ella. Me levanté de la mesa.

—Voy por una torta. Creó que ya me provocó comer algo—dije malhumorada empezando a caminar.

—A mi igual, esas tortas de vainilla en la vitrina se ven deliciosas—dijo Lucas caminando tras de mí.

Yo aceleré el paso evitando que me alcanzará, pero después de todo ambos íbamos al mismo destino, así que al llegar a la vitrina nos encontraríamos.

—¿Cuál tomarás tú? Yo te recomiendo las de vainilla de verdad que son deliciosas—dijo él.

Tome aire para no perder la paciencia.

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