Nuestro tutor en Skype IV

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Dejó a su alumno en el suelo. Se agachó, y cogió un bisturí que tenía en el bolsillo de su bata. 

Juan Manuel miraba por la ventana. Observaba el frondoso bosque. 

- ¿Qué miras? -Preguntó Víctor, sujetando el bisturí.

Juanma miró a su profesor, y se lo comió.

- Qué b... 

La última palabra no logró salir de su boca. Lo intentó varias veces, pero era imposible. ¿Sería que Víctor le robó la voz? 

El niño de los granos, comparados con arroz, empezó a sentirse mal. Con ganas de vomitar y dolor de cabeza. Se arrastró por el suelo, intentando buscar una salida. Pero no había puertas. Solo estaba la ventana, y no podía llegar a ella. En ese momento, Víctor salió por la boca de Juanma gritando: ¡A mí, a mí!

- ¡Por fin estoy bien! ¡Mi arroz con voces! ¡Exquisito, espléndido, inmejorable! ¡Sobre todo inmejorable!

El cuerpo de Juan Manuel yacía en el suelo. Otra nueva obra de Víctor. Matando a sus alumnos desde  el primer instituto en el que estuvo. Todo por el arroz con voces. 

Arrastró la mesa hasta debajo de la ventana. Y cuando iba a subirse en ella, la cabeza de su antiguo alumno entraba flotando por la ventana.

Víctor se sorprendió, pero sabía que nadie le podía parar ahora que tenía el poder. El poder del arroz con voces. Nadie le podría derrotar jamás.

- Jessie J, Jessie J, Jessie J.

La cabeza de Eduardo se había convertido ahora en un pokémon llamado Jessie J . Pero Víctor podía solucionar el problema.

Sacó una pokeball de su otro bolsillo, y capturó a Eduardo.

Cogió la pokédex.

N.º074 

Jessie J

Tipo: Focus 

- Otro nuevo pokémon. Le inyectaré arroz con voces en las venas, para que él pueda ser mi sucesor.


Nuestro tutor viajó hasta el Everest.

- ¡Jessie J, te elijo a ti! 

La cabeza de Eduardo salió de la pokeball.

- Observemos este hermoso paisaje antes de que te inyecte el arroz. 

Víctor gritó: ¡A mí! 

Se voz hizo eco en todas las montañas que había, y el mundo reconoció su voz. Sabían que era el fin del mundo.

El tutor y falso profesor había ido por todos los institutos del mundo, dejando su arroz en ellos, y llevándose las voces de la mayoría de niños. Ese arroz era veneno, y estaba matando a toda la humanidad. 

Victor estaba más feliz que nunca.

Todo por el arroz con voces.



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