Capitulo 8

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Era tiempo de volver a Nueva York y continuar un poco de mi vida, haya, James se oponía por completo el que yo regresara siquiera a Nueva York, pero cada empresa necesitaba que estuviéramos presentes.

- No quiero que te vayas – dijo triste

- Lo siento, pero tengo que ir – dije tomando su cara en mis manos

- No – dijo sacudiendo su cabeza

- Prometo solucionar todo en Nueva York y regresar, o bien puedes ir tú también haya – dije sentándome en sus piernas

Al sentarme, comenzamos a besarnos, un beso duradero, sentí su mano, en mi estómago y la sentí subir dentro de mi blusa azul sin mangas.

- Mmm – dije alejándome de el

- ¿Qué?

- Me estas metiendo mano

- No hay nadie

- Pero puede llegar Tess

- Bien, bien – dijo levantando las manos.

Volví a besarlo, sentí sus manos recorrer mis piernas, y con hábiles movimientos termine encima de él, sus manos subieron mi blusa, sentí su mirada en mis pecho, mientras los besaba y mi espalda se arqueaba.

La puerta se abrió y rápidamente me baje de él, y baje mi blusa.

- Oh, oh , lo siento – dijo Tess

- No, no hay problema – dije tímida

Sentí la peor de las vergüenzas, mientras James parecía molesto, por la llegada de Tess.

- Toma – dijo James

- ¿Qué es? – pregunte al ver una caja, envuelta en papel azul

- Ábrelo – dijo sonriendo

Al abrirlo, había un iPod Touch azul, al encenderlo, vi una foto al fondo, de él y mía, nos estábamos besando, un beso, lindo, el beso que nos dimos en aquel cuarto oscuro.

- ¿Cómo...?

- No lo revelare – dijo sonriendo

Vi una lista de reproducción, que se llamaba "Le Ciel Dans Une Chambre", al leerlo, sentí mis mejillas sonrojarse.

- Así se llama la canción – dijo James

- Muy bonito nombre – sonreí tímida

Mi corazón latía más rápido que nunca, esto parecía una despedida sin que quisiera que lo fuera.

- Esta guardado mi correo ahí – dijo señalando una nota

Tess nos miraba, hasta que fue a la habitación a empacar su ropa y algunos obsequios que compro para su madre y su hermana.

- Te echaré de menos – dijo James

- Yo también – dije abrazándolo

- Regresaras ¿cierto?

- Solo si me das un beso

- Te daría mi cuerpo – dijo sonriendo

- Te puedo meter en la maleta si quieres – sugerí riéndome

Terminamos de empacar, aunque en realidad, yo solo llevaría una maleta con documentos importantes y una que otra propiedad, solo metí dos trajes, y unos pares de zapatos a la mátela.

SEDÚCEME (en Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora