Capítulo 3

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Saque mi teléfono de mi bolsillo y lo desbloquee para ver el mensaje pensando que pudo haber sido uno se mamá o de mis amigas. Mi ceño se fruncio al ver que era de un numero desconocido. Intrigada de quién podía ser el mensaje de texto lo abrí, ya que era muy raro que me llegara un mensaje de un desconocido cuando no le e dado mi número de teléfono a nadie.

Desconocido:

Vaya, no puedo esperar el momento en que dejes a ese imbécil. No te merece cómo yo lo hago. Querida y hermosa Aisha.

Abrí mis ojos mientras leía el mensaje una y otra vez bastante alarmada, sentía cómo si un psicópata estuviera al pendiente de mí, ¿Cómo consiguió mi numero?. Estaba enojada, no creo que nadie con tres dedos de frente haría eso de darselas de psicópata. Estuve bastantes minutos dudando en responderle de una forma bastante poco apropiada para una señorita, pero preferí no contestarle, el chico estaba completamente loco, ¿Quién hace eso para llamar la atención de una chica?

Tenía que admitir que me daba un poco de miedo esta situación, me sentía algo desprotegida y vulnerable, sentía que tenía que decirlo a alguien para sentirme aunque sea un poco aliviada, pero no tenía a nadie con quién hacerlo. Pero tal vez sólo estaba exagerando y puede ser una persona que me esté jugando una broma pesada, lo mejor que podía hacer es guardar la calma y esas cosas, además solo son unos mensajes inofensivos.

- Llegamos- Murmuró Justin a mi lado mientras bajaba de su auto, sacudí un poco mi cabeza tratando de alejar todos esos pensamientos y guarde mi teléfono en mi bolsillo, coloque mi mochila en mi hombro para luego bajar del auto, y cerrar de un leve portazo la puerta del lujoso auto.

Camine detrás de Justin por el lindo caminito de piedras hasta su casa, sus piernas eran largas y me era muy imposible seguirle el paso. Entró en la gran casa mientras lanzaba sus llaves en el mueble donde estaban la mayoria de ellas, cerre la gran puerta detrás de mí y suspire pesadamente mientras lanzaba mi mochila en él gran sofá de la casa de Justin, y dejame decir que si me tocaba alguna vez dormir en ese sofá lo haría encantada, por que es mucho mas cómodo que mi propia cama.

- ¿Tienes hambre? - Preguntó Justin mientras se acercaba a mí, negue con mi cabeza aprentando mis labios. El acercó sus manos a los costados de mi cabeza y retiro sus lentes de mi rostro con una linda sonrisa encantadora en sus labios - Me gusta ver tus ojos - Murmuró y beso mi frente. Sonreí ante su lindo gesto.

-A mi también me gusta ver los tuyos - Mi voz cada vez se hizo mas débil ya que estaba algo avergonzada de decirlo, el sonrió enternecido.

- Bueno, pero aún así vas a comer - Me ordenó, yo me queje estruendosamente y el río mientras acariciaba mi mejilla - Éstas muy delgada Aisha, no quiero que te enfermes - Dijo, mi interior se estremecio ante su tierna preocupación y suspire rendida.

- Okey. Pero quiero pizza - Chille y el río y me beso en los labios, fue un beso lindo y sin lengua, totalmente inocente.

- Lo que tu quieras - Hizo una reverencia como si el fuera un sirviente, y reí.

Justin ordenó la pizza por su teléfono sin siquiera preguntarme cuales ingredientes quería, ya que el sabía absolutamente como me gustaban las pizzas. Mientras Justin ordenaba la pizza subi por las lindas escaleras para el segundo piso a pequeños saltitos tarareando, y camine hasta el baño. Vi a través del espejo como mis mejillas se encontraban levemente sonrojadas y mi cabello estaba hecho un desastre. Traté de arreglarme lo que mas pude, demorandome mucho tiempo ya que mi cabello rizado no ayudaba en lo absoluto, cortesía de mi estúpido padre, ya que mi mamá tenía el cabello castaño perfectamente liso, mientras yo sufria con estos rulos totalmente difíciles de tratar. Cuando era pequeña me molestaban por ellos, pero mi mamá siempre me dijo que eran muy lindos y tiernos, y que esas niñas que me molestaban estaban celosas por tener el cabello feo.

Posesivo » jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora