Cuenta una leyenda que hace muchos años en alemania, había un hombre que tenía tres hijas.
La hija mayor iba a cumplir 16, entonces el hombre decidió comprarle 16 rosas rojas. Pero cuándo llegó a la floristeria, el florista le dijo "Lo siento señor pero solo me quedan quince rojas y una negra."
El hombre pensó que a su hija le gustaría y las compró. Aquella noche dejó el ramo en la mesilla de noche junto a su hija.
A la mañana siguiente cuando entró acompañado de sus otras dos hijas contempló el cuerpo magullado de su hija, había sangre por todas partes. No supieron cómo ocurrió.
Pasaron los meses y cumplía su segunda hija, ella cumplía quince. El hombre volvió a la floristería y pidió un ramo de quince rosas rojas. El florista le dijo lo que le había dicho meses
antes "Solo me quedan catorce rojas y una negra."
El hombre volvió a comprarlas, esa noche volvió a ponerlas encima de la mesilla de noche. A la mañana siguiente se volvió a encontrar con la misma escena. La hija estaba muerta, y la habitación llena de sangre.
Meses despues era el cumpleaños de su última hija, que cumplía trece años.
Volvió a la floristeria, y el florista le volvió a decir. "Solo tengo doce rojas y una negra." El hombre las volvió a comprar, y dejó las flores sobre la mesilla de noche pero esta vez cogió un hacha y se quedó en la habitación esperando a ver que pasaba. A media noche de la rosa negra salió una mano con un cuchillo a punto de matar a su hija. Rápidamente el hombre cortó el brazo y pudo así salvar a su última hija.
Al año siguiente su hija cumplía catorce. El hombre fué a la floristeria y pidó catorce rosas rojas, el florisa comenzó a hacer el ramo torpemente y el hombre observó que al flotista le faltaba un brazo.
