Sobre Nosotros

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Decía Marco Aurelio: "Muchas veces me he maravillado cómo es imaginable que amándose cada uno a sí mismo más que a todos, sin embargo, estime en menos el concepto propio formado de sí, en comparación del que se merece de otros. Así sucede que si Dios o un prudente maestro, estando presidiéndonos, mandase a uno de nosotros que nada imaginase dentro de sí, ni discurriera sin que al mismo punto de pensarlo lo profiriese, no habría quien pudiera aguantarlo un solo día; en esa conformidad respetamos más al prójimo, cuando opina algo acerca de nosotros, que a nosotros mismos."

Y no entendía Álvaro por qué las personas tenemos que discurrir así. "¿Por qué aveces nuestro ego está más alto que las nubes cuando no debería, y empero nos falta soberbia cuando realmente la necesitamos?".

Yo no sé por qué las personas actuamos de esa manera, o por qué no somos capaces de dar una clara descripción de nosotros mismos.
Pero ahora, para eso estoy aquí. Actuando de espejo, viendo desde la cumbre del idealismo, para contarles quién es este honorable señorito, cuyas palabras son tan memorables como su propia vida. ーAhora que vea esto me va a reclamar diciendo que su vida no es memorableー En fin, poco sé de su comienzo, poco sé de su nacimiento o de su familia.
Estoy tan lejos que tan sólo puedo dar un breve esbozo de su día a día.
Tan sólo puedo imaginarme lo inalcanzable que está su rostro a tal altura.
Tan sólo tengo una vaga idea de lo profundos que son sus ojos negros, que nunca he visto arder de ira o caer de tristeza.
No sé si sus manos son frías o cálidas, no sé si su aroma es embriagador; no sé si su voz es tan cautivadora como la que me permite escuchar mi computadora.
Por que estoy tan lejos que hasta mí solo llegan imágenes, un sonido pobre y un sin fin de relatos.

Hablando de imágenes, recuerdo aquella vez en que recibí una imagen. ¡Ah! La foto de un bebé, un bebé serio... no recuerdo jamás haber visto a un pequeño con una mirada más expresiva y profunda. Unos ojos cansados camuflados entre la inocencia que todo niño posee. Solo con mirarlos uno diría que ese niño está pensando "¡Oh Dios mío! ¿Por qué habéis tenido que enviarme otra vez a la Tierra? ¡Ya veo venir nuevamente esta agotadora vida a la que tendré que buscarle explicación eternamente!".
Sí, ese era Álvaro cuando bebé. Un bebé que parecía saber lo duro que era lo que estaba por venir, como si hubiese vivido cien mil veces ya.
Y aún conserva él esa mirada, esa mirada que lo hace ver mucho mayor de lo que en realidad es. Y en realidad, sigue siendo un niño por dentro. Ansioso por saber y por entender el por qué de la vida. Pero más que ansias por saber, a mi me parece que son ansias por recordar algo que él sabía de antemano.

Tanto pensar a menudo lo ha dejado solo: "la soledad duele más cuando el resto te rechaza, pero no es lo mismo cuando tu aislamiento es voluntario", dijo una vez al recordar su infancia. Esa infancia que yo ーla niña perfectaー nunca hubiese deseado tener.
Cuando a los siete años yo danzaba como florecilla sobre un escenario, vistiendo un tutú blanco y zapatillas rosadas, él apenas si podía caminar bien. Mientras yo usaba cinturones y tirantes porque mi falda se caía de mi minúscula cintura, él tenía que aflojarse el cinturón y resignarse a correr más lento que los demás niños. Y mientras yo ganaba un concurso de oratoria, él se enredaba y tartamudeaba al querer expresar con desespero sus ideas. Mientras yo podía sonreír y comer a gusto, él tuvo que usar frenos.
Mientras yo toda mi vida me acostumbré a mirar a mis padres besarse con amor, él tuvo que acostumbrarse a ver a cada uno de ellos por su lado. Cuando con suerte yo tenía un par de amigos con quienes jugar en recreo, él quizá estaba completamente solo. Por ser diferente, por querer pensar diferente. Él decidiría si permanecer solo, o juntarse con alguien con quien se entienda.
"El bullying es un concepto nuevo, eso siempre ha existido, sobrevivir a él te hace más fuerte. Uno es quien decide dejarse aplacar por las circunstancias o seguir adelante."

Esos duros tiempos de prueba finalmente terminaron un día, poco a poco (mucho a mucho) el crecía (hasta ser tan alto como un árbol joven), conversador y buen mozo. Devorador de libros, atraído por el arte clásico, amante del saber.
Definitivamente él vive en otro mundo, o vive en éste pero lo ve con otros ojos, cuestionándolo todo. No sé si se volvió así recientemente al leer tantos libros de filosofía, o tal vez siempre fue así.
"Soy más circunstancias que intelecto".
La vida lo hizo así, "Un Álvaro no nace, se hace". Es un hijo de las circunstancias, un mártir de ésta época. Un soñador, un caminante hallando su propio camino. Un alma vieja queriendo encontrarle sentido a ésta vida.
Lo imagino solitario mirando al horizonte, en los campos del sur de España.
Dentro de sí una tormenta, fuera de sí, un suspiro sereno.
"Si mi vida fuera una canción, sería la Sonata Patética de Beethoven".

He aquí una foto de Álvaro (es filósofo y sabelotodo, pero no es pitufo. En realidad es gigante)

Si y aquí hay una foto mía, (el tamaño es bastante acertado, igual que el carácter)

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Si mi vida fuera una canción, quizá Eine Kleine Nachtmusik de Mozart la describiría bien

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Si mi vida fuera una canción, quizá Eine Kleine Nachtmusik de Mozart la describiría bien.

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