Cap *7

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El dolor de cabeza aun se encontraba intacto dentro de ella y la confusión del momento no ayudaba mucho que digamos.
Bajé los pies al frió suelo de madera y un escalofrío los recorrió hasta llegar a mi columna. Di torpes pasos por la habitación y luego por el pasillo rumbo a la cocina, donde se supone que mi madre puede estar. Pequeños rayos se asomaban por las pequeñas rendijas de las ventanas, así que si, mi madre se encontraba dentro de esa gran habitación llamada cocina. 

—Hijo, tanto ruido que haces al caminar ¿Te sientes bien?— Dejó los trastes que se encontraba lavando a un lado y camino a paso rápido hacia mi, secando sus manos con el pequeño mantel que colgaba de su delantal.

—¿Hacia mucho ruido?— Lo único que fui capa de decir, ya que no me encontraba bien. 

Ella sujeto mi rostro y acaricio mi frente muy suavemente y luego la beso, me dedico una hermosa sonrisa y se dirigió a un pequeño mueble, yo por mi parte observaba con suma atención sus acciones, ya que no lograba entender que era lo que se encontraba haciendo.  Con un gesto me indico tomar asiento en una de las sillas que se encontraban libres al rededor de la mesa, eso quiere decir que me podía sentar en la que quisiera. Suspire y me senté en la que queda frente al ventanal, para así ver el bosque que hay frente a casa. 
Un pocillo lleno de presas de pollo y ensalada se encontraba sobre la mesa, y era para mi. Mis ojos destellaban ante tal magnifico plato, no podía imaginar que esto era para mi. Lo he decidido, rodaré toda la vida.  

—Gracias, aunque no era necesario— Le dediqué una sonrisa y luego comencé a devorar todo.  

—Lo era, tu estas enfermo y necesitas esa proteínas— Dio media vuelta y siguió lavando las tazas, platos y cubiertos. 

—¿Que hora es?— Dejé el servicio a un lado y puse la mayor atención a su respuesta. 

—Son las... ¿5? o las 6— Se limitó a responder.

—¿Y aleska, Emily y el papá?— Seguí comiendo
normalmente, ya terminaba. 
—Tu padre fue con Emi al centro, pensamos que sería mejor para todos si tenemos remedios químicos en casa—
—¿Y Aleska?— No se ni para que pregunto, ya sé la respuesta y se encuentra frente a mis ojos. 

—En el bosque ¿Por que? —Lo sabia, me limité a responder y salí corriendo del lugar, ya había terminado de comer, así que no creí que fuera de mala educación salir de ahí. 

 Aleska esta en peligro, no debe entrar, si tan solo pudiera haberle advertido antes.
¡Su historia es real!  Como pude, me adentré al bosque, ya que el miedo comía mis pensamientos.
Después de todo él no era tan feo...¡¿Pero que tonterías pienso?!  Mentalmente me abofeteé.
  Escuché a lo lejos un chillido desgarrador, no pude evitar pensar lo peor.
Corrí lo que más pude hacia aquel estruendoso sonido.  Quedé en blanco cuando lo único que encontré en la zona del sonido fue a ese extraño hombre, vistiendo esas extravagantes prendas y esa larga cabellera.  Mi respiración se fue, y mi piel palideció, la transpiración caía como cascada y fue inevitable no tragar en seco. Lo peor de todo es que aquel hombre me estaba observando, junto a una sonrisa sádica. 

—Leviathan...—Murmuré antes de que mis pies volaran inconscientes lejos del lugar.           



Sediento de ti [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora