El mirlo

37 2 0
                                    


Estaba acostada en una cama repleta de hermosas almohadas blancas y suaves, era como tener las nubes debajo de tu cabeza, cobertores azul cielo con una manta muy suave de color negro.

Para haber sido siempre una chica bastante negativa, tenía una creatividad inmensa en cuánto a los colores. Me imaginaba un cielo llena de nubes y un mirlo volando por los aires sin preocupación alguna.

Y así me pase unos cuantos minutos recostada, imaginando tranquilidad. Se sentía bien, sentía bastante ligero mi cuerpo, como si estuviera a punto de volar o algo así. Los primeros minutos escuchaba las voces de los chicos, sus risas, sus pasos, todo. Poco a poco, mientras más profundizaba mi pensamiento, todo lo que fuera del exterior se enmudecía, haciendo que resonara más mi imaginación. Nunca había experimentado algo así, era hermoso.

Aquél mirlo seguía volando y volando. Aleteaba por paisajes raros, pero hermosos. Árboles de madera negra, hojas color purpura y azul oscuro. Cascadas azul cielo, espuma blanca y resplandeciente como la luna. Escuchaba el relajante sonido del agua cayendo, sentía el suave aire que chocaba por mi cara.

Aquél mirlo seguía volando y volando. Aleteaba por paisajes raros, pero hermosos. Campos bañados del anaranjado atardecer, los trigos bailaban al son del aire.

No quería despertar nunca de ese sueño, quería recorrer aquél mundo extraño junto con el mirlo. Todo era risas, tranquilidad y felicidad. Pero, un grito abrumador esfumó lo que parecía ser un paraíso, y lo convirtió en un espantoso infierno. Las risas se volvieron gritos, la tranquilidad se tornó en un tormento terrible. Y la felicidad... Se transformó en dolor y sufrimiento. De nuevo escuchaba los gritos de mi familia, de nuevo sentí el abandono y el vacío, de nuevo sentí que estaba viva.


La locuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora