Capítulo 3.

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Bailamos por horas sin detenernos.

-Sé que te lo habrán dicho mucho pero: estás hermosa esta noche.

-Oh, gracias, tú también.

-¿Estoy hermosa?- reímos-. Estas últimas semanas te he estado observando ¿sabes?

Sonreí con malicia, pero no pude evitar sonrojarme-. ¿Debería denunciarte por asechador?- bromeé.

-Probablemente...- dijo riendo, para luego ponerse serio-. El punto es que me he dado cuenta de que me gustas, Am.

-No sé qué decir- dije aturdida por su declaración-. Tú... también me atraes.

-¿Quieres salir?- dijo de repente-. Ya me duelen los pies.

-Usa tacones y luego hablaremos- rió.

No sé por qué se me ocurrió mirar la hora. Debe haber sido porque ya casi no quedaba gente en el lugar. Eran las seis y cuarto. ¿Cuánto había estado bailando? Empecé a buscar a mi hermano, a Clementine, incluso a Jonas. Estaba perdiendo las esperanzas cuando lo vi: recostado en dos sillas, con un brazo colgando y... ¿dormido? Sí. Así estaba Nathan.

-¿Qué sucede?- me pregunto Peter al ver que no avanzaba.

-Recordé que tengo que irme...

-¿Quién eres? ¿La Cenicienta? ¿Ya es medianoche mi princesa?

-Oh, por favor, sabes que no es eso y, en todo caso, son las seis pasadas...

-Tu madrastra va a enojarse mucho...- dijo en tono juguetón, acercándose a mí y tomando mi rostro con una de sus manos, pero al ver que lo esquivaba agregó:- ¿Quieres que te lleve a casa?

-De hecho, ya había quedado con alguien para que me llevara... Mira, agenda mi número de teléfono- le dicté mi número-. Mañana llámame, ¿sí?

-¡Claro!- Y luego me alejé de él.

Ω Ω Ω Ω Ω

Fue complicado tener que despertar a Nathan. Y cuando logre que abriera los ojos me di cuenta del por qué: estaba borracho. Sí, el olor a alcohol se le notaba a cinco metros a la redonda, y de inmediato me di cuenta que en ese estado no podía conducir. Tuve que ayudarlo a que subiera al auto, y cuando lo logré se desplomó en la parte trasera con un ruido horroroso. Corrí enseguida a socorrerlo pero ya estaba roncando nuevamente. Me subí al asiento del piloto. ¿Qué hago? ¿Conduzco y me arriesgo a ser arrestada por no tener carnet de conductor, o espero a que pase un taxi? Me reí. ¡No iba a pasar un maldito taxi! Así que debía hacer lo primero.

Estaba aparcando en la entrada de la casa de Nathan cuando éste se despertó. Gracias a Dios no nos había perseguido ningún patrullero. Estacioné, ayudé a Nathan a que bajara y abrí la puerta de su casa que estaba silenciosa. ¿No llegó Clementine? Pensé, pero no le di demasiada importancia.

Fui hacia la cocina en busca de agua para ambos. Cuando volví Nathan estaba sentado en el sofá de living, me senté a su lado y le ofrecí agua.

-Toma, te hará bien- lo convencí.

-Gracias- dijo cuando terminó de beber, y se dejó caer sobre mis piernas.

-Nathan...- rezongué, intentando sacarlo.

-Am, ¿estás aquí?- dijo tanteando con sus manos en busca de las mías.

Yo se las tomé- SSH. Duerme.

-Am, tengo que decirte algo- dijo, acomodándose-. Me gustas. Me encantas. Y, ¿sabes porque estoy borracho? Porque te he visto ahí, bailando con ese tal Pete... Pet... Pii... O como se llame, me he puesto celoso. Y lo único que pude hacer fue beber, Am...

Perfectamente Incorrecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora