8-◆ Pequeña bella dama◆

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La limusina de la familia Akashi esperaba fuera de la casa de estos mismos.

Zapatillas, lindos peinados y vestidos elegantes, Momoi había logrado su cometido.

Una a una y con excesivo cuidado subieron al elegante carro, ninguna decía ninguna palabra, el silencio se apoderó de todas por completo, pero como era de esperarse Aomine fue quien se deshizo de este silencio.

-¿cómo se supone que deba estar confiada de un sujetador sin tirantes?- decía algo frustrada.

-Aunque no tienes mucho de que preocuparte Ahomine- le dijo Midorima

-Idiota...- mascullo entre dientes Aomine.

Después de esa pequeña discusión ya nadie pudo hacer que la morena guardase silencio, por lo que el ambiente se llenó de risas y platicas animadas,

No habían pasado más de 10 minutos cuando el carro se detuvo por completo, Una rubia curiosa asomo la cabeza por la ventana y se maravilló al ver la hermosa construcción al estilo victoriano que tenía frente a ella.

-¡woah! Que lindo - dijo creando emoción en las demás chicas a excepción de Akashi que había estado ahí una o dos veces anteriores.

El conductor se bajó y abrió la puerta para permitir la salida al grupo de chicas, que boquiabiertas caminaron hacia la entrada de aquella bella y enorme casa.

Juntas entraron por el gran umbral abriéndose paso adentrándose al gran salón donde toda la gente con elegantes vestidos y trajes se encontraba reunida riendo y platicando unos con otros.

Las chicas se sentían algo fuera de lugar a excepción de Akashi, ella estaba acostumbrada a fiestas de ese tipo.

Uno que otro chico que se acercaba a nuestras protagonistas para invitarlas a bailar, se divertían y trataban de mezclarse con la gente.

Cierta pelirroja se separó del grupo y subió a la planta superior que a diferencia de la planta de abajo estaba calmada y en silencio.

Abrió una puerta que conducía a la terraza y se sentó en una silla a contemplar el ocaso.

-Es una bellla vista ¿no?- una voz hizo sobresaltar a Akashi -No me gustan las fiestas, y menos cuando son en mi honor- volvió a hablar -¿por qué lo dices?- preguntó Akashi con algo de curiosidad - Vamos... digo ¿por qué celebrar que me hice un año mayor? es algo estúpido- esto provocó una sonrisa en la cara de Akashi -Lo sé, pero así es esto, a propósito feliz cumpleaños número décimo octavo- el chico pelinegro sonrió -Gracias ... lo siento no te pregunté tu nombre ¿Querrías decírmelo?- Akashi dudo un momento puesto que su forma masculina ya lo conocía, así que decidió cambiar su nombre -Soy Akashi Seika- dijo la pelirroja -Akashi...  ¿seika? ¿tienes algún parentezco con Seijuuro? -preguntó el chico -Es mi hermano...  medio hermano- dijo un tanto nerviosa -Ya veo... ¿por qué se ausentó ?- preguntó curioso -Él...  está em Canadá- mentira tras mentira iban arrinconando a Akashi que se quedaba sin recursos para seguir su farsa.

-¿crees que Seijuuro se enojaria si le digo que su hermanita es muy linda? - esto hizo que la pelirroja se sonrojara un poco -si, si lo creo- dijo fríamente en respuesta haciendo que el chico soltara una pequeña risa.

Ambos jóvenes continuaron hablando de cosas insignificantes por un rato, riendo y haciéndose amigos, Akashi se sentía cómoda hasta luego de un rato que el silencio se hizo.

-mi pequeña bella dama, ¿me harías el honor de bailar conmigo en el gran salón? - propuso él.

-¿Tengo otra opción? - respondió ella.

-Si, puedes rechazarme el día de mi cumpleaños, creo que esa es la otra opción- dijo el humorístico.

La pelirroja río un poco y no le quedó de otra que aceptar la propuesta del chico, el cual la tomo de la mano y la condujo al gran salón,  dónde frente a todos bailaron como si no hubiera nadie más que ellos en todo el mundo.

Momoi y las demás chicas aguantaban las risas y los comentarios para más tarde molestar a la pelirroja y hacerla enojar.

Cuando la pieza terminó y ambos jóvenes pararon de bailar el chico se arrodilló frente a Akashi y bueno...  creó su propia humillación.

-Se que acabo de conocerte hace un rato, pero siento algo por ti que se que nunca sentiré por alguien  más, se que es algo presuntuoso pero quisiera que te casaras conmigo- la pelirroja cambió su sonrisa por un gesto con una mirada tan fría que podría congelarte -Oh...  querido ¿acaso crees que vives en un cuento de hadas? Mi respuesta es no, no me casare contigo por que poseo sentido común- se dió media vuelta dirigiéndose al grupo de sus acompañantes -Nos vamos, ha sido suficiente- las 6 salieron dejando a todo el que estaba en aquella fiesta con la boca abierta y sin palabras.

La limusina las recogió y las llevó de vuelta a casa de los Akashi, donde por fin pudieron deshacerse de todo el emperifollaje que tenían encima.

-Definitivamente los vestidos de gala apestan- dijo Aomine -Estoy de acuerdo Aominecchi- le siguió la rubia -los zapatos son una molestia Nanodayo- continuó la peliverde -Los hombres arrogantes, ellos si que son una molestia- dijo Akashi haciendo reir a todas las presentes.

Todas subieron a sus habitaciones a excepción de Akashi y Momou que se quedaron en la sala de estar  platicando un rato.

-Satsuki... - dijo la pelirroja

-¿si?- respondió la mencionada anteriormente

-¿cómo es que soportas a los hombres arrogantes sin quejarte ni una sóla vez? O ¿cómo es que soportas el cotejo desvergonzado de otros tantos?

-Sabes, Akashi...  muchos hombres creen que son dignos de tener a cualquier mujer cuando a ellos les plazca, poseen un complejo de superioridad estúpida, pero no es así, a veces tienes que ayudarlos a poner los pies en la tierra, hacerles entender que el mundo no gira en torno a ellos, pero no son los únicos así, hay mujeres que también están podridas por dentro y la única belleza que tienen es física, una persona engreída realmente no vale la pena- la pelirroja se abalanzó sobre la pelirrosa apresandola con un cálido abrazo

-Las chicas son realmente sorprendentes...- dijo para luego irse.

-los chicos también lo son- susurro ella...

No debí desearlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora