Capítulo 1

115 7 0
                                    

Peyton bufó, estirando el cuello en lo alto en busca de Ashton entre la multitud que se hallaba en el gimnasio de la escuela por pedido del Director. Maldijo internamente recordando que le había dicho a su amigo que la esperara al salir del aula de Historia, lo que claramente no había hecho.

Volvió a intentar localizarlo. Pero, distraída, chocó con la espalda de alguien.

  —Perdón —soltó con torpeza.

Un chico volteó a verla y sus ojos se cernieron sobre ella con una mirada de advertencia. Luego, sin más, volvió a darle la espalda.

Idiota, pensó.

Se alejó hacia la otra parte del gimnasio y subió por las gradas hasta que avistó a Calum, y claro también a Ashton a su lado junto a sus otros amigos. Aceleró sus zancadas y, una vez lo tuvo frente a ella, le reprochó el no haberla esperado.

Ashton le dedicó un rápido vistazo, sin mayor importancia, riendo por algo que Calum decía.

  —No te escuché —se excusó, volviendo a lo suyo.

Todos se sentaron en las gradas cuando el señor Smith comenzó a hablar. Al parecer, alguien le había hecho el favor de pintarrajear su automóvil de rosa con una gran margarita en el techo.

 —Quien quiera que haya sido, amo a ese chico—dijo Calum en un tono de voz baja, arrancando una ola de risas disimuladas de parte de sus amigos.

Tras un largo discurso sobre lo irresponsables y rebeldes que eran todos, y de que averiguaría quien había sido, liberó a los diferentes cursos de la tortura que duró casi hora y media.

(...)

Ashton se encontraba recargado en la hilera de casilleros a un lado de Peyton, hablando sobre los planes que tenía para el fin de semana mientras que ésta sacaba unos libros de su taquilla y guardaba otros. Aceptó cuando él se ofreció a llevarla a casa al terminar la jornada, como era usual, y se encaminaron hacia la siguiente clase que también tenían juntos.

(...)

El teléfono de Peyton vibró ruidosamente sobre su mesa y a un lado de su cuaderno, provocando que el maestro Cohen de Ciencias volteara a verla.

—Sin celulares —increpó con una mirada de advertencia, antes de volver su atención a la clase.

Oyó a Ashton reír por lo bajo, pero lo ignoró al tomar el móvil con disimulación esperando no ser descubierta.

En la pantalla, un mensaje de Sharon. Tan oportuna como siempre.

De: Sha

Te espero en casa luego de la escuela, por favor. :(

Estuvo a punto de de teclear en respuesta, pero pronto se detuvo.

—¡SIN CELULARES! 

Peyton saltó en su silla cuando un gritó resonó en el aula y una gran regla azotó con fuerza el escritorio frente a ella.

El maestro Cohen la miraba con el rostro desencajado de furia.

—A Dirección —ordenó tajante.

Quiso defenderse, pero él movió la regla indicándole la salida. Por lo que, sin emitir sonido alguno, se levantó con la mirada de todos sus compañeros sobre ella, caminando entre las demás bancas hasta la salida.

—Swan —la llamó Cohen. Peyton volteó a verlo—. Deje su teléfono en mi escritorio. Y, si es que se me da la gana lo tendrá devuelta al finalizar la clase.

Refunfuñando en voz baja, obedeció y salió hacia la oficina de Smith.

(...)

Al salir de Dirección con una leve reprimenda y aviso sobre el mal uso de celulares en horarios de clases, se dirigió a los baños de mujeres viendo que faltaban solo un par de minutos para que sonara la campana para la salida.

falling ➳ lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora