Capítulo 9.

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Peyton giró la llave en la cerradura y la puerta cedió dejándola entrar, encontrándose con Sonia en la sala y una humeante taza en sus manos.

—Siento un notable cambio de humor en el aire —tarareó la mujer, volteando a verla.

Peyton cerró la puerta, las llaves colgando de un pequeño gancho en la pared, y pasó al living dejando caer en el lugar al lado de su madre.

—Puede ser —sonrió, y Sonia le devolvió el gesto.

—¿Y puedo saber a que se debe? ¿Algún chico? —tanteó, mordiéndose el labio con una gran sonrisa y las cejas alzadas, luciendo peor que una adolescente hiperactiva—. ¿Ashton acaso?

—¡Mamá! —jadeó Peyton, quitándole la taza de café.

—¿Qué? Tu cara dice que pasaste una de tus mejores tardes y dudo que sea por ayudar a la hermana de Michael.

Peyton negó con la cabeza, divertida. Pero, cuando iba a poner sus labios sobre la taza, cayó en cuenta de lo que había dicho su madre antes. O una parte de ellos.

—Espera, ¿por qué dijiste Ashton?

Sonia mostró una petulante sonrisa antes de sentarse de lado sobre el sofá, quedando frente a la chica. Apoyó el codo en la cabecera de este y descansó la cabeza en su palma.

—Quise descartar nombres —dijo al fin.

La chica entrecerró los ojos, tratando de ver algo en su madre que le diera una pista sobre lo que había dicho, pero no encontró nada. Relajó la postura. Seguramente era alguna de sus ocurrencias. Le devolvió la taza que Sonia acepto y, dejando un beso en su mejilla, se levantó caminando hacia las escaleras.

Antes de subir, se volvió hacia la mujer en la sala.

—Por cierto, má. mañana vendré con un compañero de la escuela para hacer un trabajo de Laboratorio, ¿si? —Sonia asintió con complicidad y Peyton sonrió con incertibumbre—. De hecho, iba a venir hoy porque me lo encontré de camino aquí. Pero le surgió algo de último momento y no pudo.

Sonia volvió a asentir, y Peyton dio por terminado el tema. Pero al subir los primeros escalones hacia su cuarto, la voz de su madre la detuvo.

—¿Y será ese compañero tuyo que te tiene así?

No hacía falta girarse a ver su cara para saber que tenía una postura de sé-que-así-es de madre que todo lo sabe.

Pero se sorpendió a si misma cuando sus mejillas se vieron acogidas por una leve holeada de calor. Al no recibir respuesta de su hija, Peyton la oyó reír desde la sala-

Con un resoplido de exasperación, subió rápidamente a su cuarto cerrando la puerta detrás de ella, recargando la espalda sobre la madera. no todo era como Sonia suponía. Solo había tenido una buena tarde. Y, si tenía que ponerle nombre a ello, no tenía problema en admitir que era por Luke porque, aun si él no tuviera ni la más mínima idea, había aparecido en el momento justo para hacerla sentir mejor. Porque lo hizo. Y, de esa tarde, aunque no haya sido la charla más larga de sus vidas, había sido un buen comienzo.

Al menos eso esperaba.

(...)

Al otro día se despertó alarmada y corrió a encerrarse en el baño al ver la hora que era. En carrera se duchó y luego salió hacía la habitación pasando una toalla por su cabello, secándolo un poco, mientras buscaba vestirse. Empujó la gran puerta espejada corrediza del closet y tomó la falda negra, la camiseta blanca de mangas cortas y el buzo negro del uniforme escolar, y terminó de cambiarse con prisa.

falling ➳ lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora