23 •Hasta Pronto•

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PDV:Jaiden:
Los rayos del sol alumbraron mis ojos, abriéndolos lentamente. Unos fuertes brazos me tenían rodeada, intenté girar mi cuello para mirarlo pero un dolor me lo impidió. Dormir encima de un chico de casi dos metros, no es cómodo. Miro la hora y eran casi las tres de la tarde, ¡dormí mucho!. Entonces recordé que debía partir de Madrid ahora mismo, antes de que la estación de trenes terminara el turno.

Me levanté sin intentar despertar a Cristiano quien dormía plácidamente. Fui a mi habitación por mi bolso y al tomar este, observé por última vez el lugar. Pero ya no podía hacer nada. Quizás estoy tomando la mejor decisión de alejarme de todos y de todo aquello que me provoca daño y problemas. Salí resignada de la que era mi habitación y bajé las escaleras rápidamente.

—Veo que ya te vas .—Me di media vuelta para encontrarme a Sergio quien caminaba hacia mí.

—Sí .—Musité—. Tal vez esto es lo mejor, así no les causo problemas ni daño.

—Tu terquedad me supera bastante, que puedo decirte .—Me encogí de hombros con mi vista en el suelo.

—Ya debo irme .—Avisé dirigiéndome a abrir la puerta principal de la finca. Sergio dió unos cuantos pasos quedando a unos pocos metros de distancia.

—Te iré a dejar .—Me negué—. Me quiero asegurar que nada te pase ¿comprendes? .—No me quedaba de otra más que aceptar y por alguna u otra tenía mucha razón. Después de todo lo que ha ido sucediendo al menos debería cuidarme la espalda. Caminamos hacia la camioneta y nos montamos, me abroché el cinturón del asiento de copiloto y este arrancó.

—Gracias por ofrecerte .—Murmuré.

—No hay de que, después de todo este tiempo que estuviste aquí, te logre tomar un gran cariño .—¿Qué había dicho?. Giré mi cuello para mirarlo con la incredulidad que tenía en mi rostro en estos momentos—. No te sorprendas pero, eres la primera, después de mi esposa.

—¿Estabas esperando el momento propicio para decirlo verdad? .—Solté una risa divertida.

—Algo así y este era el mejor momento para decírtelo, no soy mucho de decir las cosas en público, soy más reservado .—Dice con una sonrisa de lado—. Pero me agradas Jaiden.

—Y yo pensé que no te agradaba en lo absoluto .—Farfullo. Una vez que llegamos a la estación del metro, mire por última vez a Sergio mientras agarraba mi bolso y me lo colocaba en mi hombro izquierdo—. Bueno, creo que esto es el adiós .—Sonreí.

—Esto no es un adiós .—Me miró—. Sólo es un hasta pronto, tengo el presentimiento de que volverás a aparecerte en nuestras vidas, solo para fastidiar.

—¿Cómo estás tan seguro de que los volveré a ver? .—Pregunté.

—Sólo lo sé .—Respondió— Ahora ve, adiós .—Me dedicó con una sonrisa. Bajé de la camioneta y cerré la puerta detrás mío. Caminé hasta las escaleras y comencé a bajar estas con agilidad. Me coloqué la capucha de mi chaleco mientras compraba el boleto. Esperé unos largos minutos a que el metro llegará. Hasta que el rechinar me dio aviso a que había llegado parándose frente a mis ojos. Galicia me esperaba.

•••

PDV:Cristiano:
Abrí mis ojos encontrándome sólo en mi habitación. Me levanté de la cama con el cuerpo adolorido. Bajé las escaleras y Marcelo estaba escuchando música.

—No creímos que despertarías .—Ríe el afro mientras me sentaba en el sofá echando mi cabeza hacia atrás.

—Pues ya estoy aquí .—Mascullé.

—Hola chicos .—Saluda James saliendo desde la cocina.

—Hola .—Saludamos Marcelo y yo al unísono.

—¿Y Jaiden? .—Esa pregunta fue la gota que derramó el vaso. Marcelo me miro y negó.

—Se ha ido .—Respondió Sergio entrando—. Yo mismo me ofrecí a dejarla.

—¿Por qué dejaste que se fuera? .-Me cuestionó James.

—Porque es lo mejor para todos .—Contesté.

—No lo creo .—Marcelo me miro divertido. Pero ahora todo sería distinto, quizás ya nunca la vuelva a ver y sería lo mejor para ambos. Tanto ella como yo corremos peligro estando cerca el uno al otro.

—Por cierto .—Hablo Sergio sentándose—. En un mes aproximadamente será la boda de Nacho. ¿Piensan ir?.

—¿Has dicho boda? .—Pregunta Isco entrando con una sonrisa—. ¡Quiero demostrar a las chicas lo experto que soy en el baile!.

—¿De monos? .—Me crucé de brazos esbozando una sonrisa.

—¡Calla tio! .—Rodeé los ojos. Me levanté del sofá y caminé a las escaleras.

—¿A dónde vas? .—Preguntó Sergio.

—¿No es obvio? .—Contesté—. Iré con mis hijos .—Subo los escalones, casi al llegar a la segunda planta me detengo.

—¿Creen que...? .—Escucho la voz de Isco sonar con diversión.

—Efectivamente le ha afectado la ida de ella .—Respondió James.

—Sólo no quiere aceptarlo .—Comentó Sergio. Y vaya que tenía mucha razón, me había afectado hasta por los codos el que Jaiden se haya ido de aquí. Subo a la habitación de Junior. y pude notar que mi hijo de trece años, observaba la foto de su abuela, aquello hizo que el corazón se me encogiera.

—Hey...¿cómo estás campeón? .—Pregunto acercándome a él.

—Hola papá .—Chocamos los puños y me siento a su lado.

—¿La extrañas, verdad? .—Junior solo asiente—. Yo también, pero ¿sabes algo?, ella siempre estará ahí, dónde estés, en la escuela, en tus pasatiempos favoritos, en dónde vayas, siempre estará acompañándote.

—Hay algo que no te he dicho papá.

—¿Qué cosa? .—Pregunto.

—Ese día, mi abuela estaba sola, nadie la estaba cuidando.

—¿Cómo? .—Fruncí mis cejas.

—Georgina se había encargado de decirles la noche anterior a los empleados y guardias que se tomaran el día libre, que no iba a necesitar sus servicios, y mi abuela quedó sola aquel día .—Empuño mis manos y mi mandíbula la endurezco.

—No te preocupes, voy a solucionar todo esto, hijo, solo prométeme que vas a ser un chico bueno y que nunca seguirás los pasos de tu padre .—Él asiente—. Si quieres seguir ese sueño tuyo de jugar fútbol, hazlo, no dejes que nadie arrebate lo que más amas.

—Gracias papá, eres genial .—Alboroto su rizado cabello y salgo de la habitación. Voy a la habitación contigua y me encuentro a mis otros hijos, jugando y saltando en sus camas. Extrañaba verles, Eva y Mateo apenas me ven, corren hacia mis brazos, incluyendo a Alana.

—¡Papá! .—Los tres se lanzan a mis brazos.

—Hola a mis campeones .—Les doy un beso en su nuca a cada uno.

—¡Papá, papá!, ¿puedes leernos un cuento? .—Asentí. Saco el cuento de Peter Pan, de la estantería y me acuesto con los tres en la cama. Comienzo a leer y poco a poco se van quedando dormidos.

—¡Hey, no se duerman!.

—Es hora de la siesta .—Dice Mateo acomodándose entre mis brazos—. Llegamos muy cansados de la escuela.

—¿Quieren ir por algo de comer? .—Ellos me miran felices.

—¡Sí!, ¡vamos a Mcdonald's! .—Piden saltando en sus camas.

—Muy bien, entonces vayan a darse un baño y le diré a Jaiden... .—Dejo de hablar—. Luego, los ayudaré a vestirse.

—¿Jaiden es tu novia papá? .—Niego.

—No, ella y yo solo somos...amigos .—Esa no era la palabra correcta, aunque debía disimular. Mierda...la extraño tanto.

Way Down We Go - Cristiano RonaldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora