Little doll |AkaFuri|

Doce |epílogo|

Akashi miró una banca cerca del árbol de navidad que se hallaba a las afueras del centro comercial y no dudó en sentarse para descansar luego de unas horas ajetreadas.

Era vísperas de navidad y había ido al centro comercial para comprar algunas cosas que le faltaban en su departamento.

Con dieciocho años había ingresado a la universidad y ahora vivía solo. Aquello era un tema delicado ya que su padre se negó desde el principio; sin embargo, no dudó en ningún momento al pensar que Seijuurou podría mejorar sus relaciones si se volvía independiente así que ahí se encontraba. Dos bolsas estaban rodeando sus pies mientras descansaba en una noche de felicidad para el mundo.

—El tiempo pasa rápido.

Akashi sintió una punzada repentina luego de decir aquella frase. Decidió ahorrarse la nostalgia por un momento y miró la banca en la que se hallaba sentado.

Un paquete curiosamente envuelto se encontraba al lado de él. Frunció el ceño, extrañado. No se había dado cuenta de aquel objeto. Parecía ser un regalo para un niño de primaria.

— ¡Menos mal que sigue aquí!—habló un chico.

Akashi lo miró y su corazón latió con fuerza deteniendo el tiempo por un momento.

Aquel castaño, de ojos avellana, estaba agitado y tenía una mirada de alivio cuando agarró el paquete. Notando la presencia de una persona, rápidamente volteó.

— ¡Siento mucho las molestias!—el castaño se inclinó—Me olvidé el regalo para un amigo así que tuve que correr como nueve cuadras.

Akashi se quedó mirándolo y el chico de ojos avellana empezó a sentirse nervioso al ver aquellos ojos, rojo y amarillo, observándolo. De alguna forma sentía que los había visto en algún lugar.

— ¿Cuántos años tienes?—preguntó Seijuurou sin ninguna gracia de ser negado.

El castaño tragó en seco—C-Catorce años, señor.

Akashi sonrió de lado, no es que le haya molestado el que Kouki le diga "señor" ni porque hacia mucho frío. La razón de su sonrisa un tanto melancólica fue el recuerdo de un bello y largo momento.

"Son cuatro años de diferencia ¿Verdad?"

—Te demoraste mucho, Kouki.

Y como si el destino lo hubiera querido, ambos se volvieron a encontrar una víspera de navidad donde los sentimientos de Seijuurou despertaron con más fuerza.