Jessica

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Yo: No puedo creer que no vayan a venir

Iván: :(

Cindy: Ya yo se lo había prometido a Camilo... y es que conoceré a su familia esa noche

Iván: ¿En Navidad? Mala fecha

Yo: Uy sí, creo que escogieron mala fecha para eso Cindy

Cindy: ¿Por qué?

Yo: Es que... mucha presión.

Yo:Al menos para mí sería así. Tendrías que caerles bien

Cindy: pues esa es la idea

Iván: yo creo que es muy precipitado... apenas llevan unos meses ._.

Isa: Como nunca a mis papás se les dio por ir a pasar Navidad en Barranquilla. Terrible.

Yo: *se acuesta en posición fetal y llora*

Isa: Jajajaja

Luisk: Relax Jessica que el pudin de chocolate queda para nosotros dos

Iván: <3

Cindy: ¿Chocolate? ¡¿Dónde?!

Yo: Jajaj me parece fuull barro como dirá Isabel cuando venga de Barranquilla, que no vayan a estar en Diciembre acá.

Yo: Igual los entiendo, son cosas que se salen de las manos.

Yo: Rogaré con que algunos de sus planes cambie y si puedan venir por lo menos unos días. Me avisan.

Inconcebible. Nunca había utilizado esa palabra pero ahora mismo caía muy bien en la situación. Aunque sabía que este día llegaría, no pensó que iba a ser tan pronto, lo hablaron, pero nunca lo aceptaron. El final de una tradición había llegado y no parecía haber manera de arreglarlo.

Hacía cinco años que se habían graduado de la escuela, los cinco. Desde sexto hasta once estuvieron juntos y con más de una amenaza por separarlos, ninguna se cumplió. Antes de entrar a la secundaría solo conocía a Iván, porque eran vecinos. Luego vino Cindy, Isabel y al final Luis Carlos. Toda amistad empezando desde compartir un borrador hasta prestar dinero para la merienda. ¡Vaya que extrañaba esos días! En los que sólo se tenían que preocupar porque la profesora dejara hacer grupo de cinco o porque Luis Carlos aprobara Química. Ahora, en cambio, todo estaba mucho más complicado.

Para Jessica es ese momento en el que recibes el diploma de bachiller cuando la vida sale y te dice "¿Estas feliz? ¡No lo creo!" y te lanza una tremenda cachetada haciéndote despertar y enfrentar a admisiones de universidades, pago de alquiler de apartamentos, mudanzas a otras ciudades y amores no correspondidos. Justo después de recibir ese diploma es cuando realmente el concepto de LA VIDA se hace más grande y los obstáculos más estúpidos comienzan a aparecer.

Por ejemplo, el que este año Jessica no pasara navidad con sus amigos. Tal vez se piense que es algo estúpido pero para quienes esto es una tradición, no lo es. Comenzó justo en sexto grado. La familia de Jessica y la de Iván se reunían todos los años en Diciembre a celebrar la Navidad, pero al tener nuevos amigos en la escuela, su papá pensó que sería buena idea invitarlos también. Aunque era extraño porque no todo el mundo celebraba la navidad o mantenía esas festividades con el mismo entusiasmo. Cindy, por ejemplo, sus padres no celebraban la navidad porque fue en la fecha en que murió su abuelo materno. La tía con la que vivía Luis Carlos era evangélica y no lo dejaba decorar la casa, aunque él quisiera, pero aun así los dos siempre tuvieron la mejor disponibilidad de asistir a las fiestas de su amiga. Poco a poco se fue entablando esta conexión entre todos que hizo que incluso los padres de Cindy los acompañaran el año pasado, su última navidad juntos, al parecer.

Aquel día mientras Jessica dejaba a un lado su celular al aceptar la noticia de no estar con sus amigos, pensaba en navidades anteriores, en cómo se divertían y que tan bien la pasaban a pesar de no tener nieve o eternas calles iluminadas que visitar. Pero eso no llegaba a importar. Las navidades en Galeras, en su pueblo, en su casa, seguía siendo el mejor lugar para pasar una Navidad.

Este año extrañaría esas noches en que su padre bailaba con su madre en la terraza sin importar las personas que pasaban por la calle, pero le haría falta la invitación obligada de Luis Carlos para que bailara con ella. El sancocho en el patio estaría pero faltaría Isabel al lado de él metiéndole la cuchara de palo y tratando de no quemarse al probarlo. Faltarán las veces en que después del respectivo ¡feliz navidad! En familia a la doce, los cinco amigos se encontraban en el parque a conversar de los temas más banales y ridículos que pudiesen imaginar. Todo eso extrañaría.

Pero ahora que lo pensaba, ¡Era diciembre! No había tiempo para lamentarse o estar triste, "si así Dios lo quiso, pues así será", alguna vez escuchó a su madre decir aquella frase y ahora había encontrado lugar para usarla. A diferencia de sus amigos, Jessica no tenía viajes programados, así como tampoco cursos que adelantar o promesas que cumplir a otros en esta fecha. Estaba de vacaciones y no había otro lugar donde debía estar sino ahí con su familia, en su verdadera casa. Llegó a finales de noviembre justo a tiempo para ayudar a su madre con la decoración y con la puesta del pesebre que obligatoriamente era su tarea. Este año el rebaño de vacas estaba más escaso, según su madre, porque Bruno el perro, se comió unas cuantas el año pasado.

Luis Carlos había sido el único de los demás que iría a la fiesta navideña de su familia. Le confirmó su asistencia ayer por la tarde cuando pasó a saludarla un rato. Fue la primera vez que lo vio en todo el año. Se veía un poco más alto y el cabello le había crecido. Parecía imposible, pero era cierto, durante las vacaciones de junio no viajó por estar recuperando materias y en la semana de receso tampoco, por las mismas circunstancias. Casualmente se las ingenió para no tener que repetir ninguna en diciembre, es más, Jessica no sabía cómo se las arreglaba sin Cindy o sin ella a su lado repitiéndole todo el tiempo que debía estudiar, estaba segura que su amiga aún le escribía a Luis Carlos para recordarle los deberes. ¡Era un gran lío ese hombre! Pero que habían ido cambiando y ayudando con el tiempo. Aun con todo, Jessica se alegraba que al menos él pudiese estar esa noche con ella, después de las doce, al menos tenía con quien ir al parque a hablar tonterías, y con él no hacía falta improvisarlas.

Pero lo que más duro le daba era darse cuenta que estasería su primera navidad sin Iván. Desde que tenía memoria, siempre lorecordaba a él los 25 por la mañana tocando su puerta y enseñándole el nuevo carro a control remoto que Santa Claus le había dejado debajodel árbol. Aun cuando tuvieronsuficiente edad para no esperar regalos de Santa, la despertaba temprano paraabrir juntos los regalos de sus hermanos. ¿Cómo podría llegar a ignorar esto laotra semana que ya era Navidad? No sería igual quitarle el papel de regalo a lapatineta que de seguro Santa le traería a su hermana sin su amigo Iván. Del quepor cierto se preguntaba... ¿Qué estará haciendo ahora? 




Imperfectamente, la mejor navidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora