Luis Carlos

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Jessica: ¿guardaste la cedula?

Yo: si

Jessica: bueno, ¿estás ahí en tu casa?

Yo: si

Jessica: ya voy... para despedirme.

Yo: ok

24 de diciembre. Esa noche Luis Carlos partiría desde Sincelejo a Medellín. Se perdería la fiesta de navidad. No bailaría con Jessica y mucho menos probaría su torta de chocolate. Tampoco le dijo que la quería y no de la forma que ella pensaba, sino de otra mucho más profunda.

Jessica llegó a los pocos minutos y Luis Carlos salió.

-¿pasan por ti?

-Ajam

-Cindy dijo que le avisaras cuando estés allá para despedirse

-Sí, ella me escribió

-Bueno... pórtate bien – él esbozo una sonrisa

-Tu guárdame de la torta esa... y pensar que dije que si comería

-¿Y quién dijo que no? Mira...- de la mochila que ella traía sacó un paquete envuelto en una servilleta gruesa- ¡Feliz Navidad!-

-Wao... gracias... - y se dieron un corto abrazo- que pena yo no te compre nada porque...-

-No te preocupes... y ahora si me despido bien y me voy porque estas cosas a mí no me gustan-

Se acercaron como si no se conocieran y se dieron un abrazo que se sintió eterno. Por la mente de los dos pasaron los mejores momentos juntos; los partidos de futbol que veían en su casa, cómo la brisa golpeaba el cabello de Jessica mientras paseaba en la moto de él, las veces en que se guardaron más de un secreto y por supuesto, los días duros de estudio de Luis Carlos.

Cuando se separaron, Luis Carlos podría haber jurado que vio una lágrima en la mejilla de Jessica, ella le dio un beso en la de él, susurro un adiós que lo estremeció y se fue casi corriendo, sin regresar a mirarlo ni una sola vez. Aquel gesto le bastó a Luis Carlos para saber qué hacer.




Imperfectamente, la mejor navidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora